George Davis y Michael Clark
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:18-19).
¿Qué es lo que convierte a alguien en enemigo de la cruz? Un enemigo es alguien o algo hostil, odioso, que supone una gran amenaza a alguien o a algo. Hoy, en la iglesia visible, tenemos muchos enemigos de la cruz. Personas que dan servicio de labios a Jesús como el Hijo de Dios y Señor de todo, pero que viven y hablan como si no lo fuera.
Fíjate en las marcas de los enemigos de la cruz que mencionamos arriba:
1. “Cuyo dios es su vientre… que solo piensan en lo terrenal.” ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué la mayoría de los ministros de hoy tiene sobrepeso? Jesús dijo que nadie puede servir a dos señores. Amaría a uno y aborrecería a otro, o serviría a uno y negaría al otro. Cuando hay un énfasis tan grande desde los púlpitos de hoy para conseguir más dinero de la gente con el fin de construir iglesias más grandes o sueldos mayores, o para apoyar programas más importantes con el único objetivo de atraer más personas, más dinero, etc., es obvio que el dios mamón (ganancia mundana) está en control. La próxima vez que veas a alguno de los así llamados siervos de Cristo sermoneando a la congregación para que den más dinero a su iglesia, hazte la siguiente pregunta, “¿Es esto lo que hacía Jesús? ¿Pedía dinero para su ministerio a los que ministraba?
2. “Cuya gloria es su vergüenza”. ¿Te has dado cuenta que junto a este servicio al dios mamón, hay una abierta arrogancia y orgullo manifiestos en estos hombres? ¿Y esto especialmente cuando éstos intentan enseñorearse de aquellas personas que se sujetan a ellos? Se glorían de lo que tendrían que avergonzarse, y cuanto más se exhiben con sus vestiduras de justicia, más agradan a sus seguidores. Se han cumplido las palabras del profeta, “Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?” (Jeremías 5:30-31). Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual.
No puedes servir a tu vientre y buscar las cosas de este mundo, y al mismo tiempo, que tu única meta sea seguir a Jesús. La cruz te despoja de todas las cosas que están en tu corazón y que buscan las cosas de este orden mundial. Servir a mamón y a los intereses de uno mismo, y animar a otros a hacer lo mismo bien por palabra o por ejemplo, es ser un enemigo de la cruz.
La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark
No hay comentarios.:
Publicar un comentario