Michael Clark, George Davis
Vemos
en Pablo un ejemplo del nacimiento de un apóstol genuino. Pablo
habló de este nacimiento en 1 Corintios 15:
“Y
al último de todos, como
a uno nacido fuera de tiempo,
se me apareció también a mí. Porque yo soy el más insignificante
de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues
perseguí a la iglesia de Dios. Pero
por la gracia de Dios soy lo que soy,
y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he
trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de
Dios en mí.
(1 Cor. 15:8-10 NBLH).
Note
aquí que Pablo atribuyó a la transformadora gracia de Dios quien
era él y lo que hizo. Evidentemente él era la obra de Dios, nacido
y parido en crisis. Pablo habló de este llamamiento en Gálatas
capítulo uno. “Pablo, apóstol (no de
hombres
ni por
hombre,
sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los
muertos) (Gál. 1:1). La elección de Pablo no fue de los hombres.
¿Qué significa esto? La palabra griega para de
aquí es apo
[575], la cual debe ser traducida más correctamente desde.
El llamado de Pablo no vino desde el hombre.
Ni
tampoco se originó con el hombre o fue sostenido por o a través de
hombres. No fue el resultado de años de trabajar para ascender a
través de una jerarquía religiosa, acumulando títulos y finalmente
recibir el reconocimiento debido. El llamado y ministerio de Pablo
fue celestial en su concepción, nacimiento, establecimiento, y
realización. Desde el principio al fin, Pablo fue lo que fue por la
gracia de Dios.
Pablo
no era un hombre autotransformado. Para él se acabaron aquellos días
y dejó atrás su pasado cuando era uno de los más aventajados
religiosos de Jerusalén, para rendirse a Jesucristo
y a éste crucificado.
Aun el evangelio que él predicaba no estaba formulado o pre aprobado
por el hombre. No fue desarrollado en el cónclave de una iglesia. De
hecho, no fue bien recibido por muchos hombres religiosos debido a lo
cual tuvo constantes conflictos con aquellos que no supieron el
verdadero significado del precioso evangelio que predicada.
Mas
os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es
según
(kata
– venido de, a través, de acuerdo a)
hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de
(para
– con, de, por, cerca)
hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. (Gál. 1:11-12)
El
evangelio que Pablo predicaba no vino de (kata)
una agencia religiosa aprobada. No lo recibió a través de una
asociación con los hombres. El no estaba cerca del hombre cuando lo
recibió. Pablo salió al paso para negar toda involucración humana
concerniente a su llamado y ministerio. Si su llamado y ministerio no
fueron puramente divinos sino obtenidos por persuasión y ambición
eclesiástica, entonces su ministerio no pudo haber sido puramente
del cielo. Pablo no buscaba la aprobación de los hombres.
De
hecho, el vio el buscar la aprobación del hombre como un factor
descalificativo, estableciendo claramente que si él buscaba la
aprobación de los hombres, ya no sería siervo de Cristo (Ver Gál.
1:10). El recibió su Evangelio de primera mano por la revelación de
Jesucristo. ¿Cómo entonces Dios hizo nacer y equipó a este “uno
nacido fuera de tiempo”? ¿Cómo Dios transformó un Fariseo de
nombre Saulo, en Pablo?
Apostoles Verdaderos o Falsos - Michael Clark, George Davis
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