Clayton Sonmore
Demos una mirada más atenta a este
«Evangelio Eterno» o «Evangelio del Reino,» que será vivido y predicado por
una compañía de vencedores ante todos los moradores de la tierra. Vencedores en
cuya boca no hay engaño y que son sin culpa delante del trono de Dios. Este es
el mensaje que Dios da a conocer en ellos y por medio de ellos.
6.
Y oí uno que hablaba desde la Casa...
7.
Y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi asiento
[o autoridad], y el lugar de las plantas de mis pies [de aquellos a quienes he
enviado verdaderamente], en el cual habitaré entre los hijos de Israel para
siempre; y nunca más contaminará la Casa de Israel [aquellos que son llamados
por mi nombre] mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes [su autogobierno], con
sus fornicaciones [el uso promiscuo de mi nombre, de mis dones y de la revelación
para edificar sus propios reinos], y con los cuerpos muertos de sus reyes [las
obras muertas y las abominaciones del yo] en sus altares [en los reinos que
ellos han erigido donde llaman al pueblo a rendir culto en mi nombre, pero
según sus propios caminos].
8. Poniendo ellos su umbral junto a mi
umbral [ellos hacen que el pueblo crea que está entrando en mi Reino cuando, en
realidad, está entrando en el reino hecho por el hombre], y su poste junto a mi
poste [los postes o las columnas de Dios se llaman Jaquín (El establecerá) y
Boaz (sólo en El hay fortaleza); los postes del hombre se llaman «nosotros
estableceremos» y «en nosotros está la fortaleza» (ver 2 Crónicas 3:17)], y
una pared entre mí y ellos [hay una pared insuperable entre estas dos posiciones],
contaminaron mi Santo Nombre con sus abominaciones que hicieron [valiéndose de
los dones de poder y de revelación de Dios, de una manera tan promiscua, según
sus caprichos, ¡que ello ha traído gran deshonra a Su nombre, incluso ante los
paganos!], y yo los consumí en mi furor.
9. Ahora echarán lejos de mí su fornicación
[nadie puede servir a dos señores], y los cuerpos muertos de sus reyes [las
obras muertas de sus abominaciones egoístas], y habitaré en medio de ellos
para siempre [observe que este versículo es condicional].
10. Tú, hijo de hombre, MUESTRA A LA CASA [profanada que el hombre ha
edificado en mi nombre, dándole el nombre de mi Iglesia] de Israel [el Israel
espiritual] ESTA CASA [verdadera y sin mancha], y avergüéncense de sus
pecados, y entiendan su diseño [que es Jesús, el Cristo, como único SEÑOR].
11. Si se avergonzaren de todo lo que han
hecho, hazles entender la figura de la Casa [cómo une Dios a Su verdadero
pueblo], y su diseño [el propósito de Dios para la humanidad], y sus salidas y
sus entradas [la libertad verdadera y la liberación al morir a sí mismo y de
vivir en Cristo], y todas sus figuras [todo lo que tiene que morir en nosotros
para que verdaderamente podamos ser libres en Cristo], y todas sus
descripciones [la manera en que Dios hace las cosas], y todas sus pinturas
[todas las facetas acerca de andar en la gloriosa herencia de los hijos de Dios],
y todas sus leyes [la Ley del Espíritu de Vida (Romanos 8:2) y la Ley de la
Libertad (Santiago 1:25; 2:12)]; y descríbelo delante de sus ojos, para que
guarden toda su forma [para que ellos puedan amoldarse según Jesús, el Cristo],
y todas sus reglas [para que ellos puedan aprender Sus caminos] y las pongan
por obra.
(Ezequiel 43:6-11).
El pueblo de Dios es culpable por edificar
la casa del Señor a su propio modo. Ellos son culpables por predicar una
«primera fiesta,» o evangelio del «atrio exterior» de la «creencia fácil,» que
promete seguridad y confianza a cambio del conocimiento de los hechos
históricos y de un conocimiento intelectual de la doctrina, en lugar de la
predicación del arrepentimiento, por seguir nuestro propio camino, y la fe en
Jesús, el Cristo como SEÑOR para cambiar, purificar y perfeccionar, y para
consumarnos, con el fin de que podamos seguir verdaderamente SU camino.
El bautismo en el Espíritu Santo, o la
«Fiesta de Pentecostés,» se predica entonces a aquellos que han eludido la cruz
y todo lo que ella representa, dando como resultado el uso de los dones, de la
unción, del poder, y de la revelación del Espíritu Santo, para la promoción de
los reinos del hombre, en lugar del verdadero propósito para el cual fueron
dados ellos, que es el de perfeccionarnos y librarnos de la esclavitud del yo y
de la esclavitud de los sistemas del hombre, que han sido erigidos en nombre de
Dios.
Continuando con esta clase de abominación
en el Lugar Santo, muchos agregan a esto la predicación de una versión de la
tercera fiesta (la Fiesta de los Tabernáculos) que también ha sido leudada por
el hombre.
En lugar de reconocer la necesidad de
detenerse y de empezar otra vez, según la perfecta voluntad de Dios, ellos
tratan de acomodar su versión de la tercera fiesta por encima de las
pervertidas primera y segunda fiestas, dando como resultado dificultades indecibles.
Pero en medio de toda la confusión,
generada por las diversas manifestaciones del yo en todas sus múltiples
facetas, Dios todavía sigue obrando con constancia en el Tabernáculo de David
(Amos 9:11; Hechos 15), perfeccionando y labrando cada piedra individual que
pagará el precio de la sumisión a Sus tratos íntimos, oyendo y obedeciendo Su
suave y tenue voz. La obediencia a esta voz resulta costosa. Ella hará que
muchos sean «heridos en casa de sus amigos.» Eventualmente, hará que todos los
que oyen y obedecen esta voz mueran a sí mismos, si es que no nos apartamos del
fuego de Sus tratos.
5. Oíd palabra del SEÑOR, los que tembláis
a su palabra: Vuestros hermanos, los que os aborrecen, y os niegan por causa de
mi nombre, dijeron: Glorifíquese al SEÑOR. Más él se manifestará a vuestra
alegría, y ellos serán confundidos.
6. Voz de alboroto se oye de la ciudad [de la religión], voz del Templo [del juicio
que empieza en la casa de Dios]; voz del SEÑOR que da el pago a sus enemigos.
7. Antes que estuviese de parto, dio a luz;
antes que le viniesen dolores dio a luz hijo [un vencedor colectivo
8. ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio
cosa tal? ¿Dará a luz la tierra en un día? ¿Nacerá toda una nación de una
vez? ¿Que Sion estuvo de parto, y dará
a luz juntamente sus hijos?
9 ¿Yo, que hago dar a luz, no estaré de parto?
dijo el SEÑOR. ¿Yo, que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo.
10.
Alegraos con Jerusalén [con la Jerusalén de arriba,
que es la madre de todos], y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos
con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella.
11.
Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus
consolaciones, para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su
gloria.
12.
Porque así dice el SEÑOR: He aquí que yo extiendo
sobre ella paz, como un río; y la gloria de los gentiles como un arroyo que
sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas
seréis regalados.
13.
Como el varón a quien consuela su madre, así os
consolaré yo a vosotros, y sobre Jerusalén tomaréis consuelo.
14. Y veréis y se alegrará vuestro corazón;
y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano del SEÑOR para con sus
siervos será conocida, y se airará contra sus enemigos. (Isaías 66:5-14).
A MODO DE CONCLUSIÓN
Mayo de 1997
Amados míos:
En esta forma resumida, Más Allá del
Pentecostés fue escrito el 5 de marzo de 1964, durante un período de gran
intercesión que duró 13 horas, y lo que ahora están leyendo ustedes está
repetido casi al pie de la letra. Su forma inicial fue la de una presentación
objetiva y muy directa, dirigida a una organización particular y a su junta
directiva. Durante nueve años, desde el 27 de junio de 1956, esta organización
había empezado un recorrido descendente, pasando de ser un organismo viviente
en las manos de Dios, a ser una simple organización que se valía de las
herramientas del hombre para hacer funcionar una maquinaria hecha por el
hombre.
Antes de que yo hubiera hecho mecanografiar
este trabajo, el Señor me hizo saber que yo lo leería de cabo a rabo y que
eliminaría el saludo y toda referencia personal o colectiva, cambiando la destinación
a una organización determinada, por otra dirigida a todo el cuerpo de Cristo
(que no es un conjunto tan compacto). El resultado es el librito que ustedes
están leyendo ahora.
Además, el Señor lo aclaró para que yo le
diera una forma muy directa, pero mucho más resumida a este tratado (que se convirtió
en una carta de ocho páginas). Yo enviaría después tanto este tratado, que
publicaría en un librito parecido a éste, junto con la carta de ocho páginas
que, entre otras cosas, contendría brevemente las circunstancias que dieron
origen a esta presentación.
Inmediatamente, hice imprimir 500
libritos, de contenido casi idéntico a éste que ustedes acaban de leer,
publicados bajo el título que me dio el Señor: Más Allá del Pentecostés; luego,
envié los dos escritos a cada uno de los 72 directores de la mencionada organización.
Once años antes, yo había sido uno de los
veinte padres fundadores de esa misma organización. Durante todos esos años fui
un director de esa organización cristiana internacional y, en la mayor parte de
ese tiempo, también fui vicepresidente. Sólo mi carta reformada, conservaba los
dos últimos párrafos de mi escrito del 5 de marzo que contenían mi renuncia
como funcionario y director de ese cuerpo. Durante un año más, seguí siendo
presidente del capítulo más grande en nuestra nación.
En tanto que el contenido y la directiva
fueron bien aceptados, como palabra del Señor, por los círculos oficiales de
esa organización, el paso del tiempo demostró pronto que la gran mayoría de
ellos, mientras aceptaban en TEORÍA la directiva de este tratado -Más Allá del
Pentecostés -, sólo una minoría estaba dispuesta a ponerla en PRACTICA de
nuevo, como lo hizo a principios de los años 50.
Nueve meses después, me sentí desanimado
por dos razones: (1) mis amigos más cercanos en esa organización y a quienes yo
quería mucho, se mostraban renuentes a poner en PRACTICA estos principios, ya
practicados antes durante doce años, o se veían imposibilitados para hacerlo
así; y (2) el hecho de que el Señor no me hubiera dado una directiva confirmada
sobre cuándo y cómo publicar la copia provisional del librito en edición
definitiva, en forma de libro, tal como yo sentía que había sido instruido para
hacerlo el 6 de marzo de 1964. Así, guardé durante un tiempo, (un tiempo breve
según lo creía yo,) este manuscrito en un baúl de mi desván.
Poco tiempo después me encontré con que el
Señor cambió la dirección del ministerio en que yo me había movido hasta entonces,
tanto en contenido como en una dimensión espiritual más alta. En septiembre de
1966 encontré que el Señor me abría sobrenaturalmente la puerta para un amplio
ministerio en Colombia, Sur América.
Durante los dos meses siguientes, el Señor
me abrió las puertas en ese país, con el fin de que pudiera ministrar a algunos
de los verdaderos intercesores de aquella nación. Igualmente, se me abrieron
de par en par las puertas de algunos de los más altos niveles de los líderes
políticos de aquella nación.
De nuevo, en 1968, reconocí con mirada
retrospectiva el extinguido desaliento con el Señor, por haberme traído otra
vez a experimentar dos años de andar en esa «Nueva Jerusalén, que es la madre
de todos nosotros,» sólo para encontrar que el Señor me estaba dando, en
grandes cantidades, la «palabra de conocimiento,» pero muy poco de la «palabra
de sabiduría,» para saber qué hacer con el conocimiento.
Encontré una paz mediocre mientras seguía
la nube de día, y el fuego de noche, en el desierto del hacer, en
contraposición con el ser, durante once años más (desde 1968 hasta 1979). El 27
de octubre de 1979, el Espíritu del Señor vino a mí en forma similar a lo
ocurrido el 5 de marzo de 1964 y, durante nueve semanas, hasta el 31 de
diciembre, a duras penas salí de mi dormitorio. Durante este período escribí el
libro Nadie se Atreve a Llamarlo Engaño, acompañado de mucho dolor, de
problemas y de intercesión.
El 3 de enero de 1980, tres días después de
esas nueve semanas de mezcla de pena y de gloria, me encontré, después de 13
años y, de nuevo, mediante la intervención Divina, en un avión con rumbo a
Colombia, Sur América. Durante los primeros tres meses de 1980, el Señor abrió
otra vez, sobrenaturalmente, muchas puertas grandes en ese país, tanto en la
arena espiritual, como en la arena política.
Pero la mayor parte de mi tiempo lo pasé en
la privacidad de un dispuesto y adecuado cubículo de oración (como en las ya
mencionadas nueve semanas en mi casa), donde me encontré de nuevo escribiendo y
en intercesión de noche y de día.
Cuando salí de Colombia, tenía en mis manos
un nuevo manuscrito, al que el Señor le había dado el título Los Maestros del
Engaño. En tanto que el tema principal del anterior manuscrito, Nadie se Atreve
a Llamarlo Engaño es, fundamentalmente, el producto de la mucha experiencia que
este autor ha tenido y de la mucha búsqueda que ha llevado a cabo en lo
referente al engaño religioso dentro de la Iglesia, Los Maestros del Engaño
abarcan la otra cara de la misma moneda, que este escritor ha estudiado e
investigado durante décadas, en lo referente al engaño político en el mundo
entero.
En las Escrituras, tras años de estudio y
de confianza en Dios para la «sabiduría» y el «entendimiento,» siento que hemos
descubierto muchas directivas engañosas y conspiratorias, hacia las cuales se
está deslizando rápidamente el mundo político y económico, en donde la iglesia
(liberal, fundamentalista, evangélica, pentecostal y carismática) parece haber
perdido casi completamente su vista y su oído mientras que ellos conducen,
locamente, para recibir a toda carrera casi todo lo que el espíritu del día del
Anticristo y del Falso Profeta emplean en su actuación de «yo también,» dentro
de la así llamada Iglesia.
Cuando finalicé mi período de escritura, a
fines de marzo de 1980 en Colombia, el Señor me hizo saber que yo iba a volver
a casa para rescatar de mi desván las 96 páginas del tratado que ustedes están
leyendo ahora, porque el Señor iba a agrandarlo, por medio de mi pluma, en un
volumen más grande (del tamaño de los dos volúmenes que yo acababa de escribir
en los cinco meses anteriores).
La palabra adicional del Señor fue la de
que preparara en seguida estos tres manuscritos para su publicación definitiva,
cada uno bajo su título individual, pero que los tres iban a formar «parte de
una serie» bajo el título general de Muestra la Casa a los de la Casa (Ezequiel
13:10-11).
En la actualidad, mayo de 1997, sólo Más
Allá del Pentecostés (volumen 1 de nuestra serie) y Nadie se Atreve a Llamarlo
Engaño (el volumen 2) han sido publicados en inglés. En español, se han
publicado el primero y el segundo, así como un libro fenomenal de George
Warnock, Gloria en Lugar de Cenizas. Desde 1993 hasta 1997, nuestros volúmenes
han sido pedidos, verbalmente y por correo, desde todos los estados de nuestra
nación, así como de 70 países diferentes.
Deseamos tener estos libros disponibles
para los lectores de este librito, si ustedes así lo desean.
Todas las solicitudes pueden dirigirse al
Apartado Aéreo 95.300, Santafé de Bogotá, Colombia, o al E-Mail rsm05001@inter.net.co.
Este autor cree firmemente en que la unción
no se da para ganancia personal. En cualquier forma en que unge el Señor,
incluso la de escribir, es para beneficio del Cuerpo de Cristo, no para lucro
personal por encima de las necesidades normales de la vida.
Yo pido: «Señor, ayúdame a ser un vaso de
honor cuando me convierto en el conducto y en el tesorero de una pequeña parte
de Tu almacén.»
Confío en que la lectura de este librito
que ustedes acaban de leer, y los que puedan recibir en el futuro, no sean solamente
una bendición, sino por medio de ellos el Señor podrá iluminar aun más el
«entendimiento» de ustedes.
De ustedes en El, Clayton Sonmore.
Mas Allá del Pentecostes - Clayton Sonmore
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