Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


9 de julio de 2018

UNA DESPROPORCION ALARMANTE


Virgilio Zaballos

Jesús pone al descubierto los desequilibrios que nos azotan; no sólo en el conjunto de la sociedad, sino también en la vida del discípulo y de la iglesia. Y cuando lo hace, no es con el propósito de ser crítico nada más; él mismo enfoca y alumbra las respuestas necesarias. La desproporción alarmante a la que me estoy refiriendo en este capitulo es la siguiente:
"La mies (cosecha) es mucha,los obreros ( discípulos,) pocos”

Esta desigualdad ha sido y es el gran azote de los líderes de las iglesias. La necesidad es tan grande, el campo de misión es tan vasto; que en muchas ocasiones quedamos paralizados y perplejos ante esta desproporción. Cuando nos convencemos de lo imposible de lograr un acercamiento en este desequilibrio, hemos dado el paso final para la indiferencia absoluta en cuanto a la gran comisión. De esa forma perdemos la visión de Dios, la sensibilidad del Espíritu Santo y la compasión de Cristo hacia las multitudes. ¡Que gran pecado!. Pero, ¿qué podemos hacer'?. Somos muy pocos, no tenemos mucha fuerza, y recursos económicos menos aún. Para empezar, podemos leer y meditar las palabras vivas y llenas de unción santa del Maestro. Al hacerlo, tal vez el Espíritu Santo quiera avivar y vivificar el fuego de la verdad en nuestros corazones.
Veamos.

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:36-38).
No cabe duda que estas palabras son cortantes; abofetean nuestro rostro religioso y la falta de visión, compasión y consagración que existe hoy en muchas iglesias. ¡Que vergüenza para los hijos del Reino que no haya fondos suficientes para enviar obreros a todas las ciudades de España donde el Señor quiere ir! (Lc. 10:1). Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir”Pero no simplifiquemos todo a una falta de recursos económicos. Existen otros factores anteriores que son mas determinantes a la hora de realizar la gran comisión. Miremos algunas de las respuestas que Jesús muestra para hacer frente a este desafío.


El milagro de una vida equilibrada - Virgilio Zaballos

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry