George Warnock
“He aquí, el sembrador salió a sembrar...”
(Mat. 13:3)
La
herencia de Dios es Huerto y Edificio, y hay mucho escrito en la Palabra
respecto de ambos aspectos de la obra de Dios en Su pueblo. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros
sois labranza de Dios, edificio de Dios.” (1ª Cor. 3:9). Dios esta edificando
un Templo para Su gloria; y parece que el ministerio ha enfatizado de forma
generalizada el “programa de construcción” de Dios en lugar de la “siembra” de
la buena semilla y el fruto que procede de ello. Tenemos que ver ambas caras
del cuadro. Si lo que hacemos no es por la unción y la dirección de Su Espíritu,
trabajamos en vano. “Porque nosotros somos colaboradores de (junto con) Dios”,
no “para Dios” (v. 9). No hemos de perder de vista el hecho de que sólo
mediante una unión permanente con Cristo vamos a producir el “buen fruto” que
Él está buscando. Cualquier tipo de edificio que construyamos, si no es de
acuerdo con la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús... se convertirá en
humo en el Día del Juicio, como “madera, heno, hojarasca” (v. 13). En todo lo
que hagamos, debemos saber que ningún hombre es nada excepto lo que Dios le
hace ser por su gracia soberana. Todavía nos inclinamos a preferir una planta
del Huerto de Dios por encima de otra, un ministerio por encima de otro, y esto
es totalmente carnal. Dios no ve a ningún hombre ante de Él... a excepción de
lo que Él le hace ser por su propia gracia redentora y misericordia.
“Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el
crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino
Dios que da el crecimiento.” (1ª Cor. 3:6-7).
De esta forma sale el “sembrador” con su cesto
de semillas, llorando al caminar. La tierra no tiene tan buen aspecto... pero
sabe que la Simiente es buena, y espera y confía que la mayor parte de ella
caerá en buena tierra y brotará para vida eterna. El tiene la confianza de que
si Dios le dio la semilla para sembrar,
entonces el Labrador se asegurará de preparar la tierra. Claro que sabe que
alguna semilla puede perderse si el corazón “se ha desviado del camino”. Está
demasiado cerca del camino y las aves
pronto la encontrarán y la devorarán. Y en el campo habrá también áreas
pedregosas... que permitirán una germinación rápida y crecimiento; pero al no
tener profundidad la tierra, pronto se secará. Y otras partes de la misma
tendrán “espinos”, que esperamos y oramos que el Labrador quite, al tratar con
aquellos han sido engañados por las riquezas y se han enfrascado con los afanes
de la vida. Pero Él ha prometido que habrá buena tierra para la buena semilla y
que habrá una “buena” cosecha:”Éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a
sesenta y otro a treinta.” (Mateo 13:23).
Con esta confianza, somos sostenidos al avanzar
con nuestro cesto de semillas, sabiendo que “El que con lágrimas anda,
llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus
gavillas.” (Salmos 126:6).
El huerto de Dios - George Warnock
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