Charles E. Newbold Jr.
La Semana Santa es igualmente idolátrica y escalofriante. Muchos cristianos usan el término Semana Santa con cariño, y en asociación con la preciosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sin considerar el hecho de que Semana Santa (“Easter” en Inglés) es la palabra Inglesa para la diosa Ishtar (también llamada Astarte y Eostre en otras culturas paganas). Ishtar se celebraba como la reina del cielo. Mucho de lo que hacemos en Semana Santa tiene su origen en el paganismo. La fecha de la celebración de la Semana Santa no coincide regularmente con la resurrección de Jesucristo, que ocurrió tres días después de la Pascua. La Cuaresma, los cultos al amanecer, la decoración de los huevos, los conejitos, son todos ellos abominaciones no sujetas a la Escritura, para Dios.
Entonces, ¿Cómo llegamos a practicar todas estas cosas? Alexander Hislop escribe, “para conciliar los paganos con el Cristianismo nominal, Roma, siguiendo su política normal, tomó medidas para amalgamar los festivales paganos y cristianos, y mediante un ajuste muy complicado pero ingenioso del calendario, no resultó ser una tarea difícil en general, conseguir que el Paganismo y el Cristianismo-- este último ya muy hundido en la idolatría—se dieran la mano”.
Dennis Loewen hace la siguiente observación, “La ramera no tiene cuidado de estas cosas. Se acostará con cualquier cosa siempre que sea otro Jesús. Su razonamiento es el siguiente: “¿Para qué molestarse con estos detalles?”. Por otro lado, a Dios si le importa. ¿Cómo puede alguien leer las Escrituras y verle de otra forma?
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