Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


4 de agosto de 2018

EL LEGALISMO ES UNA MALDICION


Charles E. Newbold Jr

Las personas legalistas sujetan al resto a la maldición de la ley. Pablo dijo, “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está, Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” Gál. 3:10. La ley fue dada para mostrarnos la perfecta voluntad de Dios. Se requiere de nosotros que guardemos toda la ley de Dios si vamos a ser justos delante de Dios. Puesto que es imposible para nosotros guardar toda la ley, se vuelve una maldición para nosotros. En lugar de darnos vida, nos mata. Rom. 7:7. Pablo afirma que cuánto más intentamos obedecer la ley externamente, más tendemos a hacer eso que precisamente no deseamos hacer. Rom. 7:21.

A lo sumo, las leyes que son puestas sobre nosotros por los religiosos en los sistemas de iglesia, pueden ser obedecidas externamente. Ningún cambio de naturaleza tiene lugar. Por tanto, cualquier requisito de adherirnos a un sistema de creencias, unirnos a él y asistir a la iglesia, vestir de una cierta forma, obrar ciertos rituales, o cumplir ciertas leyes, normas y reglas, nos coloca bajo una maldición. Nos hallaremos a nosotros mismos tratando de hacernos justos  por medio de leyes que no podemos obedecer en nuestros corazones.

Los que imponen la ley sobre los demás no solo los ponen bajo maldición, sino que son malditos ellos mismos. Pablo advirtió a los Gálatas que si “aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Gál. 1:8. Iba en serio y por eso lo repitió otra vez: “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Gál. 1:9.

 Gracias a Dios que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.” Gál 3:13. La gracia bendice.

El sistema de la iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry