¿Cómo evolucionó esta Cosa que llamamos iglesia?
Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.
La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.
29 de septiembre de 2012
LA EVOLUCIÓN DE LA IGLESIA
¿Cómo evolucionó esta Cosa que llamamos iglesia?
¿ES REALMENTE LA DEMOCRACIA EL CAMINO DE DIOS?
PUEDE SER LA PROPIEDAD NUESTRA FUENTE DE PROBLEMAS?
ENTRAR EN EL REPOSO DE DIOS
LA IGLESIA: LA COSA
Éramos pocos en número, sentados cómodamente cara a cara en el salón de la casa de una piadosa pareja. Yo tenía algo que compartir ese miércoles por la noche. Era la primera y más significativa revelación que yo había recibido del Espíritu Santo desde mi conversión, un par de años antes.
EL DIA DEL SEÑOR, UN DIA DE HAMBRE
TU HIJO, MUESTRA LA CASA A LA CASA
22 de septiembre de 2012
« ¡COMO HAN CAÍDO LOS VALIENTES EN MEDIO DEL CAMPO DE BATALLA!»
21 de septiembre de 2012
¿QUE PASO CON EL EVANGELIO A LOS POBRES?
Davis y Clark
SUSTITUTO DE JESÚS
EL NACER DE NUEVO
16 de septiembre de 2012
LA MENTIRA
Esta Cosa que llamamos iglesia, tal y como la hemos experimentado, es una extensión idolátrica de nuestros propios egos. Aunque existe como una entidad para sí misma, estamos en ella, y ella esta en nosotros. Es un icono de auto-adoración que ha crecido a partir de las tradiciones de los hombres, y no tiene fundamento en la Escritura. Proclamamos que esta Cosa que llamamos iglesia es el Reino de Dios, cuando en realidad, no tiene nada que ver con el Reino de Dios. Más bien, es la cautividad babilónica de los escogidos de Dios.
Hemos confundido nuestra relación con Cristo fusionándola con esta cosa que llamamos iglesia. Somos llevados a creer que cuando estamos en una relación correcta con ella, estamos en una relación correcta con Cristo, que tenemos que ser miembros de una iglesia para ser salvos o para ser un buen cristiano: que servir a ella es servir a Cristo, que amarla es amar a Cristo, que diezmar para ella, es diezmar para Cristo.
En muchos casos, esta Cosa que llamamos iglesia es como una carpa que hemos hecho para extender los movimientos y revelaciones de Dios para preservarlos, manipularlos, adueñarnos de ellos, controlar en ellos a otra gente y usar a la gente y al sistema para nuestra sórdida ganancia carnal. Hallamos consuelo en las restricciones que los muros que esta iglesia levanta delante de nosotros. Podemos escondernos en ellos y sentirnos bien en ellos. Ampliamos los ganchos de esta carpa lo suficiente para dejar que otros que quieren caminar, hablar y vestirse como rostros, entren también a formar parte de todo esto.
Hablamos de formas muy extrañas de esta Cosa que llamamos iglesia. ¿A que iglesia vas? ¿Cuál es el nombre de tu iglesia? ¿Cómo ha ido la iglesia hoy? ¿Estás construyendo un anexo a tu iglesia? ¡Vaya iglesia que tuvimos en la reunión de oración anoche!
El pastor o el cura a menudo saluda a la muchedumbre el domingo por la mañana diciendo, “Buenos Días, Iglesia”. Estas declaraciones convierten a la iglesia en un edificio, una institución con un nombre, un servicio, una reunión, la clase de rato que pasamos juntos, y la gente.
La palabra “iglesia” como se usa en las traducciones en inglés del Nuevo Testamento se refiere al pueblo de Dios, pero ya no limitamos su significado a la gente. Si en realidad quisimos decir que el pueblo es la “iglesia” cuando usamos este término, estas mismas declaraciones tendrían que hacerse de esta forma: ¿A que tú vas? ¿Cómo se llama tú? ¿Cómo ha ido tú hoy? ¿Estas construyendo un anexo a tú? ¡Vaya tú que tuvimos en la reunión de oración anoche! No conocemos otra cosa e insistimos en la teoría de que nosotros, el pueblo redimido de Dios, somos la iglesia. Sin embargo, en la práctica no hacemos distinción entre el pueblo y esta Cosa que llamamos iglesia. Sin embargo, que la palabra iglesia se use así, de manera intercambiable, no es el problema. Sucede mucho más de lo que los ojos ven en este asunto.
La palabra iglesia, tal y como la usamos, habla de una unión mística, profana, ilegal, que incorpora edificios, instituciones, denominaciones, y gente. Se han fusionado todas ellas de tal forma y confundido entre sí, que perpetúan la peligrosa mentira de que esta Cosa que llamamos iglesia (edificios, instituciones, denominaciones, y la gente que se asocia con ellos), es la asamblea de Cristo de los-llamados-fuera. Esta Cosa que llamamos iglesia parece buena en su apariencia externa, pero a menudo es controlada interiormente por hombres y mujeres que buscan con ambición, a menudo sin saberlo, algo para ellos mismos.
15 de septiembre de 2012
CREYO EN DIOS Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA
EL DIA DEL SEÑOR, UN DIA DE OSCURIDAD
Egipto no había conocido una hora de mayor oscuridad en su historia como el día de la redención del pueblo de Dios. Y al acercarse ese día, se nos dice: “Hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.” (Éxodo 10:22-23).
Parece tan distinto a Dios; y parece tan distinto de Su pueblo que anda en verdad y amor. ¿Pero de qué va todo esto? Es un pueblo tan disciplinado por la Cruz y que camina en tal amor y verdad que se convierte en un tormento a los que caminan en oscuridad.
MISTERIO BABILONIA, LA MADRE DE LAS RAMERAS
MUESTRA LA CASA A LA CASA
Charles E. Newbold Jr.
"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"
Matthew Henry