Davis y Clark
Arrepentimiento
simplemente significa darse vuelta y volverse en dirección contraria. Dejar una
cosa y agarrar otra. El arrepentimiento de obras muertas no es nada más que
volverse de la religión muerta – la forma de piedad sin fuerza alguna – al Dios
viviente. No es cambiar la religión por Cristo. Es dejar el culto voluntario
que se basa puramente en las disciplinas rudimentarias de la carne, y abrazar a
la Persona quien es en Si Mismo la salvación. Es conocer a Cristo como nuestro
todo en todo. Es entender que la sabiduría no es “algo”. Es Jesús. Justicia no
es “algo”. Es EL. La redención no es “algo”. Es la unión a la persona de
Jesucristo.
Mas por él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que
se gloría, gloríese en el Señor. (1 Co. 1:30-31)
La religión es usted
viviendo para Dios; Cristianismo es Cristo viviendo en y a través suyo. La
religión es el hombre trabajando para Dios; Cristianismo es Dios trabajando en
nosotros en el querer y en el hacer. Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. (Gál. 2:20) Somos llevados cautivos y engañados cuando somos hechizados
para apartarnos de la realidad de Cristo viviendo en y a través de nosotros; de
haber sido El Mismo nuestra vida, nos desviamos a un sistemático y litúrgico
intento de merecer la vida debido a nuestro hacer.
Jesús, dando una mirada
profética al futuro, pudo ver el estado de aquellos que se negarían a cambiar
su religión por el conocimiento de El Mismo.
Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? (Mat. 7:22)
La respuesta del Señor a
estos hombres/mujeres que debido al estándar de estos días serían considerados como
gigantes espirituales, es chocante. Ellos estuvieron involucrados en la obra
del Señor..
Ellos vienen trayendo
resultados, pero no le han conocido. Ellos han olvidado, o más triste aun,
nunca han entendido que el cristianismo no es nada más que conocer a Cristo. Es
acerca de conocerlo, siendo conformados a su imagen. No es acerca de que
hagamos todas las cosas correctamente. Ese es el triste cuento de aquellos que
creen estar haciendo todas las cosas cristianamente bien, pero no están
involucrados en el único objetivo legítimo en el Reino de Dios. No tiene nada
que ver con mi ministerio, con mi hacer.
Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mat. 7:23)
“¿Nunca os conocí?”
¿Usted quiere decir que estos hombres que llegaron diciendo “Señor, Señor”,
hombres que profetizaron, echaron fuera demonios, e hicieron muchas cosas
maravillosas en el nombre de Cristo, no lo conocían?
La pasión que consumía a
Pablo era conocer a Cristo. Era su meta, alcanzar el premio al supremo
llamamiento. El consideró todas las cosas – su justicia, su orgullo en sus
logros en la religión – “como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús”. Pablo consideró su religión como basura con el fin de ganar
a Cristo (Fil. 3:8). Con respecto al propósito de conocer y ganar a Cristo,
Pablo continuó escribiendo: “Así que, todos los que somos perfectos, esto
mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios”.
(Fil. 3:15) No es aceptable sentir otra cosa. Pero si lo siente, Dios también
se lo revelará.
No es aceptable optar por la superficialidad de la religión por
encima del conocimiento de Cristo. No es aceptable reducir la cristiandad al
estado de religión, ya que aquello que a El le agrada más es lo que debemos
hacer. ¡Todo es Cristo! “Cristo en vosotros es la esperanza de gloria”
Es todo acerca de la excelencia del conocimiento de Cristo.
Todo el correcto hacer
fluye de un conocimiento íntimo de Cristo. “…el pueblo que conoce a su Dios
se esforzará y actuará.” (Dan. 11:32) Dios ha extendido su mano en
intimidad, y ha rasgado el velo que nos separaba. Así que por la sangre de su
Hijo, podemos entrar más allá del velo ante su presencia. Pero muchos prefieren
jugar en el atrio exterior. Ellos aman las ceremonias y los símbolos de la
religión. Ellos eligen la sombra antes que la substancia, el ritual por sobre
la realidad, la cual es Cristo.
Reemplazando a Jesús - Davis y Clark
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