Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


19 de febrero de 2012

LA JUSTICIA PERTENECE AL SEÑOR


Davis y Clarck

La naturaleza humana niega la idea misma de que cualquier cosa está más allá de su poder de ejecución. Un sabio de la modernidad se ha jactado de que “lo que la mente humana puede concebir, también lo puede conseguir”. Se puede esperar del mundo una confianza arrogante tal en el potencial humano, pero tristemente está muy claro también que este espíritu de poder-hacer está igualmente presente y es bienvenido en lo que hoy se conoce como “iglesia cristiana”.

Nada atrae más al hombre caído que la idea de recuperar la justicia y salvar la brecha entre él mismo y Dios por medio de su esfuerzo moral. Quiere ser justo por sus propios méritos y forzar su idea de la justicia en los demás. ¿Suena familiar? Debería, porque esto caracteriza a la mayoría de las actividades del hombre religioso a lo largo de los últimos seis mil años. Desde que la serpiente engañó a Eva con la promesa de que podría ser “como Dios” si desobedecía a Dios y tomaba las cosas en sus propias manos, cada acción del hombre es una prueba de que no conoce que la verdadera justicia pertenece al Señor, como tampoco sabe que debe ser así. En la búsqueda de su propia justicia, el hombre religioso es ciego a la verdadera justicia que viene solo como un don y que nunca se derivaría de ninguna bondad inherente en él. Debe recibirla como un don inmerecido procedente de Aquel que solo Él es justo (lee Romanos 5:17).

No nos volvemos justos por nuestros propios méritos. La justicia procede de una fuente totalmente distinta al hombre. Lo más difícil de sacrificar para él es su mentalidad prevaleciente de que obrar en justicia es lo mismo que la justicia, porque todo su pensamiento, sus motivos y sus prácticas se basan en eso. No hay nada que bloquee con más efectividad el fluir de la gracia de Dios.

Antes de poder venir a Dios en verdadero arrepentimiento primero tienes que aceptar Su juicio sobre toda carne. El pronunciamiento de Dios sobre cada uno es, “No hay justo, ni aún uno solo”. Si nos aferramos a la creencia errónea de que hay algo bueno en nosotros que nos hace meritorios ante Dios,  entramos en fuerte discrepancia con Él.  Toda nuestra vida se convierte en una mentira. Cualquiera que no haya aceptado el juicio de Dios no se ha arrepentido verdaderamente y su vida se convierte en un constante esfuerzo para demostrar que Dios está equivocado.

En su sentido más verdadero, el arrepentimiento es llegar a un acuerdo con Dios. Juan escribió, “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1ª Juan 1:9). La palabra compuesta en griego para confesar en este pasaje es homologeo. Homo significa uno y lo mismo, y logeo, decir. Juntas, cobran el significado de decir con. Confesar algo es decir lo mismo que otro dice, estando totalmente de acuerdo con su declaración. Este fue el juicio de Dios contra Israel cuando Él habló por medio de Amós y dijo: “¿Cómo podrían dos andar juntos si no estuvieran de acuerdo?”

LAS CARTAS DE PABLO


Gene Edwars

Es en este punto (Hechos 15:40) donde Pablo, todavía en Antioquía pero preparándose para ir a Galácia, escribe una carta a las cuatro iglesias en Galacia. ¿Por qué? Porque esos judíos navajeros de Jerusalén, a quienes les ponía contentillos la circuncisión, se han desplazado a esas cuatro iglesias allá en Galácia con el propósito de convertir a todos aquellos gentiles en Judíos Mosaicos. ¡Convertir a los ex–paganos conversos de Pablo en judíos! Como consecuencia, las cuatro iglesias se encuentran en una crisis. Una crisis peor de la que nunca has estado. Pero mientras Pablo levanta su pluma para escribir a estas cuatro iglesias, ¿hace siquiera una referencia a los ancianos? ¿O a los ministros profesionales?

GÁLATAS

Pablo abre su carta a las cuatro iglesias gentiles diciéndoles que todos los hermanos de Antioquía envían sus saludos. A continuación, Pablo implora, ruega y suplica a los hermanos en siete ocasiones a lo largo de su carta. Ni en una ocasión se refiere a los líderes... solo a los hermanos. Son los hermanos hacia los que se dirigen los fundadores cuando la iglesia está en una crisis que proviene del exterior.

Eran los hermanos dirigiendo a cada una de aquellas cuatro iglesias en Galacia. Nadie más.

Amigos, esto es eclesiología revolucionaria. Pablo llega a Galacia. En cada ciudad se sienta junto a los hermanos de las iglesias. En la iglesia de Listra y en la iglesia de Derbe los hermanos de allí le cuentan a Pablo acerca del sorprendente joven Timoteo.

Hechos 16:2

En Filipo, Pablo y Silas son azotados y metidos en prisión. No han estado más de uno o tres meses en esa ciudad. Pero el amor fraternal ha echado raíces allí entre los hermanos de la ekklesia. Los dos fundadores de iglesias parten de Filipo quedándose la iglesia exenta de todo liderazgo excepto el de los hermanos de la iglesia.

Hechos 16:40

Una chusma no pudo encontrar a Pablo, por lo que azotan a algunos de los hermanos de la ekklesia.

Hechos 17:6

La iglesia de Tesalónica tiene tres meses de edad. La iglesia se encuentra bajo persecución por parte de la gente de la ciudad y el gobierno. La vida de Pablo está en, peligro. Y para colmo, los cristianos tesalonicenses están a punto de ser totalmente abandonados, sin líder. Han conocido al Señor durante sólo tres meses. A pesar de todo, los hombres de la iglesia se han hecho hermanos los unos con los otros. (¡Eso, querido lector, es algo muy fuerte!) Estos hermanos ya están a cargo de las cosas.

RELIGIÓN PROTESTANTE


Javier Vargas

Eventualmente, a esta religión, le sucedió lo del proverbio "como la madre tal su hija", es decir, salieron protestando de la iglesia tradicional y terminaron igual que ella. Han dado origen a todo tipo de denominaciones con doctrinas que tienen que ver en algo con la Escritura, pero que de manera sutil se ha ido torciendo para poder crear organizaciones bastante lucrativas que han copiado modelos de gobierno humano, con versículos bíblicos colgados para legitimarlos.

Estas denominaciones para poder poner en práctica sus estatutos y crecer con el éxito de cualquier empresa en el mundo, crean un aparato burocrático que despoja al individuo de su conciencia y del lenguaje natural, reduciendo al hombre a la homogenización, a tal punto, que cuando se les oye hablar se identifica fácilmente a qué denominación pertenecen. Cuando la realidad es que el Espíritu de Dios rechaza las cosas prefabricadas, pues El ofrece un llamamiento a cada uno de manera singular y solo como El lo sabe hacer.

Hoy la iglesia cristiana evangélica reclama que en la práctica se le garanticen los mismos derechos constitucionales de que goza la iglesia católica, sin siquiera advertir que nunca a través de la historia, el pueblo de Dios ha salido bien librado de los derechos que le concede el gobierno, pues parece no comprender que el adversario todavía controla la política, y que utilizando los reinos de este mundo, no escatimaría reconocer ciertas libertades (aun la libertad de cultos y religión), pues si logra hacer que los creyentes cifren su confianza en lo que le puede brindar el gobierno habrá logrado su cometido; parecen no comprender la diferencia que hay entre la verdad del poder con el poder que hay en la Verdad. Cuando la naturaleza de Dios no está realmente formada en el creyente, el corazón del hombre se desvía, solo basta mirar que la escritura registra multitud de reyes y pueblos que una vez que gozaban de cierta comodidad o prosperidad, se inclinaban de inmediato a rebelarse contra el Creador.  

Isaías 56:10-11 “Sus atalayas son ciegos; todos ellos son ignorantes; todos ellos son perros mudos, no pueden ladrar; dormidos, echados, aman el dormir. Y esos perros ansiosos son insaciables; y los mismos pastores no supieron entender; todos ellos miran a sus caminos, cada uno a su provecho, cada uno por su cabo.”

Sus atalayas son ciegos (que se encuentran actualmente guiando a otros ciegos); todos ellos son ignorantes (pues no perseveran en la doctrina de Cristo); todos ellos son perros mudos (que no pueden enfrentar las estructuras de poder impío), no pueden ladrar; dormidos, echados, aman el dormir. Y esos perros ansiosos son insaciables; los mismos pastores no supieron entender (que la Palabra y los dones, no son para crear un reino propio, cambiando el servicio a Dios por el servirse de Dios); todos ellos miran a sus caminos (sus propias denominaciones), cada uno a su provecho, cada uno por su cabo. Dios utiliza el símbolo del perro, pues es un animal que al ladrar avisa que viene un enemigo, y como tal, lo enfrenta, pero lo que el Señor muestra es que se convirtieron en mascotas que se menean ante el enemigo a cambio de un plato de lentejas.

EL FUEGO PURIFICADOR


John Bevere

Dios está levantando una nueva generación que manifestará su gloria, no la gloria de los hombres. "He ahí que yo envío mi mensajero, que preparará el camino delante de mí; de pronto, vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis, el Ángel de la Alianza, a quien vosotros deseáis; he ahí que él viene, dice el Señor de los Ejércitos.

Pero quien podrá soportar el día de su venida? Y quien podrá subsistir cuando él aparezca? Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavadores. Se sentara para afinar y limpiar la plata; purificará a los hijos de Levi y los refinará como al oro y a la plata; ellos traerán al Señor justas ofrendas" (Mal 3:1-3).

Dios está levantando una nueva generación que manifestará su gloria, no la gloria de los hombres; un pueblo que reflejara el carácter de Dios, un pueblo formado a su imagen: "Ahora, en una gran casa no hay solamente utensilios de oro y de plata; hay también de madera y de barro. Algunos, para honra; otros sin embargo, para deshonra. Así pues, si alguien a sí aún se purificarse de estos errores, será utensilio para honra, santificado y útil a su poseedor, estando preparado para toda buena obra" (2 Tim 2:20,21).

Observe que existen dos tipos de vasos: el vaso para honra y el vaso para deshonra. La palabra griega para deshonra es atimia, que significa deshonra, reprensión, vergüenza, vileza. Para la palabra honra tenemos la traducción definida como-preciosa-. Dios dice: "Si apartares lo precioso de lo vil, serás como mi boca" (Jer 15:19).

Como se separa lo precioso de lo vil? Por el proceso del refinamiento o purificación (ver 2 Timoteo 2:21).

La definición de purificar en el texto de Pablo a Timoteo es limpiar completamente, eliminando las impurezas.

"Se sentara para limpiar el purificador de plata; y purificará a los hijos de Levi y los refinará como al oro y como a la plata; Ellos traerán al Señor justas ofrendas" (Mal 3:3).

Los "hijos de Levi" referidos en el Antiguo Testamento son sombra del "sacerdocio real" mencionado por Pedro (1 Pedro 2:9), que es la Iglesia. Siendo que Dios compara la purificación del sacerdocio a un proceso de purificación del oro y de la plata, sería importante que conozcamos las características de esos metales, y el proceso por el cuál son purificados. Hablaremos sólo del oro, ya que el proceso de purificación de estos dos  son prácticamente iguales.

El oro tiene el color amarillento, de metal brillante y es encontrado en la naturaleza siempre en pequeñas cantidades, pero nunca totalmente puro. Después de purificado, el oro se hace más blando, flexible, libre de los elementos corrosivos y de otras sustancias impuras. Mezclado en su estado natural con otros metales, tales como bronce, hierro y níquel, él es duro, inflexible y corrosivo.

JESUCRISTO TENDRÁ EL PRIMER LUGAR


Peter Whyte

"13El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. 15Él es la imagen del Dios invisible, el primo­génito de toda crea­ción. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean prin­cipados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Co. 1:13-20).

Queda así meridianamente claro que Dios quiere que nuestro Señor Jesucristo tenga el primer lugar en todo. Podemos hablar de "Renovación y de Restauración" y es obvio que el Cuerpo de Cristo las necesita a ambas, pero todos tenemos una tremenda incapacidad para dar a nuestro Rey el primer puesto tanto en nuestras vidas personales como en nuestras iglesias. A fin de dar a Jesús la preminencia; tu voluntad y la mía necesitan rendirse voluntariamente a Él, de modo que pueda vivir su vida en nosotros, en una forma verdadera y real.

Por tanto, la palabra de Cristo debe venir a ser nuestra última palabra.

Tenemos que aprender a darle a Él la preeminencia y a enfocar nuestras mentes en sus dichos, a seguir su camino de vida y el ejemplo de su vida sobre la tierra.

Jesús es Señor de todo. Su señorío se extiende sobre toda Escritura y no tenemos el más mínimo derecho para tomar ni una sola enseñanza de la Biblia y emplearla de forma que contradiga la propia Palabra de Cristo. También debemos examinar nuestras tradiciones y rechazar todas las que no tengan su origen en Él.

Jesús dio instrucciones muy específicas a sus apóstoles pero, con el correr de los siglos, sus órdenes se han abandonado gradualmente, gracias a los sutiles engaños de satanás. Las doctrinas y tradiciones de los organismos religiosos han venido a reemplazar esas instrucciones del Rey, y se convirtieron en los patrones y estándares aceptados por la cristiandad.

Por ejemplo, Jesús ordenó a sus seguidores que hicieran discípulos para Él y su Reino, y no miembros de las organiza­ciones religiosas e iglesias de nuestra propia elección.

Jesús ordenó a sus apóstoles que pusieran a los nuevos discípulos bajo el gobierno y la dirección de su Reino, enseñán­doles a hacer todas las cosas que Él les había ordenado (Mateo 28:19-20).

LA VOZ QUE HABLA


A.W.Tozer

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1

Cualquier persona inteligente, aún no instruida en las enseñanzas del cristianismo, leyendo este texto llegaría a la conclusión que lo que Juan quiere decir es que Dios desea hablar, y comunicar sus pensamientos a otros. Y estaría en lo cierto. La palabra es el medio por el cual se expresan los pensamientos, y al aplicar este término al Hijo de Dios nos lleva a pensar que el deseo de expresarse es inherente a la Divinidad, y que Dios desea hablar con los seres que ha creado. Toda la Biblia apoya esta creencia. Dios está hablando. No solo que ha hablado, sino que está hablando. Habla continuamente por medio de la naturaleza; el mundo está lleno de su voz.

Una de las grandes realidades que debemos considerar es la Voz de Dios hablando en este mundo. La cosmología más breve y más satisfactoria es ésta. "Dios dijo, y fue hecho!' El por qué de la ley natural es la voz viviente de Dios inmanente a toda la creación. Y esta palabra de Dios que dio vida a todas las cosas no puede entenderse que es la Biblia, porque no es palabra escrita o impresa, sino la expresión de la voluntad de Dios hablando en la estructura de todas las cosas. Esa palabra de Dios es el aliento divino, que llena todo con potencia viva. La voz de Dios es la energía más poderosa en la naturaleza, pues toda energía parte del hecho de que Dios ha hablado.

La Biblia es la palabra escrita de Dios, y porque es escrita, está confinada a los límites del papel, tinta y cuero. En cambio la voz de Dios es viva, libre y soberana. "Las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida!' La vida está en las palabras habladas. La palabra de Dios en la Biblia puede tener poder solo si corresponde con la palabra de Dios en el universo. Es su Voz presente, lo que hace a la palabra escrita tan poderosa. Si no fuera así, la palabra estaría encerrada entre las tapas de un libro.

Sería una concepción muy primitiva de Dios imaginarlo en la creación usando sierras, martillos y clavos a la manera de un carpintero que fabrica un mueble. La Biblia enseña otra cosa. "Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió"(Salmos 33.9). "Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos, por la palabra de Dios" (Hebreos 11:3). Tengamos en cuenta que Dios no se refiere aquí a su palabra escrita, sino a su palabra hablada. La voz de Dios que llena el mundo antecede a la Biblia por siglos incontables. Es una voz que no ha dejado de oírse desde los albores de la creación, y sigue resonando de un extremo a otro del universo.

La palabra de Dios es rápida y poderosa. En el principio de todas las cosas habló hacia la nada, y la nada se convirtió en algo. El caos oyó esa voz, y se convirtió en orden; la oscuridad la oyó, y nació la luz. "Y dijo Dios sea, y fue!' Estas palabras gemelas, como causa y efecto, ocurren a todo lo largo del relato bíblico de la creación.

El “dijo” vale por el “así”. Y el “así” es el “dijo”, puesto en continuo presente.

12 de febrero de 2012

EL CARÁCTER O NATURALEZA DE LOS ANTICRISTOS


Javier Vargas

1 Juan 2:18 "Hijitos, ya es la hora postrera; y así como oísteis que el anticristo viene, así han surgido ahora muchos anticristos, por lo cual sabemos que es la hora postrera".

Siempre ha sido importante y cautivador conocer aspectos sobre el anticristo, de manera que frecuentemente es el tema central de las discusiones y doctrinas sobre los tiempos postreros, pero ha pasado por desapercibido que, por ejemplo, este versículo funciona como una analogía "... y así como oísteis que el anticristo viene, así han surgido ahora muchos anticristos..." (1Jn. 2:18).

Es cierto que el inicuo (el anticristo) vendrá por obra de satanás, pero también es cierto que mientras ese tiempo se cumple hay muchos anticristos operando para preparar la venida de este inicuo, quien encontrará a una iglesia contaminada y apostata que no le resistirá en los más mínimo, sino que por el contrario, se complacerá en las todas propuestas seductoras del reino de este mundo y de estructuras babilónicas que este anticristo ofrecerá, y que obviamente estarán mezcladas en velos de humanismo y formas de cristianismo.

Dichos anticristos, que como dicen las escrituras (escrituras: es la manera como Jesucristo llama a la biblia, de tal modo que cuando en estas cartillas se nombre la palabra “escrituras”, se refiere a la biblia) no son pocos sino “muchos” (numerosos, cuantiosos), Saldrán nada menos que de nosotros mismos, del seno de la misma iglesia, por ello las escrituras continúan diciendo:

1 Juan 2:19

"Salieron de nosotros (los anticristos)*, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros".

En algunos versículos bíblicos encontrarán unas palabras entre paréntesis, como ésta*, que no hacen parte del texto bíblico sino que son notas propias que pretenden facilitar o aclarar algunos significados.

Así parezca inesperado y aterrador, no solo es necesario conocer cuál o cuáles de nuestros supuestos hermanos son anticristos, sino primordialmente preguntémosle al Señor algo más delicado: ¿Soy parte de esos anticristos? ¿Acaso hay algo en mí de la naturaleza del espíritu del anticristo? ¿Hago parte, como edificador o prosélito, de una congregación donde operan anticristos y sus dogmas?

CREYENTES INCRÉDULOS


Leonard Ravenhill

Cualquier día algún alma sencilla tomará el Libro de Dios, la Biblia, la leerá y la creerá; y todos nos sentiremos apurados. Hemos adoptado la comodona teoría de que la Biblia es un libro para ser explicado, cuando es, ante todo y en primer lugar, un libro para ser creído (y después obedecido).

Martillea en estos días por mi cerebro la idea de que hay una enorme diferencia entre conocer la Palabra de Dios y conocer al Dios de la Palabra. ¿No es verdad que en las Conferencias Bíblicas no hacemos más que oír la repetición de cosas que nos sabemos de memoria y salimos sin ningún crecimiento en la fe? Quizá Dios no ha tenido jamás, en el mundo, un grupo tan numeroso de creyentes incrédulos como el que tiene en estos días. ¡Qué vergüenza!

Estamos hipnotizados por la riqueza espiritual. Sentimos inquietudes espirituales, sí; pero son parecidas a las que quizá siente un pobre marinero cargado de deudas, al pasar por encima del «Lusitania» cargado de millones que podrían ser suyos. La única dificultad es la barrera de una o dos millas de agua. Sin embargo, la Biblia, el libro de los cheques del Señor de la gloria, continúa diciendo: «Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.»

Apenas nunca asistimos a una reunión de oración sin que oigamos:

«Señor, Tú puedes hacer esto», al exponer alguna necesidad particular. Pero ¿es esto fe? No; es tan solamente un reconocimiento del atributo de Dios llamado Omnipotencia. Yo creo que el Dios vivo, inmutable y omnipotente Señor de la gloria puede cambiar en oro macizo esta mesa de madera en que estoy escribiendo. Cambiar el agua en vino o la madera en metal son cosas que están dentro del dominio de su poder.

Pero Jesús cambió el agua en vino para suplir una necesidad. Claro está que necesidades siempre las hay. Yo podría gastar un millón de dolares (sin un céntimo para mí) de tal forma que no me hiciera avergonzar en el día del juicio, y aún quedarían necesidades. Decir que Dios puede transformar en oro esta mesa de madera no cambia la madera en oro. Fe es creer que Dios hará lo que le pedimos, sea lo que sea.

Todos sabemos que la fe es una de las tres virtudes cardinales (fe, esperanza y amor); la mayor de las tres no es la fe, sino el amor; pero ¿debemos por ello olvidarla? El caso es que aquellos que ponen el énfasis en el amor tampoco poseen dicha virtud del modo debido, pues se necesita fe para tener amor en un mundo como el que vivimos. ¿Y dónde está la fe en nuestros días? Una frase muy común es: «Sabemos que el Señor puede aumentar diez veces nuestro programa de radio y estamos mirando a El para suplir nuestras necesidades: "Envíen sus cartas esta misma semana".» Esto puede ser fe y propaganda, pero no es fe en Dios solamente. Nos gusta citar: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta» (tremenda promesa); pero ¿lo creemos realmente?

Sin disminuir su valor, creo que se podría poner un apéndice al cap. 11 de Hebreos añadiendo los nombres de hombres como Hudson Taylor, George Muller, Rees Howells y otros que «por fe» hicieron grandes cosas.

7 de febrero de 2012

EL CARACTER DISTINTIVO DE LOS DOS SISTEMAS


Alexander Hislop

Al aportar pruebas del carácter de la Iglesia papal, el primer punto para solicitar la atención del lector es el carácter de MISTERIO que se atribuye tanto al sistema romano moderno como al sistema de la Babilonia antigua. Al gigantesco sistema de corrupción moral y de idolatría descrito en la Biblia bajo el emblema de una mujer con un “CALIZ DE ORO EN SU MANO” (Apocalipsis 17:4), “y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación” (Apocalipsis 17:2; 18:3), se le llama en forma divina “MISTERIO, Babilonia La Grande” (Apocalipsis 17:5).

Ese “MISTERIO de iniquidad” de Pablo, descrito en 2 Tesalonicenses 2:7, tiene su duplicado en la Iglesia de Roma, de lo cual ningún hombre de mente pura, que haya examinado cuidadosamente el asunto, puede dudar fácilmente. Esa fue la impresión causada por tal motivo en la mente de Sir Matthew Hale, buen juez de evidencia, quien solía decir que si la descripción apostólica se inscribiera con el toque público de “somatén,” le sería dado a cualquier guardia del reino ver, dondequiera que se encontrase, al Obispo de Roma, como cabeza de ese “MISTERIO de iniquidad.” Ahora, como el sistema aquí descrito se caracteriza igualmente por el nombre de “MISTERIO,” se podría presumir que ambos pasajes bíblicos se refieren al mismo sistema.

Pero el lenguaje aplicado a la Babilonia del Nuevo Testamento, hace que nos volvamos naturalmente hacia la Babilonia del mundo antiguo. Como la mujer del Apocalipsis tiene en su mano un CALIZ con el cual intoxica a las naciones, así ocurrió con la antigua Babilonia. De esa Babilonia, mientras ella se encontraba en toda su gloria, el Señor, por medio del profeta Jeremías, habló así, anunciando su ruina: “Vaso de oro fue Babilonia en la mano del SEÑOR, que embriagaba toda la tierra; de su vino bebieron las gentes; por tanto enloquecerán las gentes” (Jeremías 51:7). ¿Por qué esta similitud de lenguaje con respecto a los dos sistemas?

Seguramente porque la deducción natural es que el uno sostiene al otro como símbolo y antisímbolo. Ahora, como la Babilonia del Apocalipsis se caracteriza por el nombre de “MISTERIO,” de igual modo la gran característica distintiva del sistema de la antigua Babilonia fueron los “MISTERIOS” caldeos, que constituyeron una parte especial de ese sistema. Y a estos misterios alude claramente el mismo lenguaje del profeta hebreo, aunque simbólicamente – por supuesto – cuando se refiere a Babilonia como un “VASO de oro.” Beber de los “brebajes misteriosos,” dice Salverté, era indispensable de parte de todos los que buscaban la iniciación en estos Misterios.

Estos “misteriosos brebajes” se componían de “vino, miel, agua y harina.” Por los ingredientes usados abiertamente, y por la naturaleza de otros no divulgados, pero usados evidentemente, no podía haber duda de que eran un tóxico natural; y hasta que los aspirantes hubieran caído bajo sus efectos, hasta cuando su entendimiento hubiera sido disminuido y sus pasiones excitadas por la pócima ingerida, no estarían debidamente preparados para lo que iban a oír o a ver. Si se pregunta cuál fue el objeto y el propósito de estos ”Misterios” antiguos, se encontrará que hay una maravillosa analogía entre ellos y ese “misterio de iniquidad,” que se sintetiza en la Iglesia de Roma. Su objeto principal fue el de introducir privadamente, poco a poco, bajo el sello del secreto y la sanción de un juramento, aquello que no hubiera sido seguro presentarlo abiertamente de buenas a primeras.

UNA PALABRA QUE PROVOCA TERREMOTOS


Gene Edwars

Pablo se marchó de cada una de las iglesias que levantó (en aquellos dos primeros viajes de fundación suyos) y les dejó sin líder alguno. Sin líder de ninguna clase. ¿Qué piensas que hizo esta gente? Nadie parece haberse dado cuenta, pero la Escritura del primer siglo nos dice, de forma clara, lo que hicieron.

Lo que estás a punto de leer es un pensamiento nuevo para nosotros. Mil setecientos años han pasado desde que hombres pensaran, actuaran y experimentaran como lo hacían los primeros seguidores de Cristo.

Estas a punto de ver desvelada la forma más radical de la que pueda verse la eclesiología. (Y los versículos se encuentran en orden cronológico. Tan seguro como que mañana no llueve en el Gobi que nadie en sus cabales se ha levantado alguna vez en una iglesia y ha hablado acerca de este tema tan obvio.)

El poder –en la iglesia– de hombres y mujeres desesperados y abandonados es sobrecogedor y precioso.

A pesar de no tener educación, ser analfabetos, y más pobres de lo que nuestra habilidad de imaginar sea capaz, aquellas iglesias sobrevivieron. Sobrevivieron y luego florecieron. Florecieron y a continuación expusieron a una asustada civilización su legado de vida.

Todo lo que vamos a hacer ahora mismo es mirar una palabra. Una palabra terriblemente olvidada. Esa palabra es hermanos ¿Qué pasa cuando la gente es abandonada por su fundador? Fundadores de iglesias que se marchan, y hermanos y hermanas que de una manera única, valiente, creativa, atrevida... ¡están de acuerdo en quedarse solos!

Les puedes preguntar a alguno de ellos. Es una buena idea, porque tal gente existe. Luego también está el legado que se nos ha dejado en la Escritura. Mientras miramos a ese impresionante legado, deja que la realidad de la experiencia de la ekklesia del primer siglo se haga realidad delante de tus ojos.

Antes de leer esto, pregúntate a ti mismo, "¿He formado parte alguna vez de una iglesia donde no sólo la palabra hermano sino la acción de los hermanos llenaba la vida de la iglesia?" ¿Has oído hablar alguna vez de una iglesia puesta en las manos, ni de un ministro, ni de los ancianos, ni de un líder local, sino en las manos de una iglesia totalmente centrada en los acontecimientos corporativos de los hombres de la iglesia? ¿Has considerado alguna vez o tan siquiera soñado con una iglesia así? Primero miremos en Hechos mientras contemplamos a estos sorprendentes hombres que fueron abandonados. Hombres que en tantas ocasiones vieron a su fundador marcharse.

EL SACRIFICIO


Javier Vargas

Otro aspecto discutible es aquel al que llaman sacrificio y el cual tiene un momento sublime alrededor de la eucaristía, (dice Roma), fue establecido supuestamente por el Señor, con fundamento en estos textos:

Mateo 26:26-28 “Y comiendo ellos, tomo Jesús el pan, y habiendo dado gracias lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: tomad, comed. Esto Es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de él todos; Porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.”

Lucas 22:19 ”…y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí.”

Enseña la doctrina romana, que Jesús de esta manera instituyó a los sacerdotes como apóstoles, administradores de la eucaristía, en la que el funcionario, al repetir mecánicamente las palabras que Cristo pronunció en la ultima cena, sobre la oblea y el vino, se transforman realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo haciéndose Cristo supuestamente presente en una forma íntegra y sustancial.

Para poder sostener este rito tan ajeno a la voluntad de Cristo, la iglesia católica tuvo que echar mano a la filosofía proveniente de los escritos de Aristóteles, quien enseñó que la materia goza de dos atributos: accidentes y sustancia.

La primera, como la apariencia externa de las cosas, y la sustancia, como su esencia interna. Con este fundamento filosófico se da origen a una teoría llamada "transubstanciación", la cual dice que en el momento de la consagración en la misa, la sustancia del pan y del vino se transforma, mientras sus accidentes o lo que podemos percibir se conserva intacto.

Pretender que por el pronunciamiento de unas palabras se va a dar la conversión del pan en el cuerpo real de Cristo y del vino en su sangre, es más un acto brujo producto de la alquimia, que un acto ordenado por Dios, mas aun cuando en el antiguo testamento la ley de Moisés, prohibía a los judíos beber sangre. Cuando el Señor dice: "…haced esto en memoria de mí", claramente estaba apelando a la simbología, mecanismo este que utilizó muchas veces, cuando dijo por ejemplo: "yo soy la puerta" o "yo soy la luz del mundo", para enseñar que El mismo es la fuente de vida eterna y quien redime al hombre de la esclavitud del pecado, es decir, que al colocar nuestra confianza en El, tenemos la provisión o alimento necesario que satisface nuestra hambre para siempre. Cristo dijo: “porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida”.

El SEÑOR VIENE A SU TEMPLO


Jhon Bevere

Estamos en el umbral... y el Hijo de Dios expone la hipocresía de nuestro corazón inundándonos con su pasión...

"He ahí que yo envío mi mensajero, que preparará el camino delante de mí; de pronto, vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros recogéis" (Mal 3:1).

Vimos, en el capítulo anterior, que ese mensajero no es sólo un hombre, pero si la unción profética que preparará el camino del Señor. Malaquías dijo que el Señor, a quien buscamos,  pronto vendrá a su templo. Su templo es la Iglesia. Él no dice que vendrá hacia su templo. Antes de venir hacia su templo, él vendrá a su templo, su Iglesia... para juicio, purificación y avivamiento.

Oséas ilustra eso muy bien:

"Venid, y hagamos para el Señor, porque él nos arrebató y nos sanará; nos hirió y nos vendara" (Oseas 6:1).

Este será el mensaje que los profetas anunciarán, preparando el camino del Señor. Su mensaje será: "Iglesia, volvamos hacia el Señor". Cuál es el sentido de "él nos arrebató, y nos vendara"? El texto tiene el sentido de juicio!

"Porque la ocasión de comenzar el juicio por la casa de Dios (su templo) es llegada; ora, si primero viene por nosotros, cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y, si es con dificultad que el justo es salvo, donde va a comparecer el impío, sí, el pecador?" (1 Pedro 4:17, 18).

Antes de juzgar a las naciones, Dios habrá de juzgar su "nación santa" (1 Pedro 2:9). Fue así que Dios hizo con su pueblo en el desierto, que fue "juzgado" por Dios en el desierto, antes de poseer la tierra prometida. Eso es profético.

No basta apuntar con el dedo para el mundo, diciendo:

"Arrepiéntanse y conviértanse"; la gran cosecha de los últimos días no acontecerá sin que primero Dios purifique la Iglesia de sus pecados. Jonás es una figura de la Iglesia. Estamos durmiendo en el barco, y nuestra desobediencia es la causa de toda calamidad.

Dios está usando el mundo para decir: "Despierta, Iglesia, estás en pecado!" Él usó los marineros paganos del navío, donde estaba Jonás, para despertarlo de su inercia. Los reporteros, la Reserva Federal y el mundo en general han visto la ganancia, la codicia, el orgullo y la inmoralidad de la Iglesia.

Si usted quiere saber cómo la Iglesia debe proceder, pregunte a los pecadores. Lamento informarle que el mundo tiene una visión más aguzada de nuestra responsabilidad que nosotros mismos. Y son ellos que gritan contra nuestra hipocresía. Llegó el momento de que despertemos, como Pablo nos exhorta: "Haceos a la sobriedad, como es justo, y no pequéis; porque algunos aún no tienen conocimiento de Dios; esto digo para vergüenza vuestra" (1 Co 15:34).

LA EXPERIENCIA DEL DESIERTO


Peter Whyte

Una vez que somos guiados por el Espíritu Santo a rechazar el sistema de la iglesia Ramera, sufriremos una experiencia de desierto espiritual. Debemos entender que no hemos pasado por este camino antes. Cada uno de nosotros es un pionero y no hay ninguna ruta claramente marcada como para que podamos seguirla.

La cosa más difícil y de mayor dureza para casi todos nosotros reside en que quienes permanecen detrás no entienden que buscamos una ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Amistades preciosas, compañerismos llenos de amor, que hemos disfrutado en "nuestra iglesia," repentinamente se pueden volver fríos y amargos.

Con frecuencia tendremos que enfrentar incomprensiones, malos entendidos, y hasta que nos acusen falsamente de apostasía, rebelión y engaño, así como el doloroso rechazo de aquellos a quienes amamos pero que en forma súbita han perdido su amor por nosotros. En este punto seremos muy vulnerables ante los emisarios de la Ramera, que procurarán convencernos de regresar, o que nos unamos a otro grupo, o por lo menos que nos comprometamos con alguna "actividad cristiana."

No predicar más, no volver a enseñar, ni a cantar en el coro, ni gozar con la asistencia a la iglesia, cuando quizás hemos hecho eso por muchos años, es una experiencia devastadora.

Sin embargo, debemos saber que es nuestra carne la que echa de menos las reuniones, los cantos, la música, o el calor de aquellas antiguas amistades y desea que regresemos a Babilonia o a Egipto. Hay soledad, frío y dureza en el desierto, pero allí Dios preparó a Moisés y allí también podemos aprender a "no amar el mundo, ni las cosas del mundo" y descansar tan sólo en Dios para alcanzar y ganar a Cristo. No hay "muletas religiosas" donde sostenernos y apoyarnos. No hay ninguna actividad religiosa donde podamos ocultar nuestra verdadera condición ante los demás ni ante nosotros mismos.

Sólo mediante una firme decisión para rechazar las tentaciones, y gracias a la comunión y al compañerismo constante y permanente con nuestro Dios y Señor, durante períodos muy prolongados, podremos escapar a los muchos lazos y a las innumerables e invisibles cadenas de Babilonia.

Después de un tiempo seremos capaces de ver bajo los oropeles que adornan a la Ramera, y entonces, podremos aborrecerla de verdad, pero debemos amar siempre a quienes permanecen atados en cautive­rio.

Es esencial que jamás olvidemos que Dios no tiene "llaneros solitarios" en su Iglesia. Siempre debemos tener conciencia que al Cuerpo de Cristo lo constituyen muchos miembros y que debemos permitir a Dios que sea El quien nos una a los demás. No nos uniremos a algo o a alguien, sino sencillamente descubriremos aquellos a quienes Dios decide unirnos. 

LA PRESENCIA UNIVERSAL


A.W.Tozer

¿Adonde me iré de tu espíritu? ¿Y adonde huiré de tu presencia? Salmo 139:7

En toda enseñanza cristiana hay ciertas verdades básicas, ocultas a veces, y más bien asumidas que afirmadas, pero que son necesarias a toda verdad como los colores primarios son necesarios para componer cualquier cuadro. La divina inmanencia es una de esas verdades.

Dios mora en su creación, y está indispensablemente presente en todas sus obras. Esto lo enseñan firmemente profetas y apóstoles y está aceptado por la teología cristiana general. Dicha verdad consta en los libros de teología, pero por alguna razón no ha entrado aun en el corazón de los creyentes, para que llegue a ser parte de su fe. Muchos predicadores y maestros cristianos hacen tímidas menciones de ella, y más bien parecen esquivarla Para eludir sus implicaciones.

Me imagino que proceden así por el temor de ser tildados de panteístas. Pero la doctrina de la divina inmanencia nada tiene que ver con el panteísmo. El error panteísta es tan palpable que nadie debería dejarse engañar por él. Sostiene que Dios es la suma de todas las cosas creadas. La naturaleza y Dios son la misma cosa, de modo que cualquiera que toque a la una toca también al otro. Esto es una degradación de la gloria divina. Los panteístas, al atribuirle divinidad a todo, han hecho desaparecer del mundo toda divinidad.

La verdad es que aunque Dios habita en su mundo, está separado de él por un abismo infranqueable. Por mucho que Dios se identifique con la obra de sus manos, éstas son sus obras, y nunca pueden ser El. Dios es anterior a sus obras e independiente de ellas.

¿Qué significa, entonces, la divina inmanencia en la experiencia cristiana? Significa simplemente que Dios está aquí. Dondequiera estemos nosotros, Dios está. No hay lugar, ni lo puede haber, donde Dios no esté. Diez millones de inteligencias, situadas en igual número de puntos del espacio, separadas por incalculables distancias, pueden todas decir al mismo tiempo, "Aquí está Dios'.' No hay un solo sitio del espacio que esté más cerca de Dios que cualquier otro.

Ningún hombre está, en cuanto a distancia se refiere, más cerca o más lejos de Dios que otro hombre. Hay ciertas verdades que cree todo cristiano medio instruido en la doctrina. A nosotros toca examinarlas y meditar en ellas, hasta que empiecen a resplandecer en nosotros.

"En el principio Dios!' Aquí no hay materia, porque lo material requiere siempre una causa que lo preceda. Dios es esa causa. No se trata de ninguna ley, porque ley es simplemente el nombre que le damos al curso que sigue todo lo creado. Ese curso ha sido planeado, y fue Dios quien lo planeó. Tampoco se trata de ninguna mente, porque la mente es también una cosa creada, y debe tener un creador que la respalde. En el principio Dios, la Causa de las causas, el principio originador de la materia, de la ley y de la mente. Por ahí debemos comenzar.

¿ES LA PREDICACIÓN ARDIENTE POR LAS ALMAS UN ARTE PERDIDO?


Leonard Ravenhill

Han pasado siglos desde que el reformador suizo Escolampadio formuló la frase: «¡Cuánto más harían unos pocos hombres fervientes en el ministerio que una multitud de tibios!» El paso del tiempo no ha quitado oportunidad a esta frase; al contrario, necesitamos hoy más que nunca predicadores buenos y fervientes. Isaías era uno de los tales cuando le oímos exclamar: «¡Ay de mí, pues soy hombre de labios pecadores y habito en medio de un pueblo de labios pecadores!» Y Pablo expresaba sus sentimientos con otro ¡ay!: «¡Ay de mí si no anunciare el Evangelio!»

Creo que nadie ha expresado mejor el sentimiento de la magnitud de la tarea de un predicador del Evangelio que Ricardo Baxter Kidderminster, de Inglaterra, cuando dijo: «Lo peor que os puede ocurrir es que pudierais cambiar vuestros oficios por el mío; considero las tareas de los obreros de esta ciudad una verdadera diversión, al lado de la mía; sin embargo, yo no la cambiaría por la del más encumbrado príncipe. La tarea de los obreros manuales preserva su salud; la mía la consume. Su tarea es fácil, la mía es un dolor continuo.

Ellos tienen horas y días de recreo; yo apenas tengo tiempo para comer y beber. A ellos nadie les inquieta cuando han terminado su tarea, pero yo cuanto más hago, más odio y encono levanto contra mí.»

Baxter tenía una idea realmente novotestamentaria del oficio de predicador, ya que, como alguien dijo de él: «Predicaba como alma agonizante a hombres a punto de morir en sus pecados.» Una tanda de predicadores de este calibre salvarían a su generación de las fauces abiertas del infierno.

Podemos tener un alto porcentaje de asistencia a la iglesia, con un bajo nivel de espiritualidad. Antes se echaba la culpa a los predicadores modernistas, hoy la aplicamos a la televisión, y aun cuando sé que ambas cosas son ciertas, quisiera preguntar a los predicadores: ¿No ha llegado el momento de confesar como aquel antiguo senador romano:

«La falta, Bruto, está en nosotros»? ¿No es cierto que los grandes predicadores se han acabado y que la predicación ardorosa es un arte perdido? Hemos permitido que sermones de snack-bar, colmados de graciosos chistes, sustituyan el mensaje de vida o muerte a almas que están entrando perdidas cada día a la eternidad. ¿Procuramos traer en acción «los poderes del mundo venidero» en cada uno de nuestros cultos?

Considerad al apóstol Pablo: Poderosamente ungido por el Espíritu Santo, entró a saco en los mercados, levantó tumultos en las sinagogas y penetró en los palacios. Fue con un grito de guerra en su corazón y en sus labios. Se atribuye a Lenin la frase: «Nada hay más terco que los hechos.» Observad la verdad de esta frase en los éxitos de Pablo, y el fracaso de la acomodaticia generación de cristianos de nuestros días.

Pablo no era tan sólo un predicador de ciudades, sino un agitador de ciudades; y, sin embargo, aún le quedaba tiempo para hacer obra personal, llamando a las puertas y orando por las almas perdidas por las calles.

2 de febrero de 2012

EL PAPADO Y EL PAPA


Javier Vargas
La palabra “papa” viene del griego “padre”, la cual, según la doctrina romana, significa: Pedro, Apóstol, Pontífice, Augusto. Es conocido por muchos títulos, entre ellos, Romano Pontífice, que significa: "puente", es decir, el mediador entre Dios y los hombres.
Mateo 23:8-11 “Mas vosotros no queráis ser llamados Rabí; porque uno es vuestro maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos. Y vuestro padre no llaméis a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual esta en los cielos”.
No se entiende cómo los líderes religiosos se hacen llamar padres, cuando el mismo Cristo prohibió llamar padre a alguien que tuviera liderazgo espiritual. El catolicismo romano se apoya en el texto de Mateo 16:13-18, para reclamar este título creado por la religión:

Mateo 16: 13-18 “Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”  

La doctrina romana enseña que en este pasaje, el Señor edificó la iglesia sobre la persona de Pedro, y que a partir de ese momento seria considerado la cabeza máxima y visible de toda la iglesia. Mientras no exista otra cosa que no sea apasionamiento religioso, no es difícil ver, como se han interpretado amañadamente estos versículos. Cuando se va al griego, idioma original del nuevo testamento, se entiende claramente que en este asunto, lo importante no fue la persona de Pedro, sino la declaración que hizo Pedro.

Jesús le dice a Simón: "Tu eres Pedro (petros) y sobre esta roca (petra) edificaré mí iglesia”. Jesús no dijo: "tu eres Pedro (petros) y sobre esta roca (petros) edificaré mí iglesia”. El término que el Señor escoge para roca (petra) se refiere a una piedra fundamental o a una roca que no puede ser removida (Cristo), y no a una piedra suelta, que se refiere a pedro (petros) La pregunta que le hace el Señor a pedro, no es, “¿quién dicen los hombres que es Pedro?” sino, “¿quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?” Cuando Pedro contesta por revelación, "tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", el Señor recalca: "bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.

CÓMO SE FUNDABAN LAS IGLESIAS?


Gene Edwars

Señores y señoras, he aquí la forma de fundar iglesias del siglo primero. O mejor dicho: Un estudio de los caminos suicidas de Dios... al estilo del primer siglo. Ah, por cierto, todo esto se encuentra en la Escritura. Mientras vayas leyendo, mira a ver si te suena familiar.

Para ver cómo fueron levantadas cada una de las iglesias, al estilo del primer siglo, debemos mirar al fundador de iglesias itinerante. Ese hombre existe para fundar una iglesia. ¡Fundar una iglesia en una ciudad y luego largarse! Se marcha de tal manera que deja a la iglesia en manos de toda la iglesia. Abandona por completo a la iglesia para que se hunda o nade. ¿Es esto ciertamente cierto? ¿Sucedió exactamente así? Sería mejor que la pregunta se reformulara:

"¿Cómo se nos metería en la cabeza la idea de suponer que sucedió de otra manera?" ¿Hay algo más aparte de esto en la Escritura... en la trama? La primera escena es esta. Pablo y Bernabé dejan Antioquía y se dirigen a la isla de Chipre. Desde allí se trasladan a las regiones de Galacia.

En la siguiente escena importante, Pablo y Silas dejan Antioquía atrás y se dirigen hacia Grecia para fundar iglesias. En la gran escena final Pablo se dirige a fundar una iglesia en Éfeso. Estamos a punto de ver algo extremadamente radical, pero ¡es más fácil que ver que tus propias narices! No obstante, tan cierto como que mañana lloverá en Escocia os apuesto que nadie ha predicado sobre el tema que sigue a continuación. (¡La verdad es que, si lo has hecho, y has vivido conforme a lo predicado, seguro que no se perdió tu trabajo!)

Los pasajes que estás a punto de mirar sirven para ilustrar como podemos leer el Nuevo Testamento y no ver lo que es obvio. Así es cómo eran las cosas, en el Siglo Uno. (Sí, las escenas se desenvuelven cronológicamente.) En los dos primeros viajes de Pablo ocho iglesias fueron levantadas. Las iglesias se abandonaron en unos cuatro meses con una excepción. En cinco de estos viajes se le expulsó de la ciudad. En dos de ellos se marchó voluntariamente tras una corta estancia. En Corinto permaneció dieciocho meses. Mire cualquier perfil cronológico ("temporama") durante este periodo de tiempo.

Dos hombres son enviados por el Espíritu Santo para fundar iglesias (no para ganar almas, te advierto, sino para fundar iglesias) entre los gentiles. Estos dos hombres son Pablo y Bernabé. Observa lo que hacen. El enfoque recae sobre la palabra en cursiva.

Los dos hombres dejan Antioquía (de Siria), y van a Chipre. Hechos 13:4 Pablo y Bernabé se quedan un mes en Chipre y se van.

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry