Davis y Clark.
Remplazandolo por el Irremplazable Jesus.
Si
bien es incapaz de crear nada original, Satanás es un experto en
falsificaciones. El es el archi-imitador, y tiene virtualmente su propia y
sucia copia de todo lo que Dios ha creado. Así como la creación lleva la imagen
y semejanza de Dios, de igual manera lo que Satanás crea – o debo decir
falsifica – lleva su semejanza y naturaleza. Por ejemplo, la copia de Satanás
del Hijo de Dios, es el “Hijo de Perdición”. (2 Tes. 2:3)
Satanás
carece de fuerza para atacar a Dios frontalmente. El ya ha probado esto y
fracasó. Por eso, sus ataques al cielo necesariamente deben estar encubiertos
de una forma astuta e ilusoria. El viene como un angel de luz,
pretendiendo ser un mensajero de Dios. El ama el hacerse pasar por Dios. Nunca
ha quitado sus codiciosos ojos del trono de Dios. Careciendo el poder de destruir
los propósitos de Dios, él se ha propuesto engañar al hombre, la creación más
preciosa de Dios. Su objetivo: pasar sus falsificaciones como originales de
Dios. La diferencia primaria es que él está sutilmente inserto y camuflado en
esta versión pervertida. Va a poseer su carácter, su espíritu, y va a
manifestar sus propósitos.
El Cristianismo no es una religión. Satanás ama la
religión, porque carece de poder, y de ninguna manera es una amenaza para él.
De hecho, yo creo que la religión es el contraataque de Satanás contra la
Cristiandad. Debido a que solo hay “una fe”, ¿qué entonces son todas estas
otras religiones? Claramente la religión es una creación de Satanás, debido a
que efectivamente posee su carácter. El nombre en sí mismo habla de la atadura
del infierno. Así es como Robert Brinsmead define la religión:
¿Qué
es religión? “Re’ significa “de nuevo”; “ligare” significa “unir”. La obra de
la religión es unir al hombre con Dios. Como Pablo discernía, el sistema de
leyes (religión) sirvió para un propósito importante (Gá. 3, 4). Con la venida
de Cristo, sin embargo, Dios obró tanto para cumplir como para terminar este
orden. El cumplió la meta de la religión uniendo (religionando) a Dios con el
hombre en la encarnación de Su persona.
Cuando
Cristo exclamó “Consumado es”, anunció que ya nunca más nuestra existencia
estaría definida por las categorías religiosas de Dios (teología) y del hombre;
creador y criatura, amo y siervo. Jesús destruyó esos pilares con su muerte.
Ahora estamos en una relación de uno a uno con Dios. Ahora somos amigos. Los
propios pilares sobre los cuales se construyó la religión, fueron abolidos.
Perpetuar
la religión sobre la obra consumada de Cristo, no es sino una manifestación de incredulidad.
En un intento de unir al hombre con Dios, la religión intenta hacer lo que ya ha sido hecho por El (Anti-Cristo;
anti quiere decir “en lugar de”). Continuar definiendo la existencia humana con
las viejas categorías de Dios y del hombre, es un intento fundamental de
perpetuar aquello que fue finiquitado con la muerte de Cristo.
Tengo
la certeza de que a esto se refería nuestro Señor cuando habló tan severamente
a la aristocracia religiosa de sus días.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en
la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; (o,
de su propia voluntad y naturaleza) porque es mentiroso, y padre de mentira. (Juan 8:44)
La característica natural de la religión es el asesinato. Caín asesinó a
Abel por un asunto de religión.
¿Qué harán los hijos de Satanás por naturaleza? ¿Por qué eran los fariseos
tan proclives a asesinar? Es porque el padre de esa clase particular de
religión era “el diablo”. Ellos han estado involucrados en la
conspiración satánica para reducir aquello que es de Dios al nivel de una
institución gobernada humanamente. Y haciendo esto, cambiaron la gloria del
Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible (Rom. 1:23). Es
la naturaleza del hombre religioso el crear un dios de acuerdo a su propia
imagen, para arrastrar a Dios a su mismo nivel. Pero el diseño de Dios cuando
nos creó a Su propia imagen, es hacernos conforme a la semejanza de Su Hijo. La
religión rebaja a Dios y corrompe su imagen. Sin embargo, la fe en Cristo
levanta al hombre, restaurando en él la verdadera semejanza de Dios para lo
cual el hombre fue originalmente creado.
Nuestro destino es ser hechos conforme a la imagen del
Hijo de Dios (Rom. 8:29). La creación misma gime con dolores de parto por esto
(Rom. 8:22). Pablo también gemía con dolores de parto por lo hijos de Dios, para
que Cristo fuera formado en ellos. (Gál. 4:19)
De igual manera, aquello que es apadrinado por Satanás,
es conformado a la voluntad y temperamento de Satanás.
Jesús miró más allá de la religiosidad exterior y vio las
motivaciones del corazón. El sabía que bajo esa preciosa apariencia externa,
los fariseos – como sepulcros blanqueados – estaban llenos de huesos de muertos
y de toda inmundicia (Mat. 23:27). Ellos eran hipócritas que manifestaban su
rol religioso (Mat. 23:27). El hombre religioso se preocupa de mostrarse bueno
por fuera, de modo a agradar a la carne (Gál. 6:12). Ellos se ocupan de cosas
terrenales (Fil. 3:19). Ellos efectivamente lucen bien por fuera. Pero Dios
mira el corazón.
Si Jesús hiciera un juicio para determinar quien es el padre
de la iglesia de nuestros días, ¿cuál sería su veredicto? ¿El carácter de quién
tiene la iglesia, el Suyo, o el de Satanás? ¿Serían sus palabras “Ustedes son
de vuestro padre el diablo” nuevamente su respuesta? ¿Se dirigiría él a la
iglesia contemporánea como de ser buena y una sierva fiel, o de una generación
de víboras? Le pregunto, ¿Qué implica el peso de las evidencias? ¡No sea
engañado! ¡Tal juicio efectivamente se está llevando a cabo! El cielo está
probando la obra de cada hombre, y la misma será manifestada.
“…la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues
por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará.” (1 Cor. 3:13)
Cuando Jesús y los discípulos caminaban saliendo de Jerusalén justo antes
de que El fuese crucificado, los discípulos llamaron Su atención con respecto a
lo glorioso del templo de Herodes. Jesús no se impresionó. No solo NO se
impresionó, sino que profetizó su destrucción cuando dijo: “¿Veis todo esto?
De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea
derribada.” Así como sucedió en esos días finales de la antigua Israel, así
también sucede ahora en estas últimas horas de los sistemas apóstatas del
hombre, que ahora se enmascaran como la Iglesia.
Es claro que estamos viviendo días cuando Cristo expondrá la sórdida
historia de la iglesia caída y mostrará lo que realmente es. Porque si Sus
hijos alguna vez van a ser libres, y ver la restauración de los propósitos de
Dios, deben discernir las copias fraudulentas de Satanás, y tornarse de la
religión muerta al Dios viviente, como fue su propósito 2000 años antes con la
destrucción de Jerusalén. Deben volverse de las falsificaciones a Cristo. Deben
detectar cada cosa que fue reemplazada en vez de Cristo, y abandonarlo por
aquello que es lo Verdadero. Es cambiarlo todo por Cristo, de ahí el título de
“Reemplazándolo por el Irremplazable Jesús”.
Ahora oigamos cuando Pablo advierte a los creyentes corintios acerca de
este gran fraude satánico. Escuchen como Pablo expone el complot de Satanás de
tomar u ocupar el lugar de Cristo con sus falsificaciones.
Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros
sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos
predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro
evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; (2 Cor. 11:3-4)
G.Davis y M.Clark
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