Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


5 de junio de 2012

EL CONFLICTO ENTRE LOS DOS HIJOS


Davis y Clark

Así que la ley, que produce fruto para muerte, falló al criterio principal para la justicia—vida. “Si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.” (Gálatas 3:21). La ley no puede conferir vida. Este es el fallo principal. No puede impartir gracia y verdad. Si pudiera… “entonces Cristo murió en vano” (Gálatas 3:21). En crudo contraste, Juan escribía de Jesús, “en ÉL estaba la vida y la vida era la luz de los hombres”.

La justicia de Dios viene por la fidelidad de Jesucristo, inherente en Su vida misma aparte de la ley. Esta justicia jamás es inherentemente nuestra. Porque el judío y el gentil, ambos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios. No hay justo, ni aún uno solo. Todos son justificados por la gracia que viene por la redención que hay para siempre en Cristo Jesús. Sólo Él es lleno de gracia y de verdad. Dios demuestra Su justicia en esto. Demuestra que Él es justo al justificar a los que creen Su Hijo por la fe solamente.

Los legalistas de los días de Pablo vieron esto como una obra completamente ilegal, porque la ley demandaba la circuncisión antes de poder ser tenido por justo y aceptado en la mancomunidad del pueblo escogido de Dios. Si Dios hubiera de justificar a los gentiles solo por la fe, Él rompería Su propia ley o al menos, eso es lo que parecía a los judaizantes de la iglesia de Jerusalén. De manera que se dispusieron a armonizar ambas, y terminaron desarrollando una doctrina más equilibrada: “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.” (Hechos 1:15).

Jesús advirtió a los discípulos que se guardaran de la levadura de los fariseos. Después de Su resurrección, la institución judía y los ejecutores de la ley hicieron incursiones en la iglesia infante en la misma ciudad donde Le habían matado (lee Hechos 6:7 y 21:20). En Hechos leemos que un poquito de levadura comenzó a leudar toda la masa. Hasta el mismo Pedro fue atrapado en esto y luego tuvo que arrepentirse. Los legalistas se convirtieron en los grandes perseguidores y opositores del evangelio de gracia de Pablo.

Él explicó en estos términos este fenómeno a la iglesia de los Gálatas:

“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Más ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre. Estád, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas  4:21-5:1).

Así es exactamente como es AHORA. El que es nacido de la carne persigue al que es nacido del Espíritu. ¿Podría esto explicar las divisiones que existen entre los que se llaman cristianos hoy día? Los que habéis encontrado a Jesús como vuestra suficiencia en todas las cosas también os habéis encontrado como objetivos de los que continúan en la las obras de los judaizantes. No, hoy no te demandan la circuncisión como prueba de justicia sino que se glorían en la carne intentando tratar con las impurezas de la carne mediante un poder que no es mayor que la voluntad humana. Pablo lo escribe así:

“Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.” (Colosenses 2:20-3:4).

Ahí donde encuentras la libertad de Cristo, los legalistas llegan pronto y tratan de imponer alguna forma de religión auto-fabricada y auto-impulsada. Pablo descubrió que esto era cierto de la iglesia en Jerusalén, de la que dice.

“Y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.” (Gálatas 2:4,5).

Estad firmes en vuestra libertad, santos amados. ¡Estas firmes! Ahora respondamos a la pretensión de que para que Dios cumpla las demandas justas de la ley solamente por medio de la fidelidad de Cristo, tendría que romper Su propia ley.

 De la Ley al Reposo - Davis y Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry