Clayton Sonmore
Existe una dimensión más amplia para esta posición
triunitaria, una en la que debemos coronarlo a El como nuestro único Rey. Y
creo que toda la creación: pecadores y santos por igual, están gimiendo con
dolores de parto, esperando la manifestación de esta «Compañía del Hijo,» de
este «Hijo de muchos miembros.» Este cuerpo con dolores de parto no estará
satisfecho con el mero conocimiento de verlo a El como Jesús - el Salvador -, o
como el Cristo - el que Unge -, sino que va a verlo y a conocerlo como el único
Amo y Señor, el Rey absoluto de sus vidas. Este «Hijo de muchos miembros» que
alaba Al Señor (al Santo Nombre de Dios), al alcanzar la madurez, ¡no solamente
podrá ministrar al cuerpo, o al alma, sino también al Espíritu interior de toda
la humanidad que esté clamando a su Hacedor!
«Tres veces en el año me celebraréis fiesta»
(Éxodo 23:14). La primera era la Fiesta de la Pascua, que era un recordatorio
para tener presente la redención, de la cual depende toda bendición.
Simbólicamente, ella representa a Jesús, nuestro Sacrificio Pascual. La segunda
gran fiesta es la Fiesta de Pentecostés, y tiene su contraparte en nuestras
vidas cuando estamos llenos del Espíritu. Como la tercera - en este orden -
encontramos la Fiesta de los Tabernáculos, una ordenanza profética que
significa la futura congregación del Israel dispersado durante largo tiempo.
¡Alabad a Dios, al Señor de la Gloria, que está a punto de llevarnos a tal
congregación aun en el día de hoy!
Vemos estas tres fases como correspondientes
a las tres divisiones del Tabernáculo. La entrada al atrio exterior está
simbolizada por la Fiesta de la Pascua. En el atrio exterior era donde la
congregación venía a oír la Palabra del Señor y a rendir culto de adoración.
(Ver cuadro del Tabernáculo en la página 56). Aquí vemos a Jesús como Salvador.
Aquí vemos el extenso y fundamental campamento evangélico que está interesado
esencial mente en lo que ellos RECIBEN, permaneciendo con frecuencia tan cerca
del borde de la línea como les sea posible vivir, pero confiando todavía en
lograrlo. Temo que ese día habrá muchos desengaños trágicos.
Después, llegamos a la entrada que está
simbolizada por la Fiesta de Pentecostés, representada por Cristo - el que
Unge. Este es el lugar donde ha estado nuestro gran cuerpo de los bautizados en
el Espíritu durante casi dos mil años. Ellos (nosotros) están cumpliendo un
propósito, aun cuando ellos, como un todo, están preocupados esencialmente por
los meros negocios secundarios del HACER.
A la congregación en pleno no se le permitía
entrar en este atrio intermedio, el Lugar Santo. Sólo a los levitas, que tenían
una unción especial para ministrar al pueblo, se les permitía entrar al Lugar
Santo.
Hermanos y hermanas, ¡todavía hay más!
¡Aleluya! Cuando se atraviesa el Lugar Santo, el lugar de la santificación y de
la preparación, los tales encuentran delante de ellos otra entrada, simbolizada
por la Fiesta de los Tabernáculos, que conduce al Lugar Santísimo. Esta es la
fiesta que está MAS ALLÁ DEL PENTECOSTÉS, sí, más allá de la Fiesta de
Pentecostés.
Esta grande y última fiesta es símbolo de la
reagrupación y del arrepentimiento de Israel, anunciando la gran efusión final
del Espíritu Santo y del Fuego. Observen en su calendario el prolongado
intervalo entre el Día de Pentecostés y el Día de los Tabernáculos (casi dos mil
años), empleado en la actual dispensación, en la obra pentecostal del Espíritu
Santo.
Sí, ha sido un día largo, muy largo, un día
difícil tanto en los dos mil años del calendario pentecostal, como en nuestro
personal calendario pentecostal. Pero es: «(El) que te sustentó con maná (la
provisión milagrosa) en el desierto (del campamento pentecostal), comida que
tus padres (evangélicos sin estar llenos del Espíritu) no habían conocido,
afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien.» («A la postre»
quiere decir orden altísimo, del último día de la visitación de Dios), un orden
que está MAS ALLÁ DEL PENTECOSTÉS.
Que Dios nos ayude, a ustedes y a mí, para
que no pasemos por alto el «orden altísimo» del plan eterno y último de Dios
para la consumación de esta era POR MEDIO DE SUS HIJOS.
Mas Allá del Pentecostés - Clayton Sonmore
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