George Warnock
Antes
que nada, es un Reino de Justicia, porque sin justicia-sin la justicia de
Dios—no puede haber paz verdadera. Y sin justicia y paz no puede haber verdadero
“gozo” en los corazones de los hombres.
Ahora
bien, la “justicia” es un don gratuito de Dios y nos llega mediante las
operaciones de Su gracia:
“Para
que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la
justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” (Rom. 5:21). El
Reino de la justicia ha invadido al reino del pecado y de la muerte. Hay mucha
clase de reyes, gobernadores y dictadores tanto en el mundo como en la
Iglesia—pero sobre ellos, hay un potentado mayor que tiene la autoridad final,
y es la Muerte. Hay un breve reinado de gloria y de poder y después se acaba
todo. Todos arrojan sus coronas al trono de la Muerte. Los reyes en la Iglesia
hacen lo mismo. Puede que gobiernen y reinen en esplendor, que tengan grandes
seguimientos, que atraigan a las masas a su sometimiento, que reciban honra y
adoración de las multitudes—pero tarde o temprano ellos mismos tendrán que
someterse a un potentado mayor, la Muerte.
Pero
cuando el Reino de los Cielos esté ciertamente haciendo incursiones en las
vidas de los hombres, los siervos de Dios comenzarán a reinar en vida por causa
de la operación de la Cruz en sus vidas. La justicia es ministrada en los
corazones de los hombres y la “gracia reina por la justicia para vida eterna”.
Sin una ministración de justicia por parte del Espíritu Santo, no habrá un
fundamento permanente para la “paz” y mucho menos para el “gozo”. Generalmente
este orden es invertido porque—hablando de forma general—los reinos de la
Iglesia se basan en principios del mundo.
El “gozo” es la búsqueda del mundo,
por lo que se ha convertido en piedra angular de nuestras reuniones de Iglesia.
La música es como la música del mundo y está diseñada para traer gozo. Los
jóvenes son atrapados por los placeres del mundo, por lo que añadiremos
placeres mundanos a nuestros servicios religiosos. Tendremos música mundana y
juegos mundanos en las reuniones de Iglesia y de este modo, podremos conseguir
que un número mayor de jóvenes se involucre en nuestras actividades de Iglesia.
Y a todo eso lo llaman “el Gozo del Señor”. En muchos casos, es como “el
estrépito de los espinos debajo de la olla.” (Eclesiastés 7:6).
Ahora
bien, ¿Qué es la justicia? ¿Las buenas obras de la gente? No realmente.
“Cristo
Jesús… nos ha sido hecho… justicia” (1ª Cor. 1:30).
Esto
pone a todo el asunto bajo una luz completamente diferente. Es cierto que ha de
haber buenas obras. Pero no son buenas obras realmente delante de Dios a menos
que sean fruto de la operación de Cristo Mismo en medio de nosotros. Sólo
cuando permanecemos en Cristo, es su justicia revelada en nuestras vidas. Sólo al caminar Cristo en Su Pueblo—guiando,
motivando, potenciando y manifestando Su propia vida, seremos realmente una
manifestación de la justicia de Dios en la tierra.
Podremos sacar adelante
programas muy impresionantes—religiosos o de otra índole. Podremos predicar,
evangelizar, e involucrarnos en toda clase de actividades cristianas. Pero si
es por causa de celo humano y no por causa del fruto de la justicia de Cristo
en nuestras vidas—si no es porque estamos “trabajando junto con Dios” en el
“yugo” de Cristo—todas estas obras maravillosas serán como “trapos de
inmundicia” delante de Él, y no servirán de nada en el día de Cristo.
Coronado con Aceite - George Warnock
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