Charles E. Newbold Jr.
La Babilonia espiritual
se caracteriza por la exaltación del Yo. El Yo exaltado dice “Yo puedo
salvarme, sanarme, librarme y arreglarme a mi mismo”. “Aumentaré mi conocimiento
de la ciencia, mi poder en la política, mis obras en la religión, mis
inversiones en la bolsa, mi percepción de la psicología del hombre”. “Cambiaré
la genética de los humanos, los clonaré, abortaré bebés, y cambiaré las leyes
de tal forma que me sienta cómodo haciendo estas cosas”. “Me transformaré en un
artista, en una estrella del rock, en un modelo, en una estrella del deporte,
en un político, en un escritor, músico, o tele-evangelista para poder conseguir
fama y fortuna. Podré edificar una ‘iglesia’ en torno a mis revelaciones, y mis
programas por los que puedo dar a entender a otros que pueden ser salvos,
sanados y liberados”.
Este es el espíritu del
rey de Babilonia en nuestros corazones, que Isaías llama Lucifer (“el que lleva
la luz”-el otro nombre de Satanás). De él, escribe Isaías: “¡Como caíste del
cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste de la tierra, tú que
debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo
alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte de mi
testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes
subiré y seré semejante al Altísimo. Más tú derribado eres hasta el Seol, a los
lados del abismo.” Isaías 14:12-15.. “YO”,”YO”, “YO”.
El rey de Babilonia,
Nabucodonosor, caminaba por el palacio de su reino y dijo: “¿No es ésta la gran
Babilonia, que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para
gloria de mi majestad? Daniel 4:30. Los que nos exaltamos a nosotros mismos
como el rey Nabucodonosor, seremos humillados como el rey Nabucodonosor. “Aún
estaba la palabra en la boca de rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te
dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti.” Daniel 4:31. Fue
apartado de los hombres para morar en el campo con las bestias, donde comía
hierba como los bueyes, posiblemente durante siete años. Esto le sucedió para
que pudiera llegar a saber que el Dios Altísimo gobierna en el reino de los
hombres y da reinos a quien Él quiera. Daniel 4:32.
Hemos creído la mentira
de la serpiente en el jardín. Creemos que somos nuestro propio dios. ¡Qué
patético! Nos adherimos de tal forma a esta mentira que es percibida como
verdad y como algo digno de ser deseado. Nos estimamos a nosotros mismos más
que a Dios.
Jesús dijo: “Porque el
que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido.” Mateo
23:12.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.
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