Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


15 de septiembre de 2012

MISTERIO BABILONIA, LA MADRE DE LAS RAMERAS


Davis y Clark

Aquí vemos el verdadero poder detrás del trono de Babilonia. Como Tiro y Sidón, el verdadero rey de Babilonia es Lucifer. Por la abundancia de sus mercaderías, fue lleno de violencia. El verdadero rey de Babilonia es el que dijo en su corazón, “Ascenderé al cielo, exaltaré mi trono por encima de las estrellas de Dios, me sentaré en el monte de la congregación, en las partes extremas del norte. Ascenderé a las alturas de las nubes. Seré como el Altísimo” (Isaías 14:13 -14). Esta es la descripción más exacta del espíritu del anticristo. Él es el verdadero opresor. El es el traficante de las almas de los hombres.

En Apocalipsis, leemos:

Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; 17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.” (Apocalipsis 13:16-17)

Creemos que es interesante el hecho de que la Gran Ramera y sus hijas, que hicieron ricos a los mercaderes del mundo con sus fornicaciones, sean introducidas solo cuatro capítulos después de la marca de la bestia—la marca necesaria para comprar y vender—mencionada en el capítulo trece. Están a la altura de sus coronas de oro en sus mercaderías.

Lo que es aún más notable es que el pueblo de Dios sea atrapado en este engaño (lee Apocalipsis 18:4). La ramera y sus hijas tomaron la marca de la bestia, o de lo contrario, no habría mercaderías entre ellas. Esta Gran Ramera y sus hijas son un tipo profético de la Cristiandad moderna (católica y protestante igualmente), y la mezcla en la que se ha convertido.

Una Investigación un poco más profunda de los capítulos diecisiete y dieciocho de Apocalipsis, deja todo esto como algo tan obvio. ¿Por qué otra razón podía el ángel de Dios clamar, “Salid de ella, pueblo mío y no participéis de sus pecados, no sea que también participéis de sus plagas”? ¿Oirá Su pueblo esta terrible advertencia? La Ramera y sus hijas siguen enriqueciéndose, aumentando en sus propiedades, mientras desplazan a Jesús. A sus propios ojos, no necesitan nada, ni siquiera a Jesús.

Lo que vemos de la iglesia caída en Laodicea es la forma embrionaria de la apostasía que seguiría después. Compara esta iglesia descrita en Apocalipsis 3:14-22 con la descripción de la Gran Ramera. Por causa de sus mercaderías y riquezas, piensa que no necesita nada. Considera las siguientes comparaciones:

Espíritu de Babilonia en forma de semilla: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad.” (Apocalipsis 3:17)

Espíritu de Babilonia desarrollado: “Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro (1) lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA” (Apocalipsis 17:4-5).

“Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.”  Apocalipsis 18:3)

“Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto” (Apocalipsis 18:7) “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; 12 mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; 13 y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres” (Apocalipsis 18:11-13) Y todo queda en nada. “y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3:17b) “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15,16)

“Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando, 16 y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas! 17 Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos” (Apocalipsis 18:15- 17)

Una advertencia divina: “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas” (Apocalipsis 3:18).

“Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego” (Apocalipsis 17:16)

Una invitación divina para venir a Él: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo;(1) sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:18-21).

 “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;” (Apocalipsis 18:4)

“Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones. 24 Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra” (Apocalipsis 18:23- 24). [Nota: No solo le ha sido quitada su lámpara (lee Apocalipsis 2:5), sino que la lámpara en sí ya no está más.]

La esposa se ha preparado, sigue al Cordero por dondequiera que Él vaya, y no está corrompida por esas mujeres (lee Apocalipsis 14:4). ¿Qué mujeres? La ramera y sus hijas. ¿Recuerdas el capítulo tres en el que leemos, “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”? Para gobernar y reinar con Cristo en SU trono, tenemos que vencer. ¿Vencer qué? ¿Qué es lo que hace tibio a un cristiano? El contexto tiene que ver con amontonar las riquezas del mundo en el nombre de Jesús.

Es la mente laodicea la que confunde la ganancia mundana con la bendición espiritual, no el Espíritu de Cristo. ¿Qué es lo que tenía que vencer Jesús? Al comienzo de su ministerio terrenal, Satanás tentó a Jesús para que usara el poder que Dios le había dado para su propia comodidad. “Si eres el Hijo de Dios”, dijo Satanás, “ordena que estas piedras se vuelvan pan”. Jesús también fue tentado a tomar para sí el reinado y la riqueza de las naciones del mundo. “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” (Mateo 4:8-10) Primero date cuenta cómo el diablo, tal y como es descrito en Isaías 14, ofrece los lugares altos más excelentes que quiere para él mismo.

Él está bastante contento de gobernar sobre la humanidad por poderes. ¿Cuántos ministros de Dios comienzan con lo mejor de sus intenciones de ser siervos humildes al pueblo de Dios y escuchan esta misma tentación? Satanás los tienta para usar sus dones y obtener ganancia y el poder para gobernar sobre los santos de Dios. ¿Cuántos se han convertido en herramientas involuntarias en manos de este gran engañador, y son usados para oprimir al pueblo del Altísimo?

 Haran mercaderia de vosotros - Davis y Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry