George Warnock
Una gran multitud de los
hijos de Amón, de Moab y del Monte Seir se habían reunido para atacar a
Jerusalén. Inmediatamente, este humilde rey congregó al pueblo y a los
sacerdotes y buscaron muy en serio ayuda y dirección del Señor. Josafat estaba
en pie delante del pueblo y clamó al Señor por ayuda, terminando su ferviente
oración con una confesión muy NEGATIVA (?):
“Porque no tenemos
fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no
sabemos qué hacer; PERO NUESTROS OJOS ESTÁN VUELTOS HACIA TI” (2ª Cron. 20:12).
Una vez más el pueblo de Dios estaba completamente desvalido. ¡No sabían qué
hacer!
Queridos, Dios quiere
que sepamos que en el día de la calamidad repentina, en el día del temor
repentino, cuando sepamos que no tenemos poder contra el enemigo, cuando no
sepamos qué hacer, que el secreto de nuestra victoria es éste: “Nuestros ojos
están puestos en Ti…” Dios no duda en exponer a Sus escogidos en su extrema
debilidad ante las huestes del enemigo, porque Él es su Libertador. Y Él se
levanta a favor de ellos cuando ellos claman, “Señor, nuestros ojos están
puestos en Ti”.
Repentinamente, el espíritu
de profecía vino sobre cierto Levita de los hijos de Asaf, que se puso en pie y
reveló la exacta localización del enemigo. Y después dio instrucciones
específicas al pueblo de Dios en cuánto a lo que tenían que hacer. No se
trataba simplemente de que cada hombre en Israel hiciera lo que pudiera.
¡Confiésalo! ¡Rompe con todas las normas de los libros de éxito y confiésalo!
“Señor, ¡No sé qué hacer!” Entonces, si podemos afirmar nuestros corazones y
esperar en Él, Él nos mostrará qué hacer. Una vez más, la batalla tenía que ser
la del Señor.
“No necesitáis pelear en
esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación del SEÑOR” (2ª
Crónicas 20:17). Y toda la congregación se postró ante el SEÑOR y adoró.
¡Cómo anhelamos esos
días en los que el Espíritu de Dios venga sobre Su sacerdocio en la tierra, y
se levanten y den una palabra clara de parte del Señor! Palabras del Señor que
penetren en los corazones de Su pueblo, convenciendo a los que están en error,
rompiendo la voluntad terca, revelando la estrategia del enemigo y haciendo que
los incrédulos caigan sobre su rostro y clamen a Dios por misericordia! (lee 1ª
Cor. 14:24-25).
Amados, vamos a ver esos
días… en los que el pueblo de Dios se involucre con sus caminos y comience a
caminar por el sendero de la obediencia, escuchando lo que el Espíritu dice a
las iglesias. El Señor ha sido fiel en enriquecer a Su pueblo con dones y
capacitaciones espirituales. Estas capacitaciones son como facultades para el
cuerpo humano: ojos para ver lo que Dios está revelando, oídos para escuchar lo
que Dios está diciendo, manos para hacer y obrar lo que Dios está haciendo. Con
frecuencia ha habido una operación muy mecánica de los dones porque las
personas han aprendido “cómo hacerlo”.
Pero cuando el pueblo de
Dios es nutrido en la verdad, el don que tengan de Dios surgirá en la hermosura
de Su vida. Realmente no tenemos que enseñar a nuestros hijos a ver ni a
escuchar, ni a respirar—aunque necesiten alguna dirección al ir desarrollándose
estas facultades en sus vidas. Cuando oyes una profecía, generalmente no es
demasiado difícil discernir si Dios ha hablado o si la persona que habla ha
sido enseñada CÓMO profetizar. Amós dijo que no podía evitar profetizar porque
oía de Dios—y cuando alguien está lleno de temor cuando ruge el león, del mismo
modo dice él, “Tengo que profetizar porque el Señor DIOS ha hablado.” (Lee Amós
3:8).
¿Qué sucedió en la
batalla de Josafat? La batalla era del SEÑOR, de modo que enviaron cantores
delante del ejército, que cantaban, “¡Gloría al SEÑOR, porque Su misericordia
dura por siempre!” Y una vez más, los enemigos de Dios se destruyeron a sí
mismos. ¡Lo único que Israel tuvo que hacer fue salir y recoger el botín! ¡Los
enemigos del Señor luchan y se destruyen unos a otros cuando el pueblo de Dios
camina en Sus caminos!
No puedes imitar marchas
de victoria como ésta. Este pueblo estaba cara a cara frente a una destrucción
extrema. Se reunieron y buscaron a Dios. Confesaron abiertamente que no sabían
qué hacer. Pero cuando buscaron a Dios con todo su corazón, ¡Él les dio una
palabra clara de dirección y no tuvieron nada más qué hacer que alabar a Dios
por Su intervención y recoger los despojos de la victoria!
Quienes Sois? - George Warnock
1 comentario:
Dios nos dio a nuestro hermano Jesucristo además no brindó ojos para ver lo que Dios está revelando, oídos para escuchar lo que Dios está diciendo y manos para hacer y obrar lo que Dios está haciendo. todas las herramientas necesarias para emprender la labor
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