Douglas Weaver
Pablo habló de esta
apostasía final o caída en 2ª Tesalonicenses 2:1-12. En el versículo tres
leemos estas palabras: “… Nadie os engañe en ninguna manera; porque no
vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado,
el hijo de perdición.” (2ª Tes.2:3).
La apostasía ya ha
tenido lugar en gran parte, pero como la iniquidad de los amorreos, no ha
llegado a su plenitud. Dios y Sus hijos esperan la manifestación plena del
misterio, para que Él pueda mostrar Su poder y declarar Su nombre por toda la
tierra. Pablo sigue explicando como será revelado este misterio; “El cual se
opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto
que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2ª
Tes. 2:4)
Este pasaje revela
varias cosas sobre el hijo de perdición. La palabra “se sienta” en la frase “se
sienta en el templo de Dios como Dios” es la palabra griega kathizo.
Aunque es traducida “haciéndose pasar” en muchos casos, implica el
significado de continuidad. “Establecerse, nombrar, conferir un reino a
alguien”. Las palabras “haciéndose pasar por Dios” revelan el esfuerzo y el
objetivo del hijo de perdición. Se sienta adoptando la postura como si fuera
Dios, pero también trata de consolidar esa posición. Tenemos palabras para esto
en nuestro vocabulario inglés como por ejemplo impostor, falsificador y fraude.
El propósito del hijo de
perdición es desplazar al Hijo de Dios. Es el mesías falsificado de Satanás.
Creemos que este misterio se manifestará como una expresión de iniquidad a
nivel tanto individual como colectivo en los últimos días. De la misma manera
que Cristo el verdadero Mesías tiene un cuerpo de muchos miembros llamado el
Cuerpo de Cristo, el hijo de perdición también tendrá una expresión colectiva,
muchos anticristos. Juan escribió:
“Hijitos, ya es el
último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han
surgido muchos anticristos; por
esto conocemos que es el último tiempo.” (1ª Juan 2:18)
ambos esperan llegar a
su plenitud. La apostasía tenía que suceder primero para que la plena
manifestación del hijo de perdición fuera expuesta. Los hijos de Dios serán
expuestos sobre este telón de fondo de ébano.
Pablo no hablaba
solamente del cumplimiento inmediato de las palabras de Cristo, “Porque vendrán
muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo
24:5). Él estaba más preocupado con el cumplimiento a largo plazo de esta
iniquidad—la plenitud del misterio de iniquidad. Jesús era humilde-despojándose
a sí mismo, tomando forma de siervo. Anticristo, lo opuesto a Cristo, se exalta
a si mismo. Esta es la diferencia entre el Espíritu de Cristo y el espíritu del
anticristo. Al matar a Abel, Caín se prefirió a si mismo más que a su hermano.
Se levantó, exaltándose brutalmente.
“Porque este es el
mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No
como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque
sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” (1ª Juan 3:11-12)
Los que se exaltan a si
mismos por encima de sus hermanos son del espíritu del anticristo y han creído
la mentira (lee 2ª Tesalonicenses 2:11). El artículo el en el griego implica
que hay una sola mentira y que todas las demás brotan de esa. Es la mentira que
Satanás usó para tentar y engañar a Eva. “Seréis como Dios, conociendo el bien
y el mal”. Fue la mentira que primero
brotó en el corazón de Lucifer, la que dijo en su corazón, “Me levantaré sobre
las alturas de las nubes, seré como el Altísimo.” (Isaías 14:14).
Si no amamos la verdad,
solo queda una sola opción, LA MENTIRA. Podemos abrazar la humildad de Cristo,
despojarnos nosotros mismos como hizo Él y andar por el camino de la Cruz como
siervos. O podemos tomar el camino de la auto-exaltación. El gran engaño de 2ª
de Tesalonicenses 2:11 es creer la mentira y buscar ascender por las alturas de
la deidad. Cualquier hombre que vaya por el mal camino pensando que está en el
bueno, está engañado. El camino a la vida es mediante el descenso al sepulcro,
teniendo la mente de Cristo, que no consideró que fuera un robo ser igual a
Dios, y al mismo tiempo despojándose para tomar la forma de un siervo.
Los que escogen el
camino erróneo, subiendo a las alturas o edificando torres hacia el cielo, se
identifican plenamente con Satanás, que fue el primero en establecer su trono
sobre las estrellas de los cielos y en exaltarse a si mismo por encima de todo
lo que es llamado Dios. La ambición de subir es el gran engaño, la antítesis
del humilde y bajo siervo, Cristo. La serpiente que engañó a Eva ha seducido a
toda esta gente engañada, por un camino de manera que sus pensamientos se han
corrompido de la pureza de Cristo. Han abrazado a otro Jesús, a otro espíritu,
a otro evangelio (Lee 2ª Corintios 11:3-4). Este engañador no conoce límites.
Incluso tentó a Jesús a subir y gobernar (Mateo 4:8-9).
El MISTERIO es como esta
oscuridad es percibida como luz. El ateismo no es el mayor engaño de Satanás.
Su gran engaño es la religión. Recuerda el sacrificio de Caín. El misterio de
la iniquidad será completamente manifiesto en el contexto de una iglesia
falsificada, atraída por otro espíritu, y manifestando una atracción opuesta al
Espíritu de Cristo. En 2ª Tesalonicenses 2:7, Pablo ve salir a este misterio,
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al
presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio”.
Este misterio fue y será
aún manifiesto desde en medio de la verdadera iglesia. En sus epístolas Pablo
nos da un cuadro muy real de lo que será esta apostasía. Él dijo a los ancianos
de Éfeso que después de su marcha se levantarían “lobos rapaces, que no
perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen
cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.” (Hechos 20:29-30).
Fíjate en el objetivo, apartar a los discípulos. Lobos que se levantarían para
hacer algo que nadie se había atrevido a hacer antes. Intentar apartar a los
discípulos tras si mismos para establecer congregaciones en su propio nombre,
siendo ellos el centro de todo ello. Consecuentemente, casi cada denominación
tiene algún hombre/mujer por fundador y causante. Igual que Ismael, esta
expresión global apóstata del hijo falso, el hijo de perdición, trata de perpetuarse
como el verdadero heredero.
A comienzos del fin del
primer siglo, Juan ya advertía: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según
vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos
anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 19
Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se
manifestase que no todos son de nosotros. (1ª Juan 2:18-19).
Juan luego advertiría de
alguien que se levantaría de en medio de los creyentes y los gobernaría. “Yo he
escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar
entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras
que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a
los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la
iglesia.” (3ª Juan 9-10)
Éstos salen de la
iglesia exaltándose por encima de sus compañeros
creyentes o dejando que otros los exalten. Los que aman la preeminencia no solo
desplazan a hombres piadosos como Juan, sino que incluso desplazan a Jesús.
Esta es el verdadero significado de la palabra anticristo, porque no solo
significa contra Cristo, sino en lugar de Cristo. Aquí el peligro estriba no
tanto en que un hombre se levante en contra de los santos, sino en que engañe
al resto del cuerpo por su ejemplo. Un poco de su levadura leuda toda la masa.
Pablo continúa
advirtiendo:
“Te encarezco delante de
Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino que prediques la palabra; que instes a tiempo y
fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias.” (2ª Timoteo 4:1-3)
Como muchos protestantes
testificarían, Pablo miró al futuro y vio el sacerdocio célibe del papado, que
también prohibiría ciertos alimentos en ciertos días. Pero, ¿Era éste el
peligro más grande para la iglesia?
“Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de
alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos
los creyentes y los que han conocido la verdad.” (1ª Tim. 4:1-3)
“También debes saber
esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá
hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” (2ª
Tim. 3:1-5)
Fíjate que serán hombres
que se amontonarán para enseñar conforme a sus propias concupiscencias, no
conforme a la voluntad o el deseo de Dios. Se contentan con tener una
apariencia de piedad, pero en realidad, le niegan el acceso a sus vidas y
terminan por quedar completamente carentes de fe en su fe. Estos pasajes nos
dan un sentido de la apostasía que sucedió y que está de hecho sucediendo en
los últimos tiempos.
El Nuevo Exodo - Douglas Weaver
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