Davis y Clark
Pedro
no fue el fundamento como algunos enseñan, sino que el nombre Pedro
es representativo de la clase de material de edificación (piedras
vivas) que Cristo ha escogido y aun escoge usar en Su edificio. El
nombre Pedro
también representa el principio de los pilares acabados en el templo
de Dios sobre el cual están escritos el nombre de Dios y el nombre
de la ciudad de Dios (Ap. 3:12). El templo del AT no fue el tipo
manifestado tanto de la iglesia de Cristo como el de la Jerusalén
celestial. Vemos en su edificación el acabado de las piedras
individuales antes que empiece la silenciosa construcción. Esto es
altamente significativo.
“Y
cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya
acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni
hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.”
(1 Re. 6:7)
El
proceso de acabado representa nuestra conformidad a Cristo. El
acabado es típico de los medios y caminos por los que Dios forma a
su Hijo en nosotros. Representa a nuestro ser moldeado conforme a la
Piedra Principal. Habla de las circunstancias en la cual nuestros
bordes ásperos, salientes, y sin forma, son golpeados. Todo lo que
se hace en el acabado se hace teniendo en mente a la Piedra
Principal. Ahí es donde tomamos Su forma, Su semejanza. Cada piedra
es cortada para juntarse a El y cada uno, empalme con empalme,
juntura con juntura, encajando, uniéndose todos en su conjunto.
En
el acabado el foco no está tanto en la piedra individual, sino en el
encaje, conformidad, y vinculación de cada piedra a la piedra
principal, y la interrelación o posición de cada piedra en la única
y compleja arquitectura del edificio. Cuando usted ve un hermoso
edificio usted no ve las piedras individuales sino toda la
magnificencia contribuida por todas
las piedras. Ve la grandeza de sus esplendorosos e inspiradores arcos
y columnas, pero usted no ve solo una piedra. Muy al igual que Pedro,
la piedra individual no tiene ningún atractivo. Sin embargo, si una
simple piedra no está allí, queda un feo agujero que perjudica
grandemente la belleza y fortaleza del edificio. ¿Cuánto más es
verdadero esto si no está la Cabeza del Angulo y la Piedra
Principal? Por esto es que Pablo escribió: “Porque nadie puede
poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”
(1 Co. 3:11).
En
el antiguo templo, todo el cortado y moldeado de las piedras
individuales se hacía en la cantera. Ni martillo, ni hachas, ni
ninguna otra herramienta de hierro se oía en la casa mientras se la
edificaba. Quieta y calladamente aparecía en la cresta del monte
Moriah (vea 2 Cr. 3:1). ¡Esto es tan relevante! Cuando se trata de
edificar la Iglesia, el clamor de las hachas y martillos del hombre
obstruyen la obra del Espíritu. Fueron las hachas y los martillos
del hombre lo que eventualmente echó abajo las paredes del templo de
Salomón.
“Tus
enemigos vociferan en medio de tus asambleas; Han puesto sus divisas
por señales (una marca definida). Se parecen a los que levantan el
hacha en medio de tupido bosque. Y ahora con hachas y martillos han
quebrado todas sus entalladuras.” (Sal. 74:4-6)
El
edificio divino de Dios no puede ser ayudado por los aparatos de los
hombres. Aun hombres bien intencionados quienes emplean las ásperas
herramientas de su carne en nombre de la edificación de la iglesia
de Cristo, no pueden sino quebrar las entalladuras del edificio.
Parecen tener poco respeto por la soberanía constructiva de Dios en
las piedras individuales y debido a esto los encajan según sus
propios diseños, haciendo que los discípulos reflejen su propia
semejanza y valores (vea Hechos 20:29-30). La Iglesia verdadera se
fundamenta en Cristo y es edificada por Cristo.
Yo pues os Asigno un Reino - Davis y Clark
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