Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


2 de mayo de 2013

POTENCIANDO NUESTROS LUGARES ALTOS


 Charles E. Newbold Jr


Potenciamos esas cosas ante las que nos inclinamos y homenajeamos.  Liberamos el poder de Dios en nuestras vidas cuando nos inclinamos y Le adoramos. De la misma forma, potenciamos a nuestros ídolos cuando nos inclinamos ante ellos, sean hombres, edificios, instituciones, ideas, ciencia, opiniones, demonios, o esa Cosa que llamamos iglesia.

Patrick vino a comenzar una nueva iglesia. Como suele suceder, la unción del Señor estaba presente, y la gente entraba libremente en la alabanza y la adoración. Se estaban formando relaciones.

 La visión en un principio parecía estar enfocada hacia la edificación del pueblo en Cristo. Había libertad. Después surgió un deseo de tener un edificio, después la necesidad de un préstamo, después la necesidad de más dinero, y finalmente, una atracción por la membresía. La gente se encontró a sí misma llevada hacia aquello de lo que precisamente habían intentado salir.

Patrick los estaba llevando de vuelta hacia aquello de lo que él mismo había salido antes, porque aquello de lo que él había salido, nunca había salido de él.

 En lugar de edificar a un pueblo, estaba consumido por un edificio, una iglesia-su iglesia.  Unos pocos de los que asistían a su iglesia y  que discernían, se marcharon cuando se dieron cuenta de que permaneciendo, servían solo para adherirse y potenciar su idolatría.

Potenciamos la idolatría de la iglesia cuando asistimos a sus cultos. 

Potenciamos la idolatría de la iglesia cuando contribuimos a ella.

Potenciamos la idolatría de la iglesia cuando insistimos en el uso de la palabra iglesia en referencia al cuerpo de Cristo.

Potenciamos la idolatría de la iglesia cuando nos preguntamos unos a otros a qué iglesia vamos.

Potenciamos la idolatría de la iglesia cuando medimos la espiritualidad de la gente por la iglesia a la que asisten.

Tenemos nuestros lugares altos; y sin embargo, conocemos el corazón de Dios en estos asuntos porque Él nos habla claramente: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éxodo 20:3.

El Espíritu Santo puede llevar a un creyente maduro, liberado, a asistir a una iglesia, y quizás contribuir a ella con un propósito que solo conocen Dios y ese creyente. Sin embargo, si ese creyente se une en su corazón a ese sistema, una vez más levantándolo, ha vuelto a la idolatría y a la prostitución espiritual  de ello. Ha caído en el engaño. El que siente el llamado de Dios para permanecer o regresar a las situaciones de esos sistemas de iglesia ramera, tiene que ser honesto consigo mismo respecto de su verdadero motivo, no sea que él diga, “Dios me lo pidió” para justificar los deseos de ramera del corazón.

 El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.

No hay comentarios.:

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry