Charles E. Newbold Jr
Acab
hizo algo abominable a los ojos de Dios: se casó con esa mujer,
Jezabel, que trajo sus idolatrías y su brujería a la casa del
Señor. La Jezabel de Acab, la Jezabel de Apocalipsis 2:20, y la gran
ramera de Apocalipsis 18, fueron cada una de ellas conocidas por sus
brujerías.
En
cuanto a la Jezabel de Acab, 2ª Reyes 9:22 nos dice que “¿Hay
paz, Jehú? ¿Qué paz con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y
sus muchas hechicerías?”
En
cuanto a “esa mujer, Jezabel”, en Apocalipsis 2:20, Jesús dijo
que enseñaba y seducía a “mis siervos a cometer fornicación, y a
comer cosas sacrificadas a los ídolos.”. La palabra griega para
seducir, también ha sido traducida como “cautivar” o “engañar”.
Estos términos están relacionados con la brujería.
En
cuanto a la gran ramera que se sienta sobre las muchas aguas,
Apocalipsis 18:23 menciona que todas las naciones fueron engañadas
por su hechicería.
DEFINIENDO
LA BRUJERÍA
La
práctica de la brujería es una obra de la carne. Pablo escribe: “Y
manifiestas son las obras de la carne, que
son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidia, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; y os digo que los
que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios”: Gál.
5:19.-21. La palabra griega para hechicería es pharmakeia,
que se refiere a la persona que prepara y utiliza remedios mágicos.
La versión inglesa King James la traduce como “brujería”.
Aunque
la brujería es una obra de la carne, el espíritu de brujería puede
influenciar a nuestra carne para que hagamos todas las otras obras de
la carne. Pueden atraer a la carne a cometer adulterio y fornicación.
Puede manipular circunstancias en nuestras relaciones para levantar
contiendas, celos, y arranques de ira. Puede controlar todos los
aspectos de nuestra carne para hacer el mal si dejamos que tome
dominio.
La
brujería, como obra de la carne, tiene dos dimensiones en sí. Uno
es el concepto estricto y familiar que surge normalmente en la mente.
Evoca la imagen de una mujer vieja y huesuda, con el rostro arrugado
y una voz estridente, encorvada sobre una tetera de hierro, hirviendo
una poción de arañas y hierbas para hechizar a las personas.
Evocamos muñecas de vudú, tablas de ouija, tarjetas del tarot,
bolas de cristal, lectura de las manos, astrología, meditación,
parapsicología, fenómenos psíquicos y telepatía mental. La forma
mas descarada de brujería es la adoración satánica, en la que se
sacrifican niños y animales para obtener poder espiritual. Todas
estas prácticas pertenecen al lado oscuro de la brujería. Jezabel
ciertamente practicaba la cara oculta de la brujería y se rodeaba de
profetas que hacían lo mismo. La Biblia deja absolutamente claro que
tales prácticas son una abominación para Dios. Lev. 19:26; Deut.
18:10.
La
otra dimensión de la brujería es más amplia y más sutil. La
defino como cualquier cosa
que hacemos para manipular a otros en contra de su voluntad, para
lograr los deseos propios egoístas. La
manipulación es un intento de controlar a alguien. El control y la
manipulación son prácticas de la brujería. En nuestro día, no
usamos poción de brujas para controlar a los demás. Más bien,
hacemos otras cosas como utilizar las emociones, retenemos afectos,
provocamos temores, provocamos culpa, intimidamos con la ira,
mentimos y engañamos o usamos la autocompasión.
La
práctica de la brujería en este sentido más amplio del término,
abunda en nuestras vidas y tiene efectos devastadores sobre nosotros
en la vida diaria. Si podemos ver como funciona en la vida diaria,
quizás podamos ver lo común que es su práctica en esta Cosa que
llamamos la iglesia.
(Trataré con los demonios de la brujería en el siguiente capítulo).
El sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr
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