Virgilio Zaballos
Yo,
el Señor tu Dios, vengo… vengo otra vez a Mi Templo… Vengo a
llenar Mi templo con Mi gloria. Mi presencia es Mi gloria.
Vosotros
sois el templo de Mi Espíritu Santo (1ª Cor. 6:19), Mi casa
(Efesios 2:19), un pueblo llamado por Mi nombre (Deum. 28:10, Hechos
15:17). Vengo a vosotros. Vengo a llenaros con Mi gloria, Mi
presencia.
Más
que ninguna otra cosa, quiero llenaros con Mi presencia. Estoy
santificando (apartando, separando) a un pueblo para Mí mismo,
preparándoles para Mi venida para que cuando venga, tenga una casa,
pura e incorrupta, en la que habitar. Quiero habitar entre Mi pueblo,
y dentro de Mi pueblo.
Estoy
subiendo el fuego de Mi refinador en esta hora para que pueda separar
a un pueblo como oro puro y planta de la escoria del pecado y de la
carne. ¿Estas dispuesto a estar en ese número? ¿Anhelas o incluso
te consumes por la venida de Mi gloria a Mi pueblo?
Si
es así, espera que comiencen a suceder para ti grandes y gloriosas
cosas, porque Yo vengo y vengo pronto. Vengo en toda Mi gloria. Vengo
en mi gran caballo blanco, montando triunfalmente hasta la ciudad de
Sión, Mi santo monte, Mi pueblo santo. Es ahí donde Me bajaré y Me
sentaré sobre el gran trono de Mi juicio. Es ahí dónde separaré a
las ovejas de las cabras. Llamaré a Mi pueblo.
Les
daré una corona de gloria. Les llenaré para siempre. Serán para
Mí, Mi pueblo. Los poseeré y ellos Me poseerán. Yo estaré en
ellos y ellos estarán en Mí. Seremos uno en espíritu.
Los
llenaré con Mi gloria, Mi presencia. Me verán tal como soy, y
cuando me vean tal como soy, serán como Yo soy (1ª Juan 3:2).
Libero
sobre la faz de la tierra a un pueblo que llevará Mi imagen como un
templo lleno con Mi gloria. Serán Mi presencia en la tierra, en todo
el mundo. Yo en ellos. Ellos en Mí. ¿Quieres formar parte de ese
número? ¿Estás dispuesto personalmente a negarte a ti mismo todo
tu egoísmo, a tomar tu cruz a diario, y a seguirme?
Vengo
a Mi pueblo, un pueblo llamado por Mi nombre. ¿Con qué nombre eres
llamado? ¿Te enorgulleces por ser bautista, presbiteriano,
metodista, luterano, episcopal, católico romano, ortodoxo,
pentecostal, carismático? Estos son los nombres que os habéis dado
a vosotros mismos. ¿Corresponden estos nombres a lugares en vuestro
corazón donde cada uno de vosotros dice, Yo soy de Pablo, Yo de
Apolos, yo de Cefas y yo de Cristo? (1ª Cor. 1:12). Estos nombres
representan los iconos de la adoración del yo alrededor de los
cuales os reunís y a los que hacéis homenajes. Estos son vuestros
ídolos. Son extensiones de vosotros mismos.
Vengo
en busca de una esposa santificada, que se ha limpiado de toda sus
idolatrías, que tiene un corazón y unos ojos exclusivamente para
Mí, su amado Jesús. Ha renunciado a sus ataduras con el pecado, el
mundo, las obras de la carne, o cualquier otra atadura que Satanás
tuviera sobre ella. Ella está libre de esas cosas.
Vengo
a por Mi cuerpo—un pueblo que ha sido crucificado, resucitado,
ascendido y glorificado en Mí. Vengo a por un pueblo que ha
declarado que Yo, Jesús, es su única cabeza. Son un pueblo
obediente. Escuchan y obedecen a Mi Espíritu Santo porque Mi Santo
Espíritu Me escucha y Me obedece a Mí, la cabeza, del mismo modo
que Yo escucho y obedezco la voluntad soberana absoluta de Mi Padre
(Juan 5:19, 14:24, 16:13).
Somos
Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres-en-uno, obrando en concierto para
reedificar para Nosotros un pueblo para Nuestra morada eterna.
Anhelo
que Mi presencia llene Mi templo. ¿Y tú? Humíllate ante Mí.
Déjame que Te revele la verdad sobre tu corazón y sobre tu vida.
Déjame mostrarte tus pecados y tus ídolos. Déjame vaciarte del yo
para que Yo me pueda derramar completamente en Ti.
Vengo…
vengo pronto… vengo a llenar Mi templo con Mi gloria, Mi presencia,
y Mi poder. ¿Estarás listo?
Su Presencia en medio de ti - Virgilio Zaballos
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