Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


19 de septiembre de 2011

EL VIEJO ORDEN/ EL NUEVO ORDEN



Charles Elliott Newbold, Jr.

Los crucificados son una nueva raza de Cristianos en el mundo hoy en día. Son un nuevo orden en contraste con un viejo orden de Cristianos.

El viejo orden de Cristianos está esencialmente bajo la ley—no necesariamente la ley del Antiguo Testamento, sino leyes de su propia creación. Son guardados por normas y reglas que les gobiernan porque no son gobernados ni motivados por el poder y la vida de Dios obrando dentro de ellos.

Dar

Bajo el viejo orden, el Cristiano tiene que ser empujado a dar. Bajo el nuevo orden, el cristiano es por naturaleza un dador. El viejo está bajo la ley de diezmar. El nuevo es el diezmo, es decir, todo lo que él es y tiene es una ofrenda de primicias para su Dios.

Todo lo que Él es y tiene es de Dios a su orden. No tiene que ser exhortado por el predicador para hacer o para dar nada. Está un paso al frente del predicador. Está constantemente en sintonía con el Espíritu Santo que le guía en todo lo que hace, dice o da.

Fidelidad

Bajo el viejo orden, el Cristiano tiene que ser exhortado a la fidelidad. Bajo el nuevo, es por naturaleza fiel. Viene y va y hace conforme a la voluntad de Su Padre.

Es fiel porque es confiado. Cree en Dios, pone su confianza en Dios y tiene confianza en Dios de que “todo ayuda a bien a los que aman a Dios, a los que conforme a Su propósito son llamados” (Rom. 8:28).

Porque confía en Dios, él mismo es digno de confianza. He descubierto a lo largo de los años que el que no puede confiar en los demás, no es digno de confianza él mismo. Tendemos a proyectar en los demás lo que vemos en nosotros mismos.

Las personas confiadas son personas fieles. Las personas fieles son personas obedientes. No es que son fieles y obedientes para hacer lo que se les dice; son fieles y obedientes para ser lo que se les ha hechos ser. Han sido formados y re-formados por su Creador para ser como Él es.

Iglesia

Ahora bien, esta importante distinción entre el viejo orden del Cristiano y el nuevo va a hacerse cada vez más evidente con el tiempo.

El Cristiano del viejo orden va a la iglesia. Ha sido programado para ir, exhortado a la fidelidad en la asistencia, animado en la participación de los programas, etc., La iglesia es lo que él hace. En la mayoría de los casos, es su religión.


Pero el Cristiano del nuevo orden es la iglesia. Se ve a sí mismo como la misma extensión de Jesucristo en el mundo hoy. No tiene que ser exhortado para ir a la iglesia, es el templo del Espíritu Santo junto con los otros creyentes verdaderos.

En este nuevo orden, entre esta nueva raza, hay un sentir de hartura de jugar a la iglesia. No están interesados ya más en el iglesianismo. Son liberados en el mundo para ser la iglesia.

Entienden muy bien que el cuerpo debe reunirse de vez en cuando para ganar fuerza unos de otros a partir de los ministerios, dones y frutos del Espíritu colocados en el cuerpo. Se reúnen para recabar fuerzas y se dispersan para el servicio.

Oración

El Cristiano del viejo orden tiene que ser exhortado para orar mientras que el del nuevo orden es la oración. Es decir, está en tal comunión con el Padre por el Espíritu que conoce la mente de Cristo y ha tomado la imagen de su Padre por medio de Cristo. No tiene que “orar” para recibir respuestas más que nada porque él es la respuesta a la oración.

No ora necesariamente por la sanidad de alguien. Lo sana en el nombre de Jesús cuando ve por el Espíritu que la sanidad es lo que el Padre está haciendo. Como su hermano mayor Jesús antes que él, sólo hace lo que ve hacer al Padre.

Es una reunión de oración andante

Ayuno

Puede que ayune con frecuencia. Pero su gran ayuno no está en abstenerse de ciertos alimentos y bebidas de vez en cuando, sino en la negación total de su vida del yo todo el tiempo. Por tanto, es un ayuno viviente para su Dios.

Alabanza

No tiene que ser exhortado a la alabanza como los viejos Cristianos. Él entero es para la alabanza de Su Padre. La alabanza brota desde dentro de él como ríos de agua viva. Alaba a lo largo de todo el día. La alabanza está en sus labios por siempre. No puede evitar alabar porque la alabanza para su Dios es la abundancia de su corazón.

Adoración

¡De igual modo la adoración! No tiene que tener un boletín para guiarle en su adoración. No tiene que ir a esta montaña o a esta otra (a esta catedral o a esta otra) en los días indicados para poder adorar. Tampoco el Padre busca esta forma de adoración.

Porque viene la hora y ahora es, cuando el Padre busca un pueblo que Le adore en espíritu y en verdad (Juan 4:23).

No puedes adorarle en verdad a menos que sea en el espíritu. El es tanto Espíritu como Verdad. El verdadero adorador, por tanto, debe adorarle mientras permanece en Él.

Hacer el Bien

El cristiano del viejo orden ha de ser exhortado a hacer el bien. Tiene que tener leyes, credos, doctrinas, normas y reglas deletreadas para él para que pueda saber como vivir justamente. Pero esto es la ley. La letra mata.

El Espíritu de Dios que permanece dentro del Cristiano del Nuevo orden es Él mismo el administrador de la ley escrita dentro del corazón del creyente.

Este cristiano del nuevo orden es la justicia de Dios.

“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24)

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2ª Cor. 5:21)

El hacer el bien para el Cristiano del nuevo orden es irrelevante, puesto que la bondad de Dios es manifiesta a través de él.

Hacer / Ser

Y así es con todo lo demás que pueda decirse de la vida cristiana. El viejo orden es un orden externo de hacer, mientras que el nuevo es la realidad interna de ser.

Por supuesto, sigue siendo cierto que lo que uno sea por dentro determinará lo que haga en lo externo. La diferencia entre ser religioso y ser nacido de nuevo es ésta: que el que es nacido de nuevo tiene su misma naturaleza transformada por el poder de Dios. La religión, en el mejor de los casos, solo puede controlar o modificar el comportamiento externo de una persona.

El que es nacido de nuevo una vez fue una cosa; ahora es otra. “Por tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.” (2ª Cor. 5:17).

Piedad

El viejo hombre de la carne ha sido crucificado y enterrado en la misma muerte y sepultura de Jesucristo. Es historia en lo que a Dios concierne. Sólo el diablo y la carne están interesados en mantener vivo a ese viejo hombre de la carne.

El Cristiano del viejo orden trata en el mejor de los casos, de imitar la piedad, de imitar a Cristo. El Cristiano del nuevo orden tiene la misma naturaleza de la piedad nacida en él y por tanto, cada vez se hace más piadoso día a día. Como Dios es--¡así es él!

El Ser de Dios

Cuando Dios llamó a Moisés para ir a Egipto y sacar a los israelitas de su esclavitud, Moisés quería saber lo que había de decirles cuando le preguntasen el nombre del Dios de sus padres. Dios respondió, “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:13-14). Esto tiene que ver con el nombre YHWH ó Yahweh (transcrito Jehová), que se deriva del verbo hayah, “ser”. ¡El verbo de ser! Dios no permanece en la historia con un pasado y con un futuro. Él siempre está presente. ¡El es!

Por esta razón, Jesús, siendo Dios, es “el mismo ayer y hoy y por los siglos” (Heb. 13:8).

Dios inventó el tiempo. Él es el autor de la historia. Él ya conoce desde el principio. Él lo ha determinado. Sin embargo, en Su soberanía y omnipotencia, Él puede permitir la libertad de las voluntades humanas. (Sus caminos no son nuestros caminos… Is. 55:8).

Esto nos ayuda en nuestra fe por comprender el “ser” de Dios. Llevando Su Naturaleza. Pero va más allá de todo esto.

Jesús dejó muy claro que ÉL era el “YO SOY” del Antiguo Testamento (Juan 8:58).

A través del evangelio de Juan, las palabras griegas ego eimi, que significan literalmente “Yo”, “Yo Soy”, se usan para explicar a Jesús. Usando este término, Él dijo de Sí mismo:

YO SOY

Mesías (Juan 4:25-26)
El Pan de Vida (Juan 6:35,48,51)
La Luz del Mundo (Juan8:12)
La Puerta de las Ovejas (Juan 10:7)
El Buen Pastor (Juan 10:11)
La Resurrección y la Vida (Juan 11:25)
El Maestro y Señor (Juan 13:13)
El Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6)
La Vid verdadera (Juan 15:1)
Jesús (que significa Salvación) (Juan 18:5-8)

“… Cómo Él es, así somos nosotros en ese mundo” (1ª Juan 4:17)

Él es amor, así, nosotros somos amor.
Él es justo, así nosotros somos justos.
Él es fe, así nosotros somos fe.
Él es espíritu, así nosotros somos espíritu.
Él es verdad, así nosotros somos verdad.
Él es vida eterna, así somos nosotros vida eterna.
¡El es! ¡Así somos nosotros!

Cómo Él es el gran YO SOY, nosotros nos hemos convertido en Él en pequeños “Yo soy”.

Jesús dijo de Sí mismo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Él dijo a Sus discípulos, “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14). La única manera de que sus discípulos puedan ser luz es tener la Luz de la vida viviendo en ellos y resplandeciendo a través de ellos. No hay forma de poder imitarle. O bien eres de Su misma naturaleza o eres un falso.

Esto no es un viaje para el ego en el que nos embarcamos. Debo recordar al lector que entramos a través del arrepentimiento, mansedumbre, gentileza, humildad, sometimiento, fe y obediencia. Tomamos Su naturaleza—la de Aquel que se despojó a Sí mismo.

El Cristiano del nuevo orden, esta nueva raza de crucificados, se está volviendo más y más como Él. Es un asunto de menos hacer y más de ser.

Jesús hizo lo que hizo por causa de quien era. Y así es con nosotros, que vamos de gloria en gloria, de fe en fe—haremos más desde lo que somos que desde expectativas religiosas puestas sobre nosotros.

“Los Crucificados” – Charles Elliott Newbold, Jr.

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry