Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


10 de julio de 2018

SEÑALES DE UN APOSTOL


Michael Clark, George Davis

Las escrituras claramente establecen que hay señales que prueban si una persona es o no “un enviado”. El ministerio de Pablo fue cuestionado por la ekklesia de los Corintios. El les escribió y les recordó que “las señales de un apóstol” habían acompañado su ministerio. El artículo “las” en “las señales de un apóstol” implica que en la ekklesia del primer siglo, era de común conocimiento que estas señales confirmaban el ministerio de aquellos que realmente habían sido enviados.
Estas señales eran milagros, maravillas, y obras de poder (dunamis).
Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. (2 Cor. 12:12)
“…con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. (Rom. 15:19)
Cuando Pablo predicó el evangelio, fue completamente llenado “…con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios”. Preguntamos a todos los que piensan que son apóstoles hoy en día: ¿Están ustedes seguros? ¿Las señales de un apóstol testifican de su ministerio? ¿Es realmente usted “un enviado?” Claramente esta es la única prueba de un apóstol.
Si estas señales están ausentes, usted no es un apóstol. ¡Lo siento!

Si usted no puede decir con toda sinceridad, “soy lo que soy por la gracia de Dios”, y si las palabras “he trabajado más abundantemente… y no yo, sino la gracia de Dios en mí” no describen su ministerio, mejor es que piense de nuevo en su llamamiento. Mejor busque a Dios y pregúntele que pruebe su corazón para ver si su apostolado fue hecho por el hombre, o nacido de Dios; guiado por ambición o por gracia. No hay nada que perder excepto sus ilusiones. Si usted descubre que no es un apóstol y que usted fue embaucado por su propio corazón – ambicioso – no ha perdido nada, sino que ha ganado la verdad.
Dios sabe que la fuerza conducente detrás de nuestros as­í-llamados ministerios procede de un deseo de ser los primeros, o por amor a El y a Su pueblo. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Heb. 4:12)

El tiempo en el que Dios pasaba po alto esta clase de necedad se acabó. Usted no puede engañar a Dios. Si usted persiste en este juego, usted perderá. Pablo advertía sobre esto cuando escribió:
“…inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. (2 Tes. 2:9-12)

En nuestros años de cristianismo institucional, hemos sido testigos de la cristianización de cada ambición conocida por el hombre. Seamos honestos con nosotros mismos, queridos santos, y permitamos que la espada de dos filos de Dios corte y divida entre nuestras ambiciones del alma y lo que es nacido del Espíritu de Dios en nuestras vidas. La carne no puede misteriosamente transubstanciarse en algo espiritual.
No, lo que es nacido de la carne ES ahora y siempre será carne y no se gloriará en Su presencia.
El corazón es desesperadamente malo y siempre trata de poner su mejor cara en la carne. Solo Dios es capaz de discernir y exponer sus pensamientos e intenciones.
Así que como sacrificios vivos, pongamos nosotros mismos en el altar ante nuestro Gran Sumo Sacerdote que nuestros pensamientos internos puedan estar desnudos y conocidos ante nosotros. ¡Mejor es saber esto ahora que después! Le dejamos con esta simple exhortación.

Dios nos está apartando de manera que no pertenezcamos más a nosotros mismos. Nuestras mentes tampoco son nuestras. El Dios que hace nuevas todas las cosas está obrando para formar la mente de Cristo en nosotros.

Parte de la obra de Dios en nosotros es guiarnos hasta ver que en nuestra carne no mora nada bueno. No hay nada redimible allí. Muchas personas que se llaman a sí mismos “Cristianos” hoy en día, se están reinventando a si mismos para evitar la obra de la cruz personal de Cristo, la cruz que requiere morir a sus ambiciones. Cuando Pedro dijo a Jesús, “Señor, ten compasión de ti…” la respuesta de Jesús fue directo al punto, “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
El estaba hablando al espíritu del anticristo dentro de Pedro. Es una dura realidad que el templo donde el anticristo se sienta es el mismo templo de Dios, en aquellos que profesan ser seguidores de Jesús. Fue real antes y es aún más real hoy en día. Juan escribió:

Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. (1 Jn. 2:18-19)

Salieron de nosotros” – griego – exerchomai – 2ª) salir de una asamblea. Ejemplo: olvidarse de eso, 2b) salir de algo físicamente, levantarse de, nacer de, 2c) salir de bajo el poder de alguien, salir de algo en forma segura, 2d) salir de (algo privado) e ir al mundo, ante el público (de aquellos que por ser algo nuevo atraen la atención).
El espíritu del anticristo se levanta sobre otros (“hijitos”) de modo a atraer la atención hacia sí mismo.

Apostoles Verdaderos o Falsos - Michael Clark, George Davis

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry