Por Jack Fleming
PREGUNTA
En mi iglesia el pastor enseña que Judas fue en quién más confió Jesús, por
eso lo nombró tesorero, y eso prueba que Jesús era muy rico, porque necesitaba
de un tesorero. Pero cuando Judas robó de ese dinero, entonces se condenó,
igual pasa con todos los que le roban a Dios y no pagan sus diezmos ¿Puede eso
ser verdad?
RESPUESTA
Con justa razón el Señor describe la iglesia de los últimos tiempos, como
una iglesia que le produce nauseas (Ap.3: 16). Pero tampoco puedo dejar de
repetir algo que he aprendido y visto con los años que el Señor me ha concedido
en Su ministerio: Cada creyente sigue al líder que se merece, y en forma
conjunta, también cada iglesia tiene el pastor que se merece. Jer.17:5 “Maldito el hombre que confía en
el hombre”.
Ud. no puede buscar la verdad en lo que yo diga u otro pastor afirme, la
verdad está solamente en la Palabra de Dios. Jesús dijo: “Tu palabra es verdad” y él personalmente aseguró que es “el Camino y la verdad” (Jn.14:6). Si
honestamente desea conocer si eso u otra enseñanza es verdad, tiene
necesariamente que consultar con la Biblia.
Satanás ha logrado introducir tantos “ministros” que están disfrazados como
ministros de justicia y son obreros fraudulentos (2Cor.11:13-15), porque el
pueblo de Dios ha dejado el estudio de la Palabra y están siguiendo ciegamente
a hombres. En medio de tanto “raquitismo” espiritual, no es de extrañar que
muchos se gocen únicamente en las orgías emocionales que estos hombres han
introducido en las iglesias para poder seguir el camino de Baal, y hacer
riquezas con las cosas del Señor.
El resultado ha sido una cristiandad que produce nauseas al Señor. Y allí
los tiene, saltando, danzando y gritando frenéticamente como los baales (1Ry.18: 27-29) “Y aconteció al mediodía,
que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es;
quizás está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme y
hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces. Pasó el mediodía, y
ellos siguieron gritando frenéticamente”.
Han dejado el mandamiento del Señor de (Jn.5:39)
“Escudriñad las Escrituras”. (Col.2:16)
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”. Y han cambiado la
palabra de Cristo, por la palabra de los hombres que entregan alimento
contaminado y sin nutrición a través de “experiencias” y sueños, para mantener
la condición de raquitismo espiritual. De esta manera, a la orden de cualquier
“soplador” estos débiles en la fe, caen al suelo con un simple soplido como
parte del show.
A éstos, que están ocupados en producir un estado enajenador a través de
las emociones que manipulan por medio de la música estridente y mundana, el
griterío, el desorden (Dios es Dios de orden) y predicaciones donde siempre
giran en torno al dinero, que son orientadas por historias que relatan cómo al
que pagó el diezmo Dios lo bendijo, y al que “le robó” los diezmos se llenaron
de males, y hunden a la congregación en el pantano de la superstición, el
fetichismo y el culto al hombre; El Señor dice que Él no está allí, sino
afuera, llamando a la puerta para que lo dejen entrar (Ap.3:20).
Decir que Jesús confió en Judas y por eso lo nombró tesorero, es afirmar
que Jesús no es Dios, que no es Omnisciente para haber sabido anticipadamente
que Judas lo traicionaría. Es creer que Jesús fue “sorprendido” por la actitud
de Judas. Esa es una herejía que proviene desde el mismo infierno.
Cuando uno lee la Palabra del Señor y compara esta clase de enseñanza,
puede reconocer claramente la conexión que existe entre Satanás y sus demonios,
con muchos pulpitos del día de hoy. Es una verdadera cloaca mal oliente que
desciende desde el infierno hasta la boca de sus servidores que se han
disfrazado como “ángeles de luz”
(2Cor.11: 15).
Curiosamente, dicho de paso, muchos de estos “pastores” aseguran que ellos
son los “ángeles de la iglesia”. Aunque la Biblia jamás llama a un pastor (o
anciano u obispo), nunca le dice “ángel”. Por lo demás, yo nunca he visto ni
leído en la Biblia sobre ningún “ángel” que esté interesado en los diezmos ni
en las riquezas de este mundo.
Siempre una herejía arrastra a otra igualmente nauseabunda, afirmar que
Jesús era rico, es simplemente negar toda la enseñanza de la Biblia sobre Su
vida terrenal. Es un argumento desesperado y que solamente puede ser aceptado
por aquellos que no conocen al Cristo que presentan las Sagradas Escrituras y
no las han leído.
¿Cómo podrían estos herejes, comerciantes de la fe, justificar sus riquezas
que han acumulado usando el nombre bendito del Señor? No encontraron nada mejor
que levantar esa mentira, como plataforma para sostener sus status
socioeconómicos que en forma tan denigrante han conseguido. Aún el lector más
superficial de la Biblia, tendrá que admitir que allí se describe a un Cristo
que escogió el hogar de un carpintero para venir a este mundo, pudiendo él
haber elegido el palacio de un rey.
Antes de comenzar su ministerio, trabajó como carpintero (Mr.6: 3).
Cuando le pidieron las dos dracmas para el templo, para no ofenderles,
envió a Pedro al mar y echar el anzuelo y desde allí sacar el dinero (Mt.17:
27).
Para alimentar a los que le seguían dijo a sus discípulos para probarlos (Mr.6: 37) “Dadles vosotros de comer”.
A lo que ellos respondieron que no tenían para comprar alimentos. Jesús volvió
a preguntarles cuanto tenían, y le respondieron: (Mr.6: 38) “cinco panes y dos peces”.
Él mismo afirmó que no tenía donde recostar su cabeza (Mt.8: 20).Cuando
ofrendó su vida, tuvieron que colocar su cuerpo en una tumba prestada (Mt .27:
60).
Lucas, cuando escribe el libro de los Hechos dice: (Hch1: 1) “acerca de las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”.
Siempre fue consecuente con lo que enseñó, primero lo hacía, luego lo enseñaba.
Y la enseñanza de Jesús respecto a las riquezas, es muy elocuente:
Mt.6: 19-20 “No os hagáis tesoros en
la tierra…sino haceos tesoros en el cielo”. Vr. 24 “No podéis servir a Dios y a
las riquezas”.
1Jn.2: 15 “No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo”.
Cuando Jesús mandó a sus discípulos a predicar, les dijo: (Mr.6: 8) “Y les mandó que no llevasen nada
para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el
cinto”. Él había advertido a los suyos:
(Jn.15:20) “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán”. (Lc.6: 26) “¡Ay de vosotros, cuando todos
los hombres hablen bien de vosotros! Porque así hacían sus padres con los
falsos profetas”.
El ejemplo que nos dejó el Señor Jesucristo fue de austeridad, que aun
siendo rico se hizo pobre. Nos dijo que:
(Lc.18: 23) “¡Cuán difícilmente
entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!”.
(Mt.19: 24) “es más fácil pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.
Si presenta las riquezas como algo que dificulta el acceso al reino de los
cielo, es porque ellas están relacionadas con las injusticias de este mundo (Stgo.5: 1-4) “¡Vamos ahora, ricos! Llorad
y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están
podridas…Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el
jornal de los obreros, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros”.
Dios no va a otorgar riquezas a sus siervos, especialmente a aquellos que
están dedicados a tiempo completo a la obra.
Es muy fácil reconocer a estos inescrupulosos que han hecho lucro con el
nombre del Señor. Basta con comparar de donde salieron y cómo vivían antes de
dedicarse a la obra, y ver cómo y dónde viven ahora.
Nunca un verdadero siervo del Señor ha utilizado su condición de pastor,
para cambiar de status socioeconómico. Todos los hermanos fieles que registran
las Escrituras y la historia de la iglesia, muestran con qué austeridad y
privaciones han vivido. En cambio hoy, estos comerciantes de la fe no solamente
dicen que el Señor fue rico, sino que relacionan la pobreza como prueba de una
vida pecaminosa (Así ellos aparecen como los más “espirituales” porque son los
más ricos).
Argumentan en su osadía y desvarío materialista: “Somos hijos del Rey, así
que debemos vivir como tales, Dios nos ha escogido por cabeza, y no por cola”.
Seguramente Ud. también les habrá escuchado citar ese pasaje de Dt.28: 13 donde
el Señor está diciendo a Israel (su pueblo terrenal) las condiciones para
recibir las bendiciones terrenales si es que guardaran su ley: (Dt.28: 1-5) “más tierras, más animales más
prosperidad terrenal” porque ese fue el pacto que hizo con ellos. Por esta
razón, todos los creyentes fieles del Antiguo Testamento (los patriarcas)
fueron hombres muy prósperos.
A diferencia de esto en el nuevo pacto, para la iglesia (el pueblo
espiritual) le ha prometido únicamente recompensas celestiales, en la vida
venidera (Mt.19: 28-29) y en esta vida, persecuciones (Jn.15: 20) “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán”. Los primeros cristianos entregaron todo para la obra del
Señor, por amor, no por codicia para recibir más (Hch.2: 45) “Vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a
todos según la necesidad de cada uno”. Pero nunca estos cristianos
generosos llegaron a ser ricos, como les aseguran los farsantes de hoy. Jamás
ha sido la promesa de dar, para recibir más aquí en la tierra, sino en el cielo
(Mt.19: 28-29).
Con esa práctica del evangelio de la codicia, los únicos que se han hecho
ricos, son los líderes inescrupulosos. Estos traficantes de almas de nuestros
días, cuando saben de una condición penosa de un hermano, inmediatamente
aseguran que se debe a un pecado que tiene en su vida. Sin embargo el mismo
apóstol Pablo dice:
(2Cor.11: 23-29) “en trabajos más
abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas
veces. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he
padecido naufragio, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles,
peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en
hambre y sed. ¿Quién enferma, y yo no enfermo?”.
En su delirio y fantasía llegan a afirmar que también si alguien enferma,
es consecuencia de algún pecado, pero en el testimonio del fiel apóstol Pablo,
vemos que él vivió en suma pobreza y como todos los seres humanos, también
padeció enfermedades, y nada de eso fue consecuencia de algún pecado, como
mienten estos falsos líderes religiosos del evangelio de la prosperidad.
Creo firmemente, que eso que le enseñan en su iglesia, respecto a que Jesús
era rico aquí en la tierra, es una mentira que desciende directamente del
alcantarillado del infierno y no corresponde a lo que enseñan las Sagradas
Escrituras. Lea y escudriñe su Biblia, esa es su responsabilidad, porque si un
ciego sigue a otro ciego, ambos caerán al hoyo (Mt.15: 14).
Jack Fleming - Mision Campamento42
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