George Warnock
Tened
por seguro que si Dios, por Su Espíritu Santo, no sopla Su propio aliento y
vida en la Palabra, entonces la estaremos carnalizando. La estaremos
convirtiendo en la “letra que mata” en lugar del “Espíritu que da vida” (2ª
Cor. 3:6).
Ahora
bien, tenemos muy buenas traducciones que nos son útiles para romper las
barreras que existen entre las escrituras originales y nuestras lenguas
modernas. Y estamos agradecidos por esos traductores, antiguos y actuales, que
están honestamente tratando de expresar el pensamiento de la Escritura conforme
a la intención original de los escritores.
Pero
nunca olvidemos que queda una barrera de lengua insuperable entre el Creador y
la criatura; y que sólo el Espíritu Santo puede hacer un puente en ese vasto
golfo. Saulo de Tarso conocía el Hebreo y el Griego a la perfección, pero con
todo eso, nunca había descubierto la verdad viviente. Dios le reveló la verdad
“por revelación de Jesucristo” (Gál. 1:12). Y por supuesto, descubrió en la
lectura de las escrituras, que lo que Dios le había revelado estaba de acuerdo
con lo que estaba escrito.
“Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová.” (Isaías 55:8). ¿Cómo de grande es la barrera entre nuestros
pensamientos y los de Dios? “Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.” (v.9).
“Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.” (1ª Cor. 2:14).
Estamos
totalmente desvalidos, hermanos, para llegar a un conocimiento de la verdad y
de las Escrituras a menos que Dios no las revele por Su Espíritu.
Él
habla desde el ámbito del Espíritu al ámbito de lo terrenal y lo carnal.
Él
habla desde el ámbito de la eternidad al ámbito de lo finito.
No
hay lingüista en la tierra hoy día, ni lo ha habido en el pasado, que pueda
tender un puente sobre ese golfo.
¡Pero
Señor, queremos conocerte a Ti! ¡Queremos escuchar de Ti! ¡Queremos verte!
¡Ilumínanos por Tu Espíritu para que podamos ver! Deseamos “verdad en lo
íntimo” (Salmos 51:6). Queremos el pan de vida. Queremos el “maná” que ha sido
espiritualizado con la atmósfera del Cielo. Queremos “agua” pura que ha sido
espiritualizada con la vara de aflicción y que fluya del Cristo viviente.
Queremos Tu palabra, “por siempre establecida en los Cielos”—pero debemos
tenerla fresca y nueva cada mañana.
Desde
los días de nuestra juventud, e incluso cuando nuestra cabeza esté llena de
canas y nuestra fortaleza debilitada—debemos escuchar y ver cosas nuevas, cosas
frescas del trono del Dios. Debo escuchar una palabra que esté constantemente
“espiritualizada” con el aliento del Cielo. Estamos persuadidos respecto de las
grandes verdades fundacionales de la Escritura; pero en todo lo que sabemos, simplemente
reconocemos que solo “conocemos en parte” (1ª Cor. 13:12).
Esta
conciencia no nos da un sentido de incertidumbre, sino que nos deja con un
sentido de una mayor insuficiencia. Lo que Tú das, lo que Tú revelas, es
suficiente para hoy. Pero mañana, necesito una fresca provisión. Encontraré esa
provisión en el mismo pozo, en el mismo río, en el mismo maná, en el mismo
Lugar Santo. Pero si realmente he aprendido del Señor, y he caminado en
obediencia, en fe, en esperanza, en caridad—la porción de mañana será de un
orden más alto para guiarme hacia alturas más altas de apreciación espiritual,
a arroyos más anchos de amor y misericordia, y a profundidades más bajas de
humildad y mansedumbre. Amen.
Debemos
aprender a poner la confianza y la seguridad en Dios y en Su Espíritu Santo, que
nos lleva a “toda la verdad”. Él es un Guía que puede ser confiado. Si caemos en engaño,
es por causa de la perversidad de nuestro propio corazón. Nadie que camine con
Jesús y que permanezca cerca de Él puede ser seducido por el Enemigo. Porque en
el Señor Jesús hay Luz, y no hay tinieblas en Él.
No
negamos que haya aún un Reino por venir. Pero la esencia de ese mismo Reino
está aquí en la tierra ahora. Y si no nos encontramos nosotros mismos reinando
en vida ahora, qué vano y sin sentido pensar que vamos reinar con Él más tarde.
Por que sea lo que sea que se involucre en aspectos futuros del Reino de Dios,
en realidad no es nada más que la manifestación del Reino que está ahora
plantado en los corazones de los hombres por Su Espíritu. Hay “cizaña” mezclada
con el “trigo”—eso es cierto. Y por esta razón muchos de entre el pueblo de
Dios rehúsan creer que el verdadero Reino de Dios esté en la tierra hoy día.
Jesús dijo que sería así hasta “el final”—hasta el día de la cosecha.
La
cizaña aparecerá dondequiera que haya trigo creciendo, porque el Enemigo quiere
echar a perder el huerto de Dios. El Anticristo aparecerá donde quiera que haya
pueblo ungido, porque él es “anti” Cristo—se opone al Ungido. Él no tiene
ningún interés en venir a un templo edificado con las manos del hombre. Él
quiere hacerse cargo del Templo de Dios, que es donde la gloria de Dios debe
gobernar y reinar. Él quiere expulsar a Cristo fuera de Su Templo. El
significado de “anticristo” no es solo alguien que se “opone a Cristo”—también
puede significar alguien que está “en lugar de Cristo”. Cualquier cosa que él
pueda hacer para reemplazar a Cristo en tu vida o en la asamblea de tu iglesia,
lo hará. Si puede tener éxito en reemplazar la unción con cualquier otra cosa,
no importa qué, habrá ganado una gran victoria. ¡Y qué gran éxito ha tenido
haciendo esto especialmente en estas últimas décadas!
Sabemos
que el “Anticristo” llegará a su plena manifestación en el último tiempo. Pero
Juan nos dice que a habido muchos anticristos trabajando incluso en su día (1ª
Juan 2:18). Él ha sido el constante enemigo del pueblo de Dios. Y Dios siempre
ha producido un pueblo conquistador, muchos de entre ellos habiendo vencido por
la sangre y el martirio. Pero hoy parece que la iglesia haya olvidado que ella
está involucrada en una batalla con un mundo que odia a Dios, y el Anticristo
ha tomado fuertes posiciones en medio nuestro. Hemos hecho muy bien un pacto
con el mundo para cooperar con él lo mejor que sepamos—ayudando a luchar sus
guerras y a involucrarnos mucho en todos sus programas y sus sistemas
políticos—en lugar de convertirse en un pueblo separado para el Señor. Pensamos
que hemos de ser “reyes” de este sistema del mundo, en lugar de sus enemigos. Y
parece que sepamos muy bien como co-existir. La razón es que hemos tomado los
reinos de este mundo como nuestra posesión bajo las condiciones de Satanás, y
así, el obtiene la honra y la gloria de nuestro sometimiento. Él intentó
atrapar a Jesús de este modo y fracasó. Y ha seguido usando las mismas tácticas
con los seguidores de Jesús—con mucho éxito en muchas ocasiones.
Coronado con Aceite - George Warnock
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