Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


5 de diciembre de 2014

CONSIDERA A GEDEÓN


George Warnock

“Israel fue empobrecido en gran manera” por causa de los madianitas y clamaron por un libertador a Dios. En respuesta a su clamor, Dios levantó a un hombre llamado Gedeón. Gedeón se hallaba sacudiendo el trigo en el lagar para esconderlo de los madianitas, cuando el ángel del SEÑOR le saludó con extrañas palabras:

“El SEÑOR está contigo, valiente guerrero” (Jueces 6:12).

Dios conocía el problema de Gedeón. Sabía que Gedeón estaba lleno de temor por causa del enemigo. Sabía que era un hombre débil de una de las familias más pobres de Manasés. Sabía que Gedeón era el menor, no el mayor, de la casa de su padre. ¡Justo las cualidades que Dios estaba buscando! Y de este modo, el ángel le dijo:

“Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel” (v.14). Su fuerza no debía estar en sus propios recursos, sino en su debilidad. Y el hecho de que Dios le ENVIARA era la única autoridad y poder que Gedeón necesitaba.

Todos conocemos la historia… como Dios tuvo que reducir el ejército original de 32.000 hombres a un puñado de 300. Amado, ¿Por qué no podemos aprender de la multitud de testigos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento… que la fuerza no está en los números, que las riquezas no consisten en el oro y en la plata, que la sabiduría procede del camino de la Cruz, y no de las paredes de la enseñanza?

Gedeón desmovilizó a su ejército ante la orden del Señor, mandando a casa a los que tenían temor. Se quedó con 10.000 hombres. Todos ellos estaban ansiosos por la batalla; pero Dios dijo, “todavía el pueblo es demasiado numeroso”. Dios tomó este asunto en Sus propias manos y envió a otros 9.700 a casa… ¡los libró de su responsabilidad como ejército del Señor! ¿Y por qué razón? Quizás muchos de ellos se preguntaban por qué… habiendo estado tan ansiosos de luchar por el SEÑOR. Cualquiera que sea la razón para licenciar a estos 9.700 soldados, pienso que Dios quería que supiéramos que en las mismas cosas cotidianas de la vida, en nuestras tareas y ocupaciones diarias, estamos siendo probados y tratados por el Señor cada día, y no somos conscientes de ello. 

Estaban junto al agua, saciando su sed, pero Dios los estaba viendo desde el cielo y estaba probando sus corazones. Y ellos no lo sabían. Hay algo aún más muy significativo. Dios dijo que si usaba a toda la multitud, entonces Israel se llevaría la gloria. De modo que sabemos que cuando Dios escogió a mano a estos 300 hombres, Él sabía que no se llevarían la gloria por la victoria que Él les iba a dar. ¡Dios sabía que Él se llevaría toda la gloria!

Dios, que escudriña los corazones de los hombres, está marcando a los Suyos para que se involucren en la batalla del Señor, conforme a Sus propios requisitos de fidelidad, obediencia y sometimiento a Su voluntad. Su estándar de juicio es este: “el que es fiel en lo poco, en lo mucho también lo será.” No esperes ser comisionado para un puesto de deber en el ejército del Señor si hay indiferencia o pereza, infidelidad o deshonestidad en tus tareas diarias insignificantes en casa o en tu trabajo… infidelidad hacia tu jefe o hacia tu empleado, engaño, mentira, robo a tus conciudadanos mediante la falsificación de declaraciones de la renta. Y podríamos seguir y seguir con esto. Pablo señaló que había un requisito del siervo… debía ser hallado fiel. Y Jesús dijo que si un hombre no puede ser confiado en sus tratos con mamón, las riquezas pasajeras de esta vida, Dios no podría confiarle las verdaderas riquezas.

Dios escogió a los 300 no para mostrar lo fuertes que eran; sino para demostrar que en la debilidad del hombre Él mismo sería glorificado. Con una antorcha y una vasija cada uno de ellos salió a la batalla. Era lo único que necesitaban porque la batalla era del SEÑOR. Y así, Pablo dice,
“Tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios, no nuestra.” (2ª Cor. 4:7).
 Una antorcha dentro de una vasija. Pero la vasija tenía que romperse para que la luz pudiera brillar desde el interior. Y cuando se oyó el sonido de la trompeta: “la Espada del SEÑOR y de Gedeón…”

El enemigo fue derrotado en confusión extrema y de hecho se destruyeron a sí mismos. La estrategia de la batalla de Dios contra el enemigo es arrojarlos a la confusión. “La espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento.” (Jueces 7:22).
Satanás ha usado esta estrategia de forma efectiva trayendo división y confusión en medio del pueblo de Dios; pero todo esto será cambiado el Día del SEÑOR.
¡Las huestes de Satanás tiemblan y son arrojadas a un confuso estado de auto-destrucción cuando son confrontadas con un pueblo que camina en la obediencia de Cristo, en el camino de la Cruz!

 Quienes Sois - George Warnock

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry