Charles E. Newbold Jr.
Dios había
dicho a Israel que no se mezclara con los habitantes de la tierra y que no
fueran en pos de sus dioses, pero de cualquier forma eso es lo que hicieron.
Dios sabía que lo harían. El le dijo a Moisés que después de su muerte, “este
pueblo se levantará y fornicará tras los dioses de la tierra a donde va para
estar en medio de ella; y me dejará e invalidará mi pacto que he concertado con
él”.
“Y se encenderá
mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi
rostro, y serán consumidos; y vendrán
sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día, ¿No me han venido
estos males porque no está mi Dios en medio de mi? Pero ciertamente Yo
esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por
haberse vuelto a dioses ajenos.” Deut. 31:16-18.
El fracaso de Israel en el desierto
Los israelitas
violaron la prohibición de Dios mientras estaban en el desierto. Estaban en un
lugar llamado Sitim, cuando se entregaron a sus fornicaciones con las hijas de
Moab. Las moabitas sedujeron a los Israelitas a hacer sacrificios y postrarse a
sus dioses. Israel se unió a Baal-Peor, el dios ídolo de Moab, y la ira del
Señor se encendió contra Israel.
El Señor dio
instrucciones a Moisés de que tomara a todos los príncipes del pueblo que
hubieran roto la prohibición, y “los ahorcara ante Jehová delante del sol, para
que la ira de Jehová se apartara de Israel”. Moisés, obedeció a los jueces de
Israel para matar a los hombres que se inclinaban ante Baal-peor.
Uno de los
Israelitas trajo descaradamente a una mujer madianita a sus hermanos delante de
Moisés y el pueblo. Finees, el hijo de Eleazar, el hijo de Aarón el sacerdote,
lo vio y se levantó de entre el pueblo, y tomó una lanza en su mano.
Fue tras el
hombre de Israel a la tienda y los atravesó a ambos. Esto hizo que la plaga
sobre los hijos de Israel cesara ese día. Su celo por Dios apartó la ira de
Dios. Veinticuatro mil personas murieron en esa plaga. Números 25:1-11.
Deuteronomio
32:16-17 y 21 nos dice que los Israelitas provocaron a celos a Dios, con dioses
ajenos, y que estos eran abominaciones para El. “Sacrificaron a los demonios, y
no a Dios, a dioses que no habían conocido...” A nuevos dioses a quienes sus
padres ni siquiera habían temido. “Me movieron a celos”, dijo Dios; “con lo que
no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos
con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata”.
El fracaso de Israel durante los
jueces
Dios sacó a
Israel de Egipto con señales y maravillas que atestiguaban. Cruzaron milagrosamente
el Mar Rojo por tierra seca. Recibieron el maná, el agua, las codornices.
Oyeron a Dios en la Montaña y vieron Su gloria sobre el rostro de Moisés.
Anduvieron errantes durante cuarenta años y sus sandalias no se gastaron.
Experimentaron el celo de Dios en Sitim. Entraron en la tierra de la promesa de
Dios bajo el liderazgo de Josué, cruzando milagrosamente el río Jordán y
tomando Jericó con la marcha, el sonar de los trompetas y el griterío.
Tenían que
expulsar a todos los habitantes de la tierra, no fuera que se mezclaran con
ellos y que se inclinaran a sus dioses. Muchas de las tribus de Israel no
hicieron eso. No expulsaron absolutamente a los habitantes de la tierra, y por
tanto, fueron desobedientes a Dios.
Un ángel del
Señor vino de Gilgal a Boquim y dijo al pueblo de Israel: “Yo os saqué de Egipto y os introduje en la tierra de la
cual había jurado a vuestros padres; diciendo: no invalidaré jamás mi pacto con
vosotros, con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra,
cuyos altares habéis de derribar; mas vosotros no habéis atendido a Mi voz.
¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto, yo también digo: No los echaré de
delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses
os serán tropezadero. “. La gente alzó su voz y lloró a las palabras del ángel.
Jueces 2:1-4.
No obstante,
una nueva generación creció después de Josué, e hicieron exactamente la misma
cosa que era mala ante los ojos del Señor: abandonaron al Señor y sirvieron a
los dioses idolátricos, Baal y Astoret. Jueces 2:13.
Y así sucedió,
una y otra vez. Dios levanto individuos como Ehud, Débora, Gedeón, Sansón y
otros jueces en Israel. Los Israelitas no escucharían a sus jueces, sino que
fornicaron en pos de otros dioses. Después de caer bajo la mano opresora de sus
enemigos en la tierra, se arrepentían y clamaban a Dios, y El cambiaba de
opinión y los libraba (lee Jueces 2:17-20).
El período de
los jueces acabó con este trágico comentario: “En estos días no había rey en
Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Jueces 21: 25. La anarquía es
la idolatría final del Yo.
El fracaso de Israel durante los
reyes
Los Israelitas
querían su propio rey como todas las demás naciones, rechazando así el reinado
de Dios sobre ellos. Así, Dios le dijo a Samuel que les diera lo que pedían. 1ª
Samuel 8:5-7. ¡Que terrible que Dios pueda darnos realmente lo que pensamos que
necesitamos y queremos!
Nada cambió.
Tenían corazones de ramera. 1ª Cron. 5:25 nos dice que “se rebelaron contra el
Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de
la tierra, a los cuales Jehová había quitado de delante de ellos”.
El salmista
lamenta: “No destruyeron a los pueblos que Jehová les dijo; Antes se mezclaron
con las naciones y aprendieron sus obras, y sirvieron a sus ídolos, los cuales
fueron causa de su ruina. Sacrificaron
sus hijos y a sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente,
la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los
ídolos de Canaán; y la tierra fue contaminada con sangre. Se contaminaron así
con su obras y se prostituyeron con sus hechos”.Salmos 106:34-39. Este salmo
entero es una poderosa retractación del olvido de Israel.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.
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