George Davis, Michael Clark
En
el capítulo dos del libro de Apocalipsis, Jesús está caminando en
medio de los siete candelabros, las cuales representan las iglesias
de Asia menor. Entre las pocas cosas positivas que El les dijo están
las siguientes palabras a la iglesia de Éfeso: “…y has probado a
los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos” (Ap. 2:2).
El
juicio de esos que pretenden ser apóstoles está mencionado entre
las cosas positivas de la iglesia de Éfeso, lo cual agradó al
Señor. Somos totalmente conscientes de que estamos viviendo días
donde muchos de los hijos de Dios fallan en entender la diferencia
entre probar y juzgar, discernimiento y crítica, y ver todos los
sermones y escritos de naturaleza negativa como críticas
destructivas.
Esto
ha llevado a un clima general de no-hablar impuesto por aquellos en
control que resisten las reformas y permiten engaños sin
restricción. Estamos ordenados a probar (dokimazo
– a probar, examinar, escrutinizar)
lo genuino de todas las cosas y retener aquello que es bueno. (Ver 1
Tes. 5:21). Es en este
espíritu que escribimos el siguiente artículo.
Hoy
en día en ciertos círculos, se hace un gran énfasis en la
restauración del “oficio del apóstol”. Creemos que esto ha
traído una desagradable preocupación a los hombres y mujeres
hambrientos de poder que buscan acorralar a los santos de Dios en un
redil que no pertenece al Buen Pastor. Como resultado, usted no puede
patear una roca eclesiástica sin encontrar un “apóstol” bajo
ella.
Al
comienzo parecía más bien inofensivo porque aquellos que reclamaban
este título eran unos cuantos esparcidos, pero últimamente esta
excesiva ambición se ha levantado como una torre en las planicies de
Shinar.
Usted
nunca debe subestimar la determinación de los hombres ambiciosos.
Cuando la gente fija una cosa en su mente, y se une alrededor de una
ambición central, “nada les hará desistir ahora de lo que han
pensado hacer” (Gen. 11:6). Esta preocupación sobre la
restauración de los apóstoles ha resultado en un sistema de los
así-llamados apóstoles y de un “apóstol que preside” sentado
sobre ellos en ceremonial realeza. Bajo el nombre de apostolado
bíblico,
estos hombres han creado un nuevo Romanismo.
Estos
hombres se establecen ellos mismos sobre el pueblo de Dios por el uso
frecuente de títulos honoríficos y extravagantes nombres de
ministerios. Si bien ellos dicen que sus acciones son bíblicas,
hay poca evidencia escritural que los apoye.
Pero
sí encontramos un pasaje que apropiadamente define la fuerza real
detrás de esta nueva reforma apostólica. Se encuentra en 2
Corintios 11:13 donde el apóstol Pablo escribió:
Porque
éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan
(metaschematizo
– auto transformación)
como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás
se disfraza
como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus
ministros se disfrazan
como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. (2
Cor. 11:13-15)
¿Quién
está haciendo la transformación, Dios o el hombre? Si es Dios, el
apóstol es verdadero, pero si es el hombre, estos apóstoles son
ministros de Satanás. Por lo que hemos visto hasta ahora, la reforma
apostólica de estos días nos recuerda más a la obra de Horacio
Alger del hombre que se hizo a sí mismo, antes que al nacimiento de
verdaderos apóstoles. Los verdaderos apóstoles nacen de Dios, no de
una autotransformación. Son nacidos de lo alto, no hechos de la mano
y voluntad de hombre.
No
hace mucho tiempo, yo fui a una de estas conferencias de grandes
nombres donde presidían estos hombres y mujeres autotransformados.
La peor clase de orgullo y ambición por poder llenaba no solo a los
prominentes líderes, ¡sino que iba de ellos y saturaba a la
multitud que se reunía a alabar a sus pies! Durante tres días, el
mensaje no hablado desde el escenario fue: “¡Si ustedes nos dan
poder y honor, ustedes también van a recibir poder y honor de parte
nuestra!” Estamos convencidos de que estos apóstoles
autotransformados que venían como mensajeros de la luz, están
engañando a miles. ¡Por el bien de los hijos de Dios, no podemos
permanecer en silencio por más tiempo!
Los
verdaderos apóstoles no son llamados y hechos por los hombres, son
nacidos y transformados por Dios. Vamos a ver primero el llamado de
un apóstol genuino, cuyo nacimiento y preparación es diferente a
cualquier cosa conocida por la mayoría de los hoy llamados
apóstoles.
Apostoles: verdaderos o falsos - George Davis, Michael Clark
No hay comentarios.:
Publicar un comentario