Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


23 de diciembre de 2011

UNA VISION DE CRISTO


Phil Beach Jr

Me parece que para poder comprender completamente la magnitud y extensión de las cosas de las que vamos a hablar, nuestra necesidad extrema en este momento presente es de una revelación sin precedentes a nuestros corazones de la gloria, majestad y persona de Cristo.

Ciertamente necesitamos que el Señor tenga misericordia de nosotros y conteste la oración del precioso Espíritu Santo siendo ofrecida por pablo, “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento-de-El.
Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en lo santos...” (Efesios1:17-19).

Sólo mediante un influjo de luz del rostro de Jesús brillando hasta el mismo asiento de nuestra vista, podemos llegar a comprender el significado de Cristo y de su obra consumada, así como su posición, estando sentado a la diestra del Padre, en la presencia de Dios, como también nosotros y para nosotros.

Ver al Señor Jesús en la gloria es ver la muerte completa de la vieja creación, la plenitud del rechazo de Dios a todo lo que pertenece a lo que éramos en el Primer Adán, y un establecimiento absoluto y final del nuevo Hombre sobre el trono, ¡en gloria y honor!

Cuando Jesús bajó a las aguas del bautismo, Él estaba demostrando en tipo el hecho de que por el Calvario, Él traería a toda la raza Adámica a las aguas de la muerte, por tanto llevándola a un fin completo.
Al subir, Él quería decir a todos que sólo lo que Él es, será la sustancia de la nueva creación. Fue cuando se levantó de las aguas que descendió el Espíritu Santo y Le ungió. Aquí vemos un cuadro muy vívido de cómo el Padre en el Cielo se confió a Sí mismo por Su Espíritu a Su Hijo, sólo después de que Él, en representación y en sustitución, enterrado en la muerte como el hombre completo que es en Adán, y levantado como el Hombre del Cielo—en quién el Padre “se complace”—aquel de quién todos tendrían que obtener una nueva y flamante vida, ¡si es que habían de agradar a Dios!

Es aquí, amados, en este crítico asunto, en esta importantísima transición de una clase de hombre a otro, desde uno que es terrenal y en enemistad contra Dios hasta una clase completamente nueva de hombre, un hombre celestial, con la naturaleza de Dios y su carácter—dónde la guerra se desencadena en los lugares celestiales.

En el Nuevo Hombre, Cristo y los de Su naturaleza, Satanás pierde todos sus derechos, todo su poder, todo su dominio. Satanás no tiene nada en Él. La misma presencia del Nuevo Hombre en gloria, es un testimonio siempre presente para todos los poderes derrotados de la oscuridad, de la victoria completa que tenemos en Cristo “sobre todo principado, y poder, y autoridad y dominio, y sobre todo nombre que se nombra...” (Efe. 1:21).

Sin embargo, esta victoria sólo puede mantenerse siempre que vivamos en todo lo bueno que es Cristo, y siempre que lleguemos a una completa renuncia de todo aquello que perseguimos en la carne, no siendo ya eso por más tiempo, sino una nueva creación.

Ésta es nuestra batalla, porque es precisamente en este punto que el espíritu del potencial humano pretende ejercer todos sus poderes malignos contra nosotros, esperando de alguna manera velarnos la completa suficiencia de Cristo y nuestra plenitud en Él. ¡El enemigo sabe que si vivimos bajo lo que somos en la carne, no importa lo santos o sagrados que aparentemos ser, tal vida es una burla completa del Hombre de gloria y de lo que Él representa para Dios y para nosotros!

Amados, a través de las “obras de la carne” comunes, los pecados obvios de la mentira, el robo, la maledicencia, la inmoralidad, el odio, la contienda, la brujería, las borracheras, etc, que son en sí bastante espantosas y se hallan de hecho bajo maldición algunas de las maquinaciones más malignas, sutiles y engañosas del enemigo, se están ejerciendo en contra de la iglesia en estas mismas líneas, no obstante no es aquí donde la iglesia esta siendo engañada hoy, al menos no la sección del cuerpo que está persiguiendo los fines del Señor y que es extrema en consagración ante Él.

En su lugar, la guerra que se está desarrollando en el frente de la batalla es contra este espíritu diabólico que se llama potencial humano, que siempre está pretendiendo infectarnos con el veneno de añadir algo de origen humano a la obra de Cristo, aunque lo vistamos con toda clase de ropajes religiosos y con el perfume de la pompa.

El Espíritu del Potencial Humano - Phil Beach Jr

TOMANDO LA CRUZ




George Davis y Michael Clark

“A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.” (Filipenses 3:10-11)

¿Cómo podemos conocerle en el poder de Su resurrección? Pablo nos da la respuesta: “la participación de sus padecimientos, haciéndonos semejantes a Él en Su muerte.” Estos dos son pre-requisitos para alcanzar la resurrección de los muertos, tanto en la actual vivificación del Espíritu de Dios en nuestras vidas diarias, y en la futura resurrección. La palabra griega para participación en el pasaje de arriba es koinonia, que significa asociación o participación. Somos llamados a una asociación y participación en los continuos sufrimientos de Cristo. No que seamos llamados a buscar el sufrimiento sino que el sufrimiento nos buscará a nosotros si seguimos a Cristo. “Todo aquel que quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirá persecución”. (2ª Tim. 3:12). “Porque es necesario que a través de muchos padecimientos entremos en el Reino de Dios (Hechos 14:22).

En otro lugar, Pablo dijo, “Ahora me regocijo en mis padecimientos por vosotros, cumpliendo en mi carne lo que falta de los padecimientos de Cristo, por causa del cuerpo, que es la Iglesia.” ESO es la comunión con Cristo. Tantos quieren el poder pero evitan los sufrimientos de Cristo en sus vidas. Nunca llegarán a conocer Su poder. Nunca podrán decir con Él, “el príncipe de este mundo ha venido y no ha hallado nada en mí”. En lugar de eso, es SATANÁS el que tendrá el poder sobre éstos.

Ahora bien, ¿Qué significa ser hecho semejante a ÉL en su muerte?
La palabra griega para semejante es summorphizo, [hacer semejante con una persona o cosa, parecer” (sun, “con”, morphe “una forma”]. (W.E. Vine)

Nuestra identificación y asociación con Cristo en Sus padecimientos es necesaria si queremos ser co-herederos con Él (lee Romanos 8:17). No podemos ser semejantes a Cristo sin ser como Él en sus padecimientos, hechos semejantes a Él en Su muerte. Todo depende de nuestra participación con Cristo en Sus padecimientos. El consuelo de Cristo no puede abundar en nosotros a menos que los padecimientos de Cristo abunden en nosotros (lee 2ª Corintios 1:5,7). Pablo se regocijó en sus padecimientos diciendo, “Cumplo lo que falta de las aflicciones de Cristo por causa de su cuerpo, que es la iglesia”. (Colosenses 1:24).

Lo único que Pablo tenía que hacer era comprometerse y comenzar a predicar la circuncisión. La ofensa de la cruz cesaría inmediatamente. Terminaría la persecución y podría volver a la cómoda vida de Fariseo. “Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.” (Gálatas 5:11). ¿Se salvaría Pablo a sí mismo? No, Como los héroes de la fe, escogería más bien sufrir el padecimiento que disfrutar de los placeres del pecado durante un tiempo (lee Hebreos 11:25).

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

TOMA TU CRUZ Y SIGUEME


George Davis y Michael Clark

“Cuando Cristo llama a un hombre, le ordena a venir y a morir”. Dietrich Bonhoeffer (El costo del Discipulado)

Hacia el final de su ministerio, Jesús comenzó a mostrar a sus discípulos que tendría que ir a Jerusalén y sufrir mucho por causa de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas. Entonces sería matado, pero resucitaría al tercer día (Mateo 16:21). En reacción a esta revelación, Pedro tomó al Señor a un lado y le reprendió diciendo, “Lejos de ti, Señor. ¡Que nade de esto te suceda!” Pero Jesús se volvió y le dijo, “¡Apártate de Mí, Satanás! ¡Me eres tropiezo porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres!” (v.23) Entonces Jesús dijo a sus discípulos, “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mi causa, la hallará” (v. 24-25).

No fue Pedro quien disuadió a Jesús de su misión. Jesús reconoció esto. Era Satanás el que buscaba apartar a Cristo de abrazar la cruz y salvarse, deseando las cosas de los hombres. Incluso estando colgado de la cruz, Satanás se burló de él a través de los gobernantes religiosos, diciendo, “Tú que destruyes el templo y lo edificas en tres días, ¡Sálvate a ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, ¡Bájate de la cruz!” (Mateo 27:40).
Nada puede servir mejor a los propósitos de Satanás. Querido cristiano, Satanás viene a nosotros con mucha frecuencia a través de cristianos bien intencionados, como Pedro y otros, tentándonos a evitar lo desagradable de la cruz, y en muchas formas, a salvarnos a nosotros mismos. Recuerda las palabras de Cristo, “El que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará” (Mateo 10.39).

“¡Sálvate!” El mensaje de Satanás al hombre nunca ha cambiado. El conoce la naturaleza que ha puesto en el hombre con ese árbol prohibido. Cuando estaba discutiendo con Dios sobre el destino de Job, apeló a esta naturaleza innata que tiene el hombre caído de salvarse a si mismo, “Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.” Es esta auto-preservación del hombre natural lo que está en directa enemistad contra Dios y contra Su reino. Hoy día buscamos salvar nuestras vidas más que nunca. Nos dedicamos a encontrar nuestras vidas en una identidad y prosperidad en las cosas de este mundo.

Pasamos años edificando nuestras carreras terrenales. Apartamos grandes sumas de dinero para nuestra jubilación. Muchos de nosotros pagamos fortunas en seguros tratando de acumular mucho para enfrentarnos a cualquier desastre imprevisto que pudiera sucedernos. Este no es ni el camino de la fe en Cristo y Su Reino, ni un abrazar la cruz. Jesús nos dice a nosotros una vez más, como al Pedro caído, “¿Me amas más que éstos?”

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

SIGUIENDO A CRISTO


George Davis y Michael Clark

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:12-14)

Habiendo tomado la cruz sobre sus hombros, Pablo ahora proseguiría hacia la meta del supremo llamamiento, es decir, avanzar en su conocimiento del Señor. Pablo rehusó la actitud soberbia tan común en los círculos religiosos, de siempre afirmar haberlo conseguido ya. En su lugar, reconoció que todavía no había obtenido la perfección y que por tanto, tenía que seguir hacia delante.

“Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado”. Una cosa tenía que suceder antes de que Pablo pudiera apreciar el premio que tanto deseaba. Tenía que abrazar ESA COSA que le faltaba. Tenía que asumir esa actitud radical de corazón que le da la vuelta a los padecimientos y lleva a un olvido de las cosas que quedan atrás.

“UNA COSA hago”, dijo Pablo. Pablo escogió olvidar esas cosas que se habían atrincherado en él, y que le habían mantenido ciego como a Sansón, y atado al molino del Judaísmo, sin progresar nunca sino siempre dando vueltas, pisando la misma rutina cada día, cada semana, cada mes y cada año. A menos que olvidemos, no podremos avanzar. A menos que olvidemos esas cosas que quedan atrás y que nos extendamos hacia las cosas que hay delante, nunca podremos avanzar hacia la meta del supremo llamamiento. SI no nos negamos a nosotros mismos y tomamos la cruz, no podremos seguirle.

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

OFRENDAS RECHAZADAS


Phil Beach Jr

Como ya hemos discutido detenidamente, la vida natural que recibimos de Adán, tiene el poder para crear toda clase de obras y hechos religiosos junto con algunos sistemas de religión con muy buen aspecto (sólo en lo externo).

Sin embargo, todas estas obras altruistas y estos hechos religiosos, se originan de lo terrenal de la vida carnal, y son todos ellos sin excepción, destinados a ser rechazados por el Señor como no aptos para ser parte de Su amado, e incapaces de contribuir de ninguna manera a la preparación de las bodas.
Esta es el significado del fracaso en encontrar una ayuda idónea para Adán de entre todas las cosas que fueron formadas de la tierra.

Dios nunca encontrará algo adecuado para Su Hijo en esas cosas que se han formado del polvo de nuestra propia calidad terrenal, del fruto de nuestras mentes carnales, o de las obras de nuestras manos carnales, creando nuestras pequeñas iglesias religiosas, y nuestros programas carnales y del alma.

¡Ninguna cosa perteneciente a este ámbito es acepta para Dios! Las vacas sagradas que hemos creado con nuestras propias manos deben ser destruidas si vamos a ver claramente el placer exclusivo del Señor, Aquella que es Su deleite, y que es únicamente la fuente de la que Él se asegurará ser una amada ayuda idónea.

Que el Señor abra nuestros ojos para ver todas las cosas que estamos todavía haciendo en un intento por nuestra parte de ganar mérito o incremento espiritual, y que podamos ser librados de nuestra excesiva afición por las obras de nuestras propias manos, viéndolas por lo que son realmente—porquería, basura y nada menos que obras sin fruto a las que hay que renunciar absolutamente, con gran contienda derramada sobre las mismas.

Hasta que esto suceda, estaremos muy limitados para ver aquello que el Señor persigue verdaderamente en una esposa para Su Hijo, y seguiremos echando a perder Su obra y estorbando Su intención, obligándole a seguir trayendo fuertes medidas disciplinarias hasta que abandonemos todos los esfuerzos, no importa cuál sea su expresión, ¡de ofrecer a Él lo que procede de lo terrenal en nuestras vidas naturales!

Amados, recordad que la carne se forma con mil obras capaces de imitar, falsificar y enmascararse como la vida de Cristo que se nos da en el nuevo nacimiento, y que se forma en nosotros por la operación del precioso Espíritu de Jesús.
El hombre en su “mejor o máxima capacidad” es con frecuencia mucho peor que el hombre en “su peor capacidad”. No sólo son las obras malignas de la carne, esas obras repulsivas de pecado que mencionamos antes, que son malditas.

Las obras “buenas”, “bonitas”, de la carne, son igualmente malditas y rechazadas por Cristo. Es la totalidad de la carne, cualquier cosa que sea de la tierra, que es el área de trabajo de espíritu del potencial humano, y lo que él pretende traer a la casa de Dios, sean los pecados obvios o las cosas bonitas de la carne. “Cualquier cosa” dice el diablo, “¡siempre que se de la carne y no una manifestación de Cristo y de Su vida!”.

El Espíritu del Potencial Humano - Phil Beach Jr

NEGANDO EL YO



George Davis y Michael Clark

“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro. Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” (Filipenses 3:1-9).

Normalmente repetimos algo mucho por causa del énfasis, para enfatizar la importancia de esto. En este caso, Pablo está escribiendo lo mismo que había escrito antes, cosas que eran de tal importancia como para determinar la seguridad o peligro del lector. De manera que volver a escribirlas no era cansino. Esto nos da una idea de su importancia.

Usando un lenguaje bastante fuerte, Pablo advertía a los creyentes filipenses a “guardarse de los perros, de los malos obreros de la falsa circuncisión.” Después sigue explicando la verdadera circuncisión—los que adoran a Dios en el Espíritu, dejando muy claro que ellos no tienen confianza en la carne. Pablo sigue explicando lo que quiso decir por confianza en la carne, haciendo una ilustración a partir de su propia historia como fariseo. Hizo una lista de las cosas que eran ganancia para él, cosas que eran dignas de alabanza en la religión de sus padres. Pablo tenía un excelente pedigrí religioso.

Había sido circuncidado al octavo día. Era de la tribu de Benjamín, una de las dos tribus que no se sublevó con Jeroboam y que tampoco contaminó la adoración a Dios con idolatría. Esto era considerado una gran honra. Pablo era de pura raza, un hebreo nacido de hebreos. Pablo era un fariseo y con respecto a la justicia que es por la ley, sin mancha. Todas esas cosas que eran ganancia para Pablo, y que sus fariseos compañeros admiraban en él, tenían que ser tenidas por pérdida por causa de la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús. Pero nada de eso podía compararse con esa relación gloriosa que él tenía con el Dios vivo. Junto a Cristo, estas cosas no valían nada más que basura. Pablo se negó a sí mismo con gozo estas cosas para poder ganar a Cristo.

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

18 de diciembre de 2011

LOS ENEMIGOS DE LA CRUZ


George Davis y Michael Clark

“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:18-19).
¿Qué es lo que convierte a alguien en enemigo de la cruz? Un enemigo es alguien o algo hostil, odioso, que supone una gran amenaza a alguien o a algo. Hoy, en la iglesia visible, tenemos muchos enemigos de la cruz. Personas que dan servicio de labios a Jesús como el Hijo de Dios y Señor de todo, pero que viven y hablan como si no lo fuera.

Fíjate en las marcas de los enemigos de la cruz que mencionamos arriba:

1. “Cuyo dios es su vientre… que solo piensan en lo terrenal.” ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué la mayoría de los ministros de hoy tiene sobrepeso? Jesús dijo que nadie puede servir a dos señores. Amaría a uno y aborrecería a otro, o serviría a uno y negaría al otro. Cuando hay un énfasis tan grande desde los púlpitos de hoy para conseguir más dinero de la gente con el fin de construir iglesias más grandes o sueldos mayores, o para apoyar programas más importantes con el único objetivo de atraer más personas, más dinero, etc., es obvio que el dios mamón (ganancia mundana) está en control. La próxima vez que veas a alguno de los así llamados siervos de Cristo sermoneando a la congregación para que den más dinero a su iglesia, hazte la siguiente pregunta, “¿Es esto lo que hacía Jesús? ¿Pedía dinero para su ministerio a los que ministraba?
2. “Cuya gloria es su vergüenza”. ¿Te has dado cuenta que junto a este servicio al dios mamón, hay una abierta arrogancia y orgullo manifiestos en estos hombres? ¿Y esto especialmente cuando éstos intentan enseñorearse de aquellas personas que se sujetan a ellos? Se glorían de lo que tendrían que avergonzarse, y cuanto más se exhiben con sus vestiduras de justicia, más agradan a sus seguidores. Se han cumplido las palabras del profeta, “Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?” (Jeremías 5:30-31). Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual.

No puedes servir a tu vientre y buscar las cosas de este mundo, y al mismo tiempo, que tu única meta sea seguir a Jesús. La cruz te despoja de todas las cosas que están en tu corazón y que buscan las cosas de este orden mundial. Servir a mamón y a los intereses de uno mismo, y animar a otros a hacer lo mismo bien por palabra o por ejemplo, es ser un enemigo de la cruz.

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

LO QUE NOS FALTA


George Davis y Michael Clark

“Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.” (Marcos 10:17-21)

Es muy fácil guardar ciertos mandamientos y aún así, no tener lo principal. Puede que no asesinemos, que no cometamos adulterio, robemos, demos falso testimonio o hagamos fraude, pero hay esa cosa que nos falta, el acto fanático de venderlo todo y de seguir a Cristo. ¿Nos abstenemos de todos los tabúes religiosos y sin embargo, nos falta aún esa cosa radical, esa actitud agresiva e imprudente del abandono? Como el joven rico, ¿nos jactamos de nuestra abstinencia religiosa mientras aún nos sigue faltando otra cosa? ¿Hemos ido más allá de las costumbres corrientes e instituciones hasta un seguimiento radical a nuestro Señor? ¿Lo hemos vendido todo? ¿Nos hemos negado a nosotros mismos? ¿Hemos tomado el camino que nos saca de la mediocridad cristiana, llevando su vituperio? (Hebreos 13:13).

¿Hemos tomado nuestra cruz? ¿Hemos salido a Él, que fue quien llevó nuestra vergüenza y nuestro dolor? ¿Le hemos seguido verdaderamente?
Al mirar a la cristiandad alrededor, con sus llamativas iglesias de muchos millones de dólares, y templos rodeados de brillantes coches nuevos cada domingo por la mañana, la respuesta es demasiado obvia. Hoy día la iglesia, teniendo más riquezas que nunca, gasta muy poco en los pobres y necesitados y en el avance del evangelio en tierras lejanas. Un día vivió como la viuda del templo que daba todo lo que tenía a Dios, pero ahora está en pie golpeándose el pecho como el egocéntrico fariseo justo, que daba gracias a Dios por no ser como uno de los más humildes.

¿Hemos salido ahí fuera, llevando nuestra cruz, al Gólgota, “El lugar de la Calavera?” ¿O estamos a gusto, dentro del campamento disfrutando de todas esas últimas y limpias galas cristianas, a leguas de su propia sangre y vísceras? ¿Cómo podemos llamarnos Discípulos de Cristo cuando fue Él quien dijo, “El que no lleve su propia cruz, y me siga, no puede ser mi discípulo”? (Lucas 14:27). No puede estar más claro que esto. Llevar la Cruz es el pre-requisito al discipulado. El Camino del Cristiano es el Camino de Cristo.

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

LECHE Y NO VIANDA



George Davis y Michael Clark

Ya hemos mencionado las palabras de Jesús, “Tengo muchas cosas que deciros pero ahora no las podéis sobrellevar.” Algunos llaman a Hebreos el “Libro de las cosas mejores”, pero su autor, al tratar de explicar a estos judíos creyentes un orden más alto de sacerdocio que el de Leví, se frustraba cuando escribía:

“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido” (Hebreos 5:1112).

Tenemos tendencia a ver las enseñanzas de este libro como enseñanzas profundas y llenas de alimento, pero no lo son. Aunque son leche, son mucho para el tracto digestivo de muchos cristianos de hoy día. Había mucho más que el autor habría estado encantado de enseñarles, pero no podían recibirlo.

¿Puedes imaginarte lo distinta que habría sido esta epístola si no hubiera sido limitada por la madurez de sus lectores? ¿Cuánto más habría sido escrito si no hubieran sido bebés espirituales con necesidad de pecho?

La mayoría de los que enseñan sobre este libro nunca van más allá de las enseñanzas fundacionales de la fe que hay en el capítulo seis, del que el escritor dice:

“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.”

En lugar de dejar el estudio de estos principios elementales y de avanzar a la perfección, tendemos a volver al pecho años después de tener que haber sido destetados para probar el don celestial.

Los Pentecostales consideran el libro de Primera de Corintios como la gran comida de la Biblia, pero se trata también de alimento de bebés, escrito a cristianos carnales.

“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía” (1ª Cor. 3:12).“¿Porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía?”

¡Qué diferente habría sido esta epístola si los creyentes corintios hubieran poseído una madurez mayor! Considerando esto, ¿No es un poco presuntuoso establecer doctrinas definitivas, consideradas completas y sin error, sobre una verdad parcial limitada por la madurez del lector? La Biblia habla de toda la verdad, pero no en sí toda la verdad. La Escrituras lo dejan claro.

Parece como si el hombre, con su limitada sabiduría, intentara llenar el mundo con sus propios pensamientos sobre cosas divinas. Todo este conocimiento es una torre de Babel, que parece “esconder su cabeza en las nubes, pero que en su intento por alcanzar el cielo, no está por ello más cerca del mismo que la tierra donde se ha levantado.
Lo mismo pasa con todos los edificios de la sabiduría humana y las capacidades naturales en las cosas de la salvación. Puede falsificar la lógica de Aristóteles, añadir a la retórica de Tulio, y después ascender tan alto como pueda en la escalera de la imaginación poética, y sin embargo, no consigue nada en reavivar la vida perdida de Dios en su alma, aparte de levantar una torre de ladrillo y barro para alcanzar el cielo”. (William Law)

LECHE Y NO VIANDA - George Davis y Michael Clark

LA PREEMINENCIA DE CRISTO


Phil Beach Jr

Amados, creo que es inevitable que cada uno de nosotros individualmente seamos llevados a una penetrante y severa crisis. Esta crisis no es una experiencia de una vez para siempre, sino más bien una entrada a una vida de crisis continuas.

Creo sin embargo, que debe haber una crisis inicial en cuyo momento nos demos cuenta que el Señor no aceptará absolutamente nada menos que la expresión de Cristo y todo lo que es de Él y por Él, en todo lo que decimos y hacemos.

Con frecuencia, esta crisis inicial no sucede cuando nos hacemos cristianos por primera vez. Pero sin embargo, el fiel Buen Pastor llevará a cada uno cuyo corazón tenga verdadero anhelo por Él, a esta experiencia precisamente. Entonces, por medio de Dios la revelación ha de ser guardada, resultando en una crisis continua de ver la demanda sin responder de Dios, de la preeminencia de Cristo en todas las cosas.

¿Cómo afecta esta crisis a nuestras vidas en términos de la “enseñanza” y la “verdad” que recibimos? Amados, muchos son ricos en verdades objetivas, sentados bajo grandes enseñanzas y habiendo leído a grandes autores, pero muy poco familiarizados con la realidad de esta crisis.

Mucho, si no una gran parte de la vida cristiana completa, sigue bajo el gobierno del hombre natural, siendo potenciados por los impulsos de la criatura y siendo ordenados por la sabiduría de la mente carnal. Sin embargo, al mismo tiempo, la mente es extremadamente ejercitada y llenada de gran verdad objetiva.

Aquí mismo yace el gran problema—el problema que tanto preocupa al Señor. La verdad objetiva no significa nada para el Señor y no le da gloria a Cristo si el administrador de la verdad sigue siendo la criatura, vía el hombre natural y todas sus inclinaciones—a saber, la naturaleza religiosa, la atracción por “hacer” algo para Dios, etc. Mucho de la obra que hay hoy es esto de hecho—pero es difícil de reconocer porque está escondida bajo la verdad objetiva que a primera vista parece ser tan correcta.

Así, el Señor, a Su propio modo y soberanamente, va a encender los focos y a “buscar a Jerusalén con lámparas” para descubrir donde esta condición está presente. Muchos se ofenderán ante el trato de Dios porque sólo verán la verdad objetiva que está presente, que en sí misma y por sí misma no es incorrecta, pero fallarán en ver que la vida potenciadora detrás de la verdad, es rechazada por Dios.

A través de duros tratamientos, el Señor va a distinguir claramente entre lo que es limpio y lo que es impuro. Cuando lo que sea impuro (la vida de la carne) lleve el testimonio de la verdad objetiva, el Señor está en contra de ello, aunque pueda usarlo para extender Su propio Reino. Jesús dijo, haced lo que dicen los Fariseos, porque se sientan a enseñar las Escrituras. Pero no participéis de lo que son, porque es causa de su hipocresía.

Tenían una verdad objetiva, pero la Verdad no los tenía, y consecuentemente, aunque proclamaban la “verdad”, estaban siendo motivados por el mismo espíritu del potencial humano. En nuestro día, el Señor va a exponer una gran fortaleza de Satanás, acechando en medio incluso de aquellos que están firmes en cuanto a las “verdades” más sagradas y profundas, es decir, donde la verdad objetiva se enseña, pero al mismo tiempo el espíritu del potencial humano está controlando y motivando desde el interior.

Cómo necesitamos que el Señor nos conceda continuamente Su gracia para que podamos ser capacitados para estar firmes con Él y para ser continuamente influenciables en Sus manos, para que la operación de Sus propósitos pueda tener una expresión completa en nuestras vidas.

Sólo al recibir del Señor Jesús la gracia necesaria, podremos vivir diariamente en todo lo bueno de esa crisis—que en verdad, todo lo que digamos y hagamos brote de esa bendita Vida celestial que nos fue impartida por el nuevo nacimiento, y que la preeminencia de Cristo pueda ser establecida en nuestras vidas para la gloria de Dios.

El Espíritu del Potencial Humano - Phil Beach Jr

LA PALABRA Y EL ESPIRITU


Te dejamos con los siguientes versículos para su consideración. Por favor, léelos en una actitud de oración preguntando al Espíritu Santo si las cosas que hemos compartido son o no ciertas. Estamos confiados en que no podrás leer todos estos pasajes sin ver la imperativa interacción del Espíritu con aquellos que son nacidos de Él.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. ” (Hechos 1:8)

“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”(Hechos 2:4)

“En los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños” (Hechos 2:17)

“Pedro les dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38)

“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo, “Vosotros, gobernadores del pueblo y ancianos de Israel” (Hechos 4:8)

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31)

“Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hechos 5:32)

“Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquia.” (Hechos 6:5)

“Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”(Hechos 6:10)

“!!Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros”(Hechos 7:51)

“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.” (Hechos 7:55)

“Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Hechos 8:29).

“Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino” (Hechos 8:39)

LA IMPORTANCIA DE LA CRUZ


George Davis y Michael Clark

Hoy día el mensaje de la cruz no es menos despreciado por los hombres de lo que siempre lo ha sido. Las sociedades de Occidente siguen buscando sabiduría y los Judíos (el Este), siguen buscando señal. Ambas mitades del mundo han producido diversas religiones, pero todas tienen algo en común—no tienen un lugar de honra o de obediencia a la operación de la cruz de Jesucristo. Y sin embargo, sin ella no hay unidad ni obediencia a Dios ni a Su Espíritu. Los hombres buscarán sabiduría académica en seminarios, ofrecerán sus cuerpos para ser quemados por una causa, e incluso donarán grandes sumas de dinero a organizaciones caritativas. Se pondrán elocuentes sobre la muerte y resurrección de Jesús desde sus púlpitos, pero pocos abrazarán la cruz de ellos y Le seguirán.

Toda la creación revela el secreto de la vida. Puede verse en la más diminuta semilla. Una semilla tiene que morir antes de poder vivir. Antes de que un árbol o una planta viviente puedan germinar y crecer, la semilla primero tiene que caer en tierra y morir. Antes de que muchos árboles frutales que produzcan semillas puedan reproducirse, primero tendrán que pasar por un invierno en el que permanecerán dormidos. Si plantas un manzano en Florida, donde normalmente no hay heladas en invierno, producirá un gran follaje, pero no tendrá fruto.

Este principio de muerte se refleja en toda la creación, así como en cada página de las escrituras. Isaac, el hijo de la promesa, salió del vientre moribundo de Sara. Aunque Dios proveyó a Abraham con un sacrificio en lugar de Isaac, Él demandó en tipo que la simiente tenía que caer en tierra, morir antes de brotar y multiplicarse en número como las estrellas del cielo y los granos de arena del mar. Figuradamente, el sacrificio de su hijo Isaac era también un tipo del plan redentor de Dios que aún tenía que revelarse.

Otra vez más, Jonás estuvo en el vientre del pez durante tres días y noches. Jesús dijo que esto era una señal profética, la “señal de Jonás”, prediciendo Su muerte y resurrección para salvación. La obediencia de Jonás fue la salvación de Nínive, de la misma manera que la de Cristo fue la salvación del mundo.

Como en la naturaleza, así es en el Reino de Dios. El camino a la vida es por la muerte. Vemos una vívida imagen de esto cuando Israel cruzó el río Jordán para entrar en la tierra de la promesa. Josué puso doce rocas en medio del Río representando a las doce tribus de Israel. Como símbolo de bautismo para muerte y de vida de resurrección, enterraron sus corazones de piedra y dejaron el reproche de Egipto tras de sí para entrar en una nueva vida. (Lee Romanos 6:3-11 y Josué 4:9). En Oseas 6:2 también vemos este principio de muerte vencido por la vida. “Nos dará vida después de dos días. En el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”

No hay nada que atrape más poderosamente este principio que la cruz. La cruz era un instrumento de muerte y de vergüenza. Fue rechazada por los judíos, en cuya ley estaba escrito, “Maldito todo aquel que cuelgue de un madero…” Hasta los romanos que amaban la brutalidad del coliseo aborrecían la sangre y vísceras de la cruz. Cicerón, el romano, escribió, “Que el mismo nombre de la cruz esté lejos no solo del cuerpo de un ciudadano romano, sino incluso de sus pensamientos, de sus ojos, de sus oídos.” La crucifixión estaba prohibida a los romanos porque era considerada “la muerte de un esclavo”—una descripción que ciertamente se adapta al servicio de Jesucristo, cuya vida entera estuvo al servicio de Su Maestro, el Padre.

A pesar del dolor, del sufrimiento y de la vergüenza abierta de la cruz, ésta sigue estando en el centro de todas las relaciones de Dios con los hombres. La palabra de la cruz era especialmente importante para los propósitos redentores de Dios. Tanto que Pablo dijo, “Porque la palabra (logos) de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, es decir, a nosotros, es el poder de Dios.” (1ª Corintios 1:18). La versión King James dice, “Porque la predicación (logos) de la cruz, es locura a los que se pierden, pero a nosotros que somos salvos, es el poder de Dios.”

Esto puede de alguna manera dar lugar a confusión porque la palabra griega logos es mucho más amplia en su alcance y significado de lo que conlleva la palabra predicación. Cuando oyes la palabra “predicación”, ¿Qué es lo que te viene a la mente? ¿Visualizas a un hombre detrás de un púlpito exponiendo la palabra escrita, y predicando de la cruz? Aunque la palabra griega logos significa “una palabra”, el énfasis no está en la expresión en sí misma, sino en el pensamiento interior, en la verdad o en la razón que hay tras la expresión. El logos de la cruz es la lógica o razón de la cruz. Pero aún más, el logos es el Pensamiento Divino, el principio celestial de la vida, el poder, el testimonio y el crecimiento en el Reino de Dios.

El prólogo del evangelio de Juan dice, “En el principio era el Verbo (logos).El Verbo (logos—no predicación) estaba con Dios y el Verbo (logos) era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Todas las cosas fueron hechas por Él y sin Él, nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. La Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”(Juan 1:1-5). La traducción de la New American Standard del versículo en Primera de Corintios se acerca mucho, “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a nosotros que somos salvos, es el poder de Dios.”

El autor de Hebreos escribió: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:1-2). Jesús es el Logos, la Palabra o el Pensamiento Divino. ¡Es la última y definitiva Palabra de Dios! Jesús es el resumen de Dios, incorporando la suma total de la sabiduría divina. Nos ha sido hecho sabiduría. Ejemplificó la lógica de Dios, y en lo que concierne a la cruz, cada palabra y cada acto de Cristo, revelaba su lógica—una lógica que desafía a toda lógica humana. Es una lógica que desafía a la muerte y al infierno mismos, rompiendo así el control de la sabiduría corrupta de Satanás (Ezequiel 28:17) sobre la humanidad. Convierte al sepulcro en la misma entrada a la victoria. “Oh, muerte, ¿Dónde tu aguijón? Oh, sepulcro, ¿Dónde tu victoria?” (1ª Cor. 15:55).

La importancia de la Cruz - George Davis y Michael Clark

15 de diciembre de 2011

LA GRAN CUESTION


Phil Beach, Jr.

Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha-de-ser-revelada.-Porque-el-anhelo-profundo-de-la-creación-es-aguardar-ansiosamente-la-revelación-de-los-hijos-de-Dios.

Hay una hora de crisis por la que todos debemos pasar si somos llamados a conocer la vida transformada de una forma muy real. Dios tiene que tener un trato muy severo con nosotros para hacernos llegar al completo fin de nosotros mismos y a todas las esperanzas que podamos tener en cualquier otra cosa que no sea Él mismo.

“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad-padecemos-con-Él-a-fin-de-que-también-seamos-glorificados-con-Él. En lo más profundo de nosotros seguimos confiando en nuestra propia capacidad, nuestros temperamentos y nuestros dones.
Nuestras pasadas victorias, en lugar de un conocimiento íntimo y genuino del Señor mismo, constituyen nuestra confianza de que podemos tener éxito hoy. Debe haber una entrega mucho más profunda de toda las cosas, un abandono a Él, mediante el cual, cesamos y vivimos solo para Él y por Él.

De hecho, la necesidad del momento consiste en una liberación completa de nosotros mismos para que seamos completamente cautivos de Sus propósitos. Aún así, amados, el fin del pensamiento de Dios no es solo que muramos al yo y al pecado. Esto se convierte en un fin para muchos, y se produce una gran limitación.

Dios no nos ha llamado con un único fin de que seamos liberados de la maldición de la vida del yo. ¡No! En su lugar, es sólo cuando somos libres de nosotros mismos que nuestro llamado de la eternidad puede hacerse efectivo. ¡Este llamado es a participar en la vida del Hijo de Dios y que por Él veamos a “toda la creación” liberada de la cautividad misma de la muerte! (Rom. 8).

Nuestro llamado no es a solo ser liberados de la atadura del pecado. Es un llamado a salir de Adán para entrar en Cristo, en el que todas las cosas son nuestras para ÉL.

No, esto no es algo que nosotros podamos provocar con reuniones de avivamiento o con planes altivos para hacernos espirituales. ¡Sólo Dios puede producir esto a través de un duro trato por medio de Su Espíritu en un pueblo que no endurece su corazón ni resiste a Su voz!

Ni esta unción vendrá sobre personas no crucificadas que piensan que son llamadas a ser un “testigo” para Jesús. Los movimientos de “Restauración”, teorías de reconstruccionismo y las doctrinas no son el medio de Dios para producir esto, y por ello fracasarán.

Descubrir todas estas cosas tampoco puede igualarse o asociarse con un movimiento “llamado con tal nombre”, que el hombre pueda estar iniciando o siendo parte del mismo.

Dios sólo compartirá Su gloria y su unción con ningún otro que con Cristo, y por tanto, los que llevan su imagen completamente, los que son en verdad hueso de Su hueso, y carne de Su carne, los que por reproducción son lo que Él es en carácter y en naturaleza. ¡Con éstos y sólo con estos, Dios, Dios se comprometerá a Sí mismo con la plenitud de Su Espíritu!

No hay absolutamente ninguna otra forma de que esto suceda aparte de que el Señor haga realidad en nosotros el significado completo del hecho glorioso, “Estoy crucificado con Cristo, ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gál. 2:20).

Evitar la cruz y la totalidad de su poder para despojarnos como el camino auténtico para llegar a la plenitud del pensamiento de Dios en esta hora, es seguir al diablo y a sus espíritus engañadores. Muchos buscan unción, poder, dominio, una adoración increíble, evangelismo, etc. todo ello ajeno a la necesidad de experimentar una muerte más profunda en Cristo.

No obstante, todo lo que es producido aparte de la cruz, es del hombre y de su propio poder, y es rechazado absolutamente por Cristo. ¡Dios no va a tener nada que ver con las ofrendas de Caín, el espíritu del potencial humano!

La gran cuestión del momento ahora mismo: ¿Quién soportará las pruebas de fuego que son esenciales para que un pueblo salga como el oro puro? Muchos se apartarán ante la ofensa y el costo de la cruz y su demanda sin misericordia para que todo lo viejo sea crucificado.

Muchos serán engañados por las afanes de esta vida y por la tremenda falsedad de las riquezas y los deseos de tener cosas, y la semilla no se desarrollará plenamente en ellos.

Algunos, como Demas, que amaron este presente sistema mundial, se apartarán del camino de la cruz y de la muerte absoluta a todas estas cosas, y encontrarán su propia “Tesalónica”.

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry