John MacArthur
Mucho se
dice y se enseña sobre el tema del diezmo y en ese sentido existen defensores y
opositores del mismo. Los opositores expresan con una especie de “rabia” que
aquellos que lo instituyen como parte de la vida cristiana normal, son
aprovechadores y ladrones. Por otro lado, están los que entienden que el diezmo
sí es parte de la vida de un cristiano y expresan que es la forma de honrar a
Dios y que todo cristiano debe diezmar para poder recibir bendiciones de Dios.
Estos dos tipos de “enseñanzas
extremas” son muy peligrosas ya que afirman categóricamente que así es como
debe ser entendido el diezmo; pero pasan por alto que la Palabra de Dios está
por encima de cualquier precepto o creencia humana. No hay duda entonces que la
enseñanza bíblica no respalda estas dos “posiciones” que son las más comunes en
el mundo cristiano evangélico.
Sin embargo, como he aprendido a
ver las cosas de Dios, si estudiamos esta enseñanza sin ningún lente “doctrinal
heredado” no hay duda que podremos encontrar la verdad enseñada sobre el diezmo
en la misma Palabra de Dios (La Biblia). Así mismo, cada vez que se trata el
tema del diezmo; he podido notar, que la mayoría de veces; la pregunta sobre si
se debe o no diezmar, es realizada mayormente por personas que creen que darle
a Dios el 10% de todos sus ingresos económicos es demasiado. Pero también
existen personas que objetan el diezmo porque dicen ellas, que solo se trata de
una forma de aprovecharse de las personas “ingenuas”. Necesitamos recordar que
estas dos formas de pensar también están erradas y son rechazadas por la
Biblia.
De modo que para empezar a
entender todo lo relacionado con el diezmo necesitamos ver en la misma Biblia
cuándo y de qué forma es utilizada dicha palabra. En ese sentido, la primera
vez que vemos la palabra diezmo en la Biblia, la vemos sin lugar a dudas en la
historia de Abraham (En el libro del Génesis); quien vivió muchísimos años
antes que Moisés (él cual si recibió la LEY de “manos de Dios” donde se aprecia
que el diezmo fue instituido para la nación Judía) favor de leer Génesis
capítulo 14, donde claramente se nos narra la historia de cómo en el rescate
del sobrino de Abraham, al final del combate Abraham le dio los diezmos de todo
a Melquisedec quien cual era sacerdote del Dios altísimo.
Según todo el contexto,
claramente podemos ver que el diezmo que Abraham dio (no dice que pagó el
diezmo, sino que lo dio voluntariamente, no existía ley ni obligación alguna
que le “motivara” u “obligara” a hacerlo) fue como un acto totalmente
voluntario, como en efecto así nos los narra las Escrituras. De modo pues que
partiendo primeramente de esta primera vez que podemos leer en la Biblia la
palabra diezmo, vemos que no fue parte de la ley aunque posteriormente sí se
instituyó el diezmo pero enseñado de una forma diferente para ser parte de la
ley mosaica, en la cual sí era obligatorio pagar el diezmo; esto nos hace ver
entonces que el diezmo que dio Abraham no fue el tipo de diezmo que debía pagar
la nación de Israel. El diezmo que debía pagar la nación Judía era más bien
como una especie de impuesto para el sostenimiento de su gobierno teocrático.
Por otro lado, vale la pena
enfatizar que el versículo 20 no dice que Abraham diera una décima parte de
todo cuanto poseía, o sea que no era un diezmo de su ingreso total ni alguna
clase de diezmo anual o semanal, sino simplemente una décima parte de lo que
había tomado de la batalla. Otro aspecto importante que debemos notar, es que
en ninguna parte del Antiguo Testamento se menciona que Abraham volviera a dar
el diezmo otra vez.
Es importante saber que la
palabra “diezmo” usada en el libro del Génesis no hace referencia a una ofrenda
necesaria, a un mandamiento divino, ni a una ordenanza; todo lo contrario, hace
un énfasis fuerte en que es una dádiva voluntaria. El concepto del diezmo no
era característico ni único de la Biblia, ni de aquellos que creen en el único
Dios verdadero. Este concepto es más bien algo histórico. La idea era dar un
diezmo a una deidad y era una costumbre pagana común; y esto era así para casi
todas las culturas antiguas, el número diez era el símbolo de entregar todo
cuanto tenían a ese “dios”.
La segunda vez que podemos leer
la palabra diezmo se encuentra registrada en Génesis capítulo 28, donde Jacob
hace un voto a Dios y en ese voto él se “compromete” delante de Dios a “darle”
el diezmo de todo lo que Dios le fuera a dar. Fue un acto otra vez totalmente
voluntario, no existía ley; pero no debemos perder de vista que fue un voto que
Jacob quiso hacer y que nadie le pidió u obligó a realizar. Sin embargo, lo que
sí podemos notar es que Jacob estaba haciendo sencillamente lo que hacían los
paganos de aquella región. Lo que Jacob estaba tratando de hacer era comprar la
bendición de Dios para tener un viaje seguro. Su motivación no era sincera y
hoy lamentablemente aun podemos estar muy influenciados por los mismos motivos
egoístas que tuvo Jacob (versículos 20-21).
Ahora, con respecto al diezmo en
el período de la ley, podemos ver claramente en la Biblia que la tribu de Leví
no podía tener propiedades. Por esta razón El Señor ordenó al resto de la
nación sustentarlos con el 10% de sus ingresos, para que los sacerdotes levitas
pudieran dedicarse al servicio del tabernáculo, labor que debían efectuar desde
los 25 años, y al cumplir los 50 años, tenían que retirarse (Nm. 8:24-26).
Un punto muy importante que
debemos resaltar aquí, es que el diezmo no era dinero, era en especies (Lv.
27:30), de modo pues que era exclusivamente para el sostenimiento de los
levitas ycreemos que quizásEl Señor para evitar corrupción dentro de su pueblo
Israel, ordenó que siempre el diezmo fuera entregado en productos: trigo, vino,
aceite, animales, etc. todo lo cual era guardado en el “alfolí”, que era una
gran pieza que estaba en el templo y que servía de bodega para almacenar el
diezmo. Por eso en Malaquías 3:6-11 Dios le dice a la nación de Israel, no a la
iglesia; que le han “robado” porque habían dejado de pagar su diezmo para los
levitas, de hecho ahí no se habla de dinero ni mucho menos, incluso las
ofrendas no eran dinero sino animales seleccionados por Dios para la expiación
de pecados.
Otro punto importante de resaltar
aquí, es que en aquel tiempo sí existía el dinero. La Biblia dice que en los
días de Abraham ya existía el dinero; él compró con dinero el terreno para la
tumba de su esposa. Además, son múltiples los pasajes que señalan que los
trabajadores recibían “un denario” como salario por cada día de servicio.
Incluso en la ley, en los días de Moisés, Dios había ordenando que no se
retuviera el salario del jornalero hasta el día siguiente, debía ser cancelado
cada día (Lv.19:13).
En pocas palabras, el diezmo fue
instituido por Dios para la NACION de ISRAEL, como parte de su administración y
gobierno teocrático (ver Deuteronomio 26:12); el cual estaba destinado a los
levitas que no podían poseer tierras o heredad alguna y eso les servia de
sostenimiento para sus necesidades primarias, mientras ministraban en el templo
(para ampliar mucho más sobre este tema del diezmo para la nación de Israel
recomiendo leer el libro del pastor John MacArthur, titulado ¿A quién pertenece el
dinero?.
En lo que respecta al Nuevo
Testamento, no existe ninguna instrucción “directa” o que trate con detalles
sobre el diezmo ya que cuando una persona ha entregado su vida entera a Dios,
esta entrega no limita “sus” posesiones materiales (ver Hechos Capítulo 4),
esta entrega es una entrega TOTAL al Señor. Por eso en el Nuevo Testamento no
se especifica una cantidad o un porcentaje específico que deba darse para
SOSTENER la obra del Señor, pero sí se habla de DAR según uno haya prosperado
(ver 1 Corintios 16:1-2), no porque Dios necesite dinero, sino porque los que están
sirviendo en el establecimiento del reino de Dios son seres humanos que tienen
necesidades como cualquier otro ser humano de la tierra; además de los gastos
en los que se incurre cuando se tiene un “templo” que van desde las facturas de
luz, agua, alquiler, sueldos, etc.
Esto es así, porque así como
podemos notar con toda claridad en el Antiguo Testamento que el pueblo Judío
tenía como regla diezmar para el manejo de su gobierno teocrático, hoy en día
los cristianos deben ofrendar voluntariamente para el sostenimiento de la
iglesia de Cristo. Note como lo explica el pastor-maestro John MacArthur:
“La enseñanza de la Biblia sobre
el diezmo en comparación con la dadiva voluntaria es importante. El diezmo
tanto en épocas del Antiguo como del Nuevo Testamento era el pago de impuestos
y los judíos bajo la ley mosaica pagaban hasta un 25 por ciento por año en
diezmos (eso es mucho más que el 10 por ciento). Durante años, muchas iglesias
fundamentalistas, evangélicas, conservadoras –denominacionales y no denominacionales-
han promovido el diezmo como la norma básica para lo que sus miembros deben
poner en el plato de la ofrenda. Pero un concepto tan inflexible, visto como un
principio eterno y universal para todos los creyentes, sencillamente no se
enseña en las Escrituras. El principio del Nuevo Pacto sobre la dádiva – por el
que usted y yo debemos regir nuestra vida- no se deriva de algún por ciento
obligatorio. La dádiva del Nuevo Pacto nace del corazón y se determina
personalmente.”[1]
Eso implica que todo cristiano
debe ofrendar (pudiéramos decir diezmar, si usted quiere) en su iglesia local
según Dios le haya prosperado. Como un acto voluntario, como lo hicieron
Abraham y Jacob; pero obviamente por los motivos correctos, no como si
existiera una ley o una imposición puesta como si fuera del Señor para la
Iglesia. Sumado a esto, como tampoco existe una cantidad asignada podemos
adoptar si quisiéramos (en forma voluntaria) el modelo judío y lo mínimo que
“pudiéramos” dar sería el 10% de todo lo que Dios nos ha prosperado, lo cual
implica que no debo dejar de dar para la obra de Dios según mis posibilidades y
mis niveles de ingresos. Esto implica que pudiera ser el 10% o menos que el
10%; pero nunca motivando o justificando un mal manejo del dinero que Dios me
permite “ganar”. En última instancia, el objetivo principal de mi vida si soy
cristiano debería ser contribuir generosamente con alegría y gratitud para la
obra de Dios.
Como resumen, según todo lo
explicado de la enseñanza del Antiguo Testamento con referencia al diezmo bajo
la ley mosaica, vemos que el enfoque del diezmo es con respecto al tema de
impuestos, para el sostenimiento del gobierno teocrático que tenía el pueblo
Judío. En ese sentido y solo en ese sentido, necesitamos aclarar que existen solamente
dos menciones de la palabra real impuestos en los evangelios y en ambos casos
se refieren a tributación u ofrenda necesaria. Una de ellas la encontramos en
Mateo 23:23. Este versículo es utilizado muchas veces por los defensores del
diezmo según el modelo Judío, pero de lo que se trata ahí es simplemente de
pagar los impuestos tal y como estaba instituido en la ley mosaica y fue eso lo
que Cristo reconoció en los fariseos pero condenó su actitud farisaica ya que
habían ignorado hipócritamente los más altos principios morales de la ley. El
otro caso lo vemos exactamente con la misma enseñanza en Lucas 18:12.
Ya para finalizar, lo que expone
el Nuevo Testamento sobre el tema del diezmo en Hebreos capítulo 7 versículos
del 4 al 9 es simplemente un recuento de un suceso histórico del encuentro de
Abraham con Melquisedec, que ya fue explicado más arriba, al inicio de este
estudio.
Expuesta la verdad sobre el
diezmo y la ofrenda o dádiva voluntaria tenemos que decir que lamentablemente
muchas personas hacen uso indebido de los recursos de Dios y por eso no
OFRENDAN o dan mezquinamente y lo único que demuestran con ese comportamiento y
esa actitud sobre el dinero es que son peores que los incrédulos. Es bueno
recordar lo que dice Dios en Su Palabra:
“No os acumuléis tesoros en la
tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y
roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre
destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro,
allí estará también tu corazón”. (Mateo 6:19-21)
Si el hombre tiene demasiado
enfocado su corazón en el dinero, eso nos dice claramente que ahí está su
tesoro y esa es la causa y la razón de su mezquindad y de su corazón avaro o de
su corazón codicioso.
A modo de conclusión todo
cristiano debe OFRENDAR voluntariamente según Dios le haya prosperado, no con
tristeza ni por necesidad. Algunos en la Iglesia recomiendan el diezmo como una
forma de establecer una contribución proporcional a las ganancias. Personas con
recursos amplios podrían dar mucho más del 10%, mientras que para un pobre,
quizás dar el 10% podría significar negarles a sus hijos el alimento, lo cual
no le exime de ofrendar según sus posibilidades, recordemos lo que dice la
Palabra de Dios:
“Así que creí necesario exhortar
a los hermanos a que se adelantaran en ir a vosotros, y prepararan de antemano
vuestra generosa ofrenda, ya prometida, para que la misma estuviera lista como
ofrenda generosa, y no como por codicia.
Pero esto digo: El que siembra
escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente,
abundantemente también segará.
Que cada uno dé como propuso en
su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador
alegre”. 2 Corintios 9:5-7.
Estos versículos nos dejan ver
claramente que la enseñanza del Nuevo Pacto sobre la acción de dar para la
causa del Señor, no exige algún porcentaje obligatorio. El acto de dar debe
nacer del corazón del creyente y debe ser determinado personalmente sin codicia,
aunque en efecto Dios determinará cuánto Él nos bendecirá, cuándo y de qué
manera lo hará.
Necesitamos alertar a todo
creyente que no hay duda que cada hijo de Dios DEBE ofrendar en forma
voluntaria, pero de igual forma necesitamos alertarles que no se dejen
intimidar o abusar espiritualmente con conceptos tales como que si no “diezmas”
eres un ladrón y Dios no te prosperará o que Dios te maldecirá. Eso solo
demuestra o una gran ignorancia de la real y verdadera enseñanza sobre el
diezmo o una muy sutil forma de abusar espiritualmente a los creyentes
demostrando codicia sobre los bienes y recursos de los hijos de Dios. Bajo el
Nuevo Pacto nadie está obligado a dar un porcentaje determinado de sus
ingresos, lo que sí se nos enseña en el Nuevo Testamento es que uno DEBE
OFRENDAR VOLUNTARIAMENTE según Dios le ha prosperado.
Por otro lado, no piense nadie
que si uno ofrenda o “diezma” o “pacta con Dios”; (como por ahí muchos
codiciosos falsos maestros enseñan) Dios está obligado a bendecirle y darle
todo lo que necesite, ya que muchas veces el énfasis se hace más en las
bendiciones que en vivir realmente una vida que agrade a Dios. No importa
cuánto usted ofrende para la obra de Dios; si usted no vive en obediencia a la
Palabra de Dios y por el contrario vive como si fuera un inconverso, no piense
ni pretenda que Dios lo va a bendecir, todo lo contrario es muy probable que
Dios mire con desagrado su ofrenda como miró la ofrenda de Caín, que era del
maligno (1 Juan 3:12, Hebreos 11:4)
Toda la Verdad sobre el Diezmo - John MacArthur
2 comentarios:
http://www.estudiosmaranatha.com/mensajes/mensaje10.html
Muy agradecido Hno. Saludos desde las Montañas de Colombia.
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