Charles E. Newbold Jr
La Babilonia espiritual
se caracteriza por la religión. Aunque las masas de almas parecen aborrecer la
religión, sea de la clase que sea, nuestra naturaleza de pecado tiene una
tendencia hacia ello, porque eso se halla bajo la condenación y las obras. El
primer Adán fue arrastrado lejos de la presencia de Dios (condenación), y
recibió el mandato de labrar la tierra y comer su fruto con el sudor de su
frente (obras). Gén. 3:19,23. Puesto que el hombre caído del pecado y de la
carne está bajo la maldición, siente vergüenza y quiere hacer algo para
sentirse bien. El hombre pagano hacía dioses y después establecía rituales
(cosas religiosas qué hacer), para tratar de apaciguar a sus dioses. Algunos de
ellos incluso sacrificaban a sus niños a estos dioses de su propia creación.
Aunque muchos pueden
haber sido genuinamente redimidos por el Señor, siguen trayendo sus tendencias
carnales de vergüenza a la vida de la iglesia;
solo conocen un camino para relacionarse con Dios, y es a través de la
religión. La gente inclinada hacia la religión ama la religión. No importa nada
en absoluto que la gente escoja expresarse a sí misma religiosamente. La
religión sigue siendo religión.
Aman las atmósferas
religiosas de la iglesia porque la iglesia les da algo qué hacer con el fin
de salvar la culpa de la condenación. Muchos cristianos bien intencionados son
inconscientes de que van a la iglesia
y hacen cosas religiosas a partir de un
falso sentido del deber. Asisten porque les hace sentirse bien. Quizá no hayan
comprendido completamente que “ya no hay condenación para lo que están en
Cristo Jesús, los que no caminan en la carne sino en el Espíritu.” Romanos 8:1.
La religión es ajena a
Dios. Él no demanda una cosa religiosa de nosotros. Hemos sido hechos seres
espirituales por la presencia y poder de Su Espíritu Santo morando en nosotros.
Su presencia y poder en nosotros nos hace ser y hacer lo que el Padre demanda
de nosotros. No hay forma de ser justos
sin que sea Su justicia obrando en nosotros. Por eso se llama gracia.” Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y eso no de vosotros, pues es don de
Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios ordenó de antemano
para que anduviésemos en ellas”: Efesios 2:8-10. La religión apesta en la nariz
de Dios porque nos impide tener relaciones íntimas con Él. Nuestra relación es
con nuestra religión o con nuestra iglesia.
El hombre de la carne se
engaña a si mismo pensando que si su religión le hace sentirse bien, debe ser
buena; por tanto, sigue adelante haciendo sus cosas religiosas. Para el tal, la
iglesia es con frecuencia la
actividad religiosa que hace. Sin embargo, al final del día, después de que
todo se haya dicho y hecho, nada hay diferente en él que antes de involucrarse
en esta actividad religiosa. Está tan vacío por dentro como lo estaba antes.
Una relación permanente con el Padre a través de Jesucristo es el único
alimento que sacia el alma hasta la satisfacción plena.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr
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