Michael Clark
Usted ve que los padres de la iglesia primitiva nunca enseñaron diezmar o
muchas de las reglas ya sean escritas o implicadas en nuestras iglesias de hoy
en día. Ellos creían en el poder de una vida cambiada con un nuevo corazón que
guía al creyente a toda justicia. Y ellos también creían que Dios supliría cada
una de sus necesidades de Sus riquezas en gloria.
Pablo tuvo que confrontar a ciertos miembros judíos de la iglesia que
trataban de conseguir que los Gentiles empezasen a guardar la ley. Finalmente
él tuvo un enfrentamiento con ellos en Jerusalén y el resultado de eso fue el
siguiente decreto: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no
imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis”. (Hch. 15:28-29)
¿No hubiese sido éste un excelente momento para establecer la ley del
diezmo en el Nuevo Testamento? ¡Si este hubiese sido un decreto venido de los
gobernantes de las iglesias y denominaciones de hoy en día, hubiese estado en
lo primero de la lista!
Estos son los cuatro mandamientos a los Gentiles en los cuales los
apóstoles estuvieron de acuerdo:
I.
No comerás carne sacrificada a los ídolos.
II.
No comerás sangre.
III.
No comerás carne de cosas estranguladas.
IV.
No fornicarás.
Yo puedo con eso ¿puede usted? Todas las cuatro son buenas para su salud
física y espiritual.
Muchos de nosotros después de haber venido a Jesús fuimos advertidos de
ciertas cosas que se esperaban de nosotros por los clérigos (y otros hacedores
de bien) ahora que eramos “libres” en Jesús. Su lista do “hacer - no hacer”
puede haber sido similar a esta:
1) Como cristiano usted
debe dar el 10% de su ingreso total a la iglesia.
2) No debe fumar o masticar
tabaco (o salir con chicas que lo hacen).
3) Usted debe orar y leer
su Biblia todos los días.
4) No debe drogarse o beber
alcohol.
5) Usted se debe bautizar.
6) Usted debe ir a la
iglesia todos los domingos, mañana y tarde, y los miércoles de noche también
seria bueno.
7) Usted debe someterse a
la cobertura de su pastor.
8) Usted se debe cortar el
pelo.
9) No debe salir con
hombres o mujeres que no sean salvos.
10) Debe tener cuidado de
las películas que mira.
11) No debe bailar.
12) No debe ver más a sus
amigos en el bar.
13) ¡Mantenga juntas sus
rodillas!
… Y continúa.
Ahora, ¿se siente usted todavía libre?
Verá usted, Jesús vino a libertar al hombre de la carga del pecado y de la
ley. El se levantó en la sinagoga en Nazaret y leyó de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Luc. 4:18-19)
Dios ha enviado a Jesús a romper TODO yugo y liberar CADA carga, especialmente aquellas puestas sobre
los hombros del creyente por hombres que deberían saber mejor. Isaías también
profetizó:
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que
rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres
errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te
escondas de tu hermano? (Is. 58:6-7)
La Ley y La Iglesia - Michael Clark
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