Charles E. Newbold Jr
El que está en el
Ministerio a menudo lo busca como una carrera a tiempo completo, o una
ocupación con la esperanza de poder obtener unas entradas para él. Tal es el
caso de John y Sue. Ellie escribió lo siguiente sobre ellos:
Había pasado un tiempo
desde la última vez que había oído de Sue. Me alegré mucho de tener noticias de
ella pero sentí las mismas emociones que siento cuando llaman los amistosos
tele-vendedores. Insegura en cuanto a mi percepción, continué una amable
conversación. Ambas familias éramos libres para no ser parte de una iglesia local y habíamos decidido independientemente
quedarnos en casa los domingos por la mañana. Sin embargo, desde entonces, Sue
y su marido John, habían comenzado una iglesia
por si mismos.
Finalmente terminó
preguntándome a qué iglesia íbamos.
Le dije que sentíamos que no debíamos estar en una iglesia en ese momento. Suspiró e hizo un comentario sobre cuánto tiempo ellos dedicaban a la
oración.
“Cuando comienzas una
obra, tienes que pasar mucho tiempo en oración”, dijo. “De hecho”, añadió,
“todavía no sabemos si”... Su voz y su vocabulario le fallaron. Yo podía
afirmar que ella estaba triste de pensar que su obra bien podría dejar de
proveerles un modo de vida. En un intento por animarla, le dije: “No importa lo
que suceda, el crecimiento que tú ves y la relación que estás desarrollando con
estas otras personas es eterna y está por encima de El Ministerio y de Una Obra.”
Sue contestó con toda
sinceridad,” realmente sentimos el llamado al ministerio, y si el ministerio va a ser nuestro modo de vida,
entonces de alguna manera tendrá que ser viable y algo más que un par de
familias reuniéndose en un salón”.
El Ministerio en el
Espíritu Santo procede de lo que somos en Jesús y no es una posición que buscar
en el mundo. Cuando necesitamos una congregación para obtener unos ingresos
para nosotros mismos, tenemos la condición de ramera en nuestros corazones.
Estamos buscando algo para el Yo. Si somos realmente llamados a ser ancianos
que pastorean a las ovejas de Dios, hemos de alimentar a Sus ovejas. Dios no
quiera que nos alimentemos de ellos.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr
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