Charles E. Newbold Jr.
La
Babilonia espiritual se caracteriza principalmente por la idolatría de la mente
carnal. Carnal hace referencia a la carne. La “carne” a menudo se refiere a esa
naturaleza de pecado caída del hombre, que está en enemistad con Dios. La mente
carnal es todo pensamiento, razón, lógica, imaginación, opinión, y especulación
que se asocia a la vieja naturaleza caída adámica del hombre. Practicamos
Babilonia cuando hacemos cosas conforme a nuestra noción más que conforme a la
de Dios.
El
apóstol Pablo explicó que los que hacen cosas conforme a la carne, ponen su
mente en las cosas de la carne; pero aquellos que hacen conforme al Espíritu,
ponen su mente en las cosas del Espíritu. “Porque los que son de la carne,
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas
del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad
contra Dios”. Romanos 8:5-7ª
El
llamamiento del jardín trataba de que Adán y Eva ejercieran el poder de su
propio intelecto, que Dios les había dado, para exaltarse a ellos mismos en sus
propias mentes. Dios dijo a Adán que podía comer de todos los árboles del
jardín excepto de uno. No había de comer del árbol del conocimiento del bien y
del mal. “Porque en el día que lo comas, ciertamente morirás”, advirtió Dios.
Génesis 2:16-17. Esta prohibición era clara y simple. Dios dijo lo que quería
decir, e iba en serio. Eso debía haber dejado el tema zanjado.
Sin
embargo, Satanás se deslizó hasta el extremo de su intelecto y razonó: “No
moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”: Génesis 3:4-5.
El conocimiento del bien y del mal era un llamado a la idolatría de la mente.
Una vez que se entregaron a la tentación y comieron de la fruta, sus mentes se
hicieron carnales. Fueron transformados en una naturaleza que era distinta de
la forma en que Dios los había creado.
Génesis
3:6 dice tres cosas sobre Eva: Vio que la fruta del árbol era buena para comer
y que era agradable a los ojos, y deseable para ser sabio. Este versículo
también nos dice que Dios creó al hombre con la capacidad de tomar decisiones,
con el deseo de ser como Dios, y con la vulnerabilidad de ser engañado. Eva fue
engañada con la posibilidad de tener conocimiento y de ser igual a Dios. Así
que mordió la mentira y también se la dio a comer a su marido. Génesis 3:6.
La
capacidad de tomar decisiones no es pecado. Es un don de Dios. Pecamos cuando
tomamos decisiones contrarias a la voluntad de Dios. Pensamos que sabemos más
que Dios. Por tanto, exaltamos nuestro conocimiento, lógica, razonamiento,
opiniones, imaginaciones, especulaciones y toda cosa altiva por encima del
conocimiento de Dios. 2ª Cor. 10:5. Ignoramos esa parte de la Palabra de Dios
que no está de acuerdo con nuestras aspiraciones, expectativas, teologías y
doctrinas. Creemos lo que queremos creer. Locamente nos hacemos a nosotros
mismos Dios. Incluso hacemos que Dios sea como queremos que Él sea. Por tanto,
estamos en rebelión contra Dios, así como Adán y Eva lo estuvieron.
Pablo
escribió contra la arrogancia del conocimiento diciendo: “Porque el que se cree
ser algo, no siendo nada, así mismo se engaña”: Gálatas 6:3. De nuevo escribió:
“Si alguien imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” 1ª
Cor.8:2.
El Sistemade a Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.
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