George Warnock
Cuando Dios sacó a los
hijos de Israel de Egipto, los arrancó sobre “alas de águilas” de las garras
del enemigo. Los llevó a un callejón sin salida en el desierto—justo frente al
Mar Rojo. Y lo hizo a propósito. Su propósito tenía doble sentido. Primero,
engañar al enemigo para su propia perdición, porque iban a jactarse, “¡Ahora
los tenemos! ¡No tienen dónde ir…!” En segundo lugar, porque probaría la
obediencia y la fe del pueblo de Dios. Lo único que podían ver era el Mar Rojo
y las amenazantes hordas de los egipcios detrás de ellos. Dios quería que
vieran y observaran Su fidelidad y Su sabiduría, y que supieran que el camino
del mar también se convertiría en el camino de la victoria.
Ahora bien, “el
secreto del Señor es con los que Le temen”—y cuando nosotros consideramos el
patrón de la victoria de Dios en este tema, que el Señor nos ayude a saber que
cada callejón sin salida en el sendero de la obediencia nos guiará a una nueva
forma de vida en los propósitos de Dios.
Dios quiere que
descubramos el secreto de estar quietos y ver la salvación del SEÑOR. Pero también
quiere que sepamos que nuestra acampada en el Mar Rojo en la voluntad de Dios, donde
no hay lugar donde ir, ni sitio a donde volverse, está dentro del plan y del
propósito de Dios para llevar a la derrota a nuestros enemigos, que no
habríamos conocido sin esta experiencia
de desierto. Podría haberles guiado de forma distinta; tú y yo quizás no
habríamos escogido el camino por el que hemos caminado si nosotros hubiéramos
estado en control de nuestras vidas y pudiéramos haber visto el final desde el
principio.
Pero de algún modo Él
nos guió por aquí y el propósito es que Él fuera glorificado. Puede que haya
habido fracaso y desobediencia por nuestra parte. Y estemos preparados para
admitirlo. Pero Él quiere enseñarnos que también de cada fracaso y desobediencia,
Él ha de ser aún glorificado, si nosotros aprendemos a caminar en obediencia…
si nosotros nos “estamos quietos y vemos la salvación del Señor.”
Y consecuentemente
podían cantar el Cántico de Moisés:
“Cantaré yo a Jehová,
porque se ha magnificado grandemente;
Ha echado en el mar al
caballo y al jinete.” (Éxodo 15:1).
¿Dónde fueron arrojados?
Al Mar Rojo, al lugar del callejón sin salida en su caminar con Dios. En el
lugar de sus condiciones extremas. En el lugar de la perplejidad de ellos. En el
lugar de la extrema desesperación.
Quienes Sois? - George Warnock
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