Charles E. Newbold Jr.
La Babilonia espiritual
se caracteriza por imaginaciones vanas. Dios vio respecto de los de Babel, que
“nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer”. Gen. 11:6. Estaban
construyendo para si mismos, con sus propias manos, con ladrillo y lodo, lo que
habían imaginado en sus mentes.
La capacidad para
imaginar, igual que la capacidad de razonar y tomar decisiones, es una virtud
dada por Dios. Las imaginaciones no son malas en y por si mismas. Se hacen
malas cuando nos gloriamos en las cosas que inventamos como resultado de ellas.
Podemos conseguir logros espectaculares con el trabajo de nuestras manos, a
partir de las imaginaciones de nuestras mentes. Caminamos por la Luna y ponemos
vehículos sobre Marte. Cargamos gigabites de memoria en pequeños chips de
ordenadores. Surfeamos millas infinitas sobre la inmensa autopista de
información que es internet. Empequeñecemos las grandiosas pirámides de Egipto
con modernos rascacielos. Una persona en el lugar correcto con la forma de
pensar equivocada, puede pulsar un botón y aniquilar grandes ciudades en unos
cuantos minutos.
Por las mismas fuerzas
del intelecto e imaginación, podemos construir mega-ministerios, universidades,
catedrales, y dar la vuelta al globo con “televisión cristiana” y “programación
cristiana”. Hacemos lo que aparentan ser “poderosas explosiones para Dios” con
el brazo de la fuerza del yo. Nada nos parece imposible a nosotros si tan solo
podemos imaginarlo.
María dijo de Jesús
mientras El estaba aún en su vientre: “Esparció a los soberbios en el pensamiento
de sus corazones” Lucas 1:51. Pablo escribió respecto de los injustos que “no
le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en
sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido”. Rom. 1:21.
Tenemos que echar abajo
“imaginaciones y todo pensamiento altivo que se exalta por encima del
conocimiento de Dios” y “llevar a la cautividad todo pensamiento que no se
someta a la obediencia a Cristo” 2ª Cor. 10:5. A menos que nuestras obras sean
inspiradas por Dios, no aguantarán el fuego de Dios. Serán madera, heno y
hojarasca. 1ª Cor. 3:11,15.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario