Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


12 de septiembre de 2012

LIBERTAD EN CRISTO


    Davis y Clark

Pablo escribió:
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:1-4).
 
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.  Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Gálatas 5:13-14)

Que Dios nos libre a todos de la religión orientada al apaciguamiento, inhibidora de la gracia y cuyo fruto es la muerte. ¡Que seamos hallados en Cristo, sin tener nuestra propia justicia sino esa justicia que viene de Dios por la fe! Nadie puede jactarse en la presencia de Dios.

Cristo “fue hecho justicia… para que como está escrito, “El que se gloríe, gloríese en el Señor” (Jeremías 9:24, 1ª Corintios 1:31).

Juan escribió:
“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y  sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.  En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1ª Juan 3:4-10).

El verdadero cristiano no necesita una ley exterior. Es movido por una Vida interior—la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Dios desea verdad en lo íntimo, Cristo en ti.

Dios ha reservado el gobierno de la ley, el gobierno externo, para aquellos que no son guiados por Su Espíritu. “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. (Gálatas 5:18). O bien vivimos por la Verdad interior de Dios, o estamos bajo la estrecha chaqueta de la ley.

La asamblea de los Gálatas comenzó en el Espíritu—dependiente de la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Los campeones de la ley conocidos como judaizantes, los sedujeron para hacerles creer que tenían que cambiar esa libertad por la esclavitud de la letra. Pablo, que había vivido en el cuerpo de esa muerte en su juventud como fariseo, pudo ver claramente esa misma muerte obrando en ellos.
 
Habían comenzado en el Espíritu, pero ahora intentaban alcanzar la perfección por el poder de la carne (lee Gálatas 3:3). El llamado de Pablo a ellos es crítico, puesto que es fundamental para la verdadera fe. Con esto en mente, consideremos cuidadosamente la siguiente pregunta. “Por tanto, el que os da [Tiempo presente] el Espíritu y obra milagros [continuamente] entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?

 Dela Ley al Reposo - Davis y Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry