Virgilio Zaballos
En el capitulo quince del evangelio de Lucas
encontramos tres parábolas que nos enseñan estas grandes verdades. Las tres
forman parte de un mismo mensaje, y las tres tienen elementos comunes que
amplían su contenido. Estas tres parábolas de Jesús son:
·
La oveja perdida
( Lc.15:1 -7)
·
La moneda perdida Lc.15:8- 10)
·
El hijo pródigo
-perdido- (Lc.15:11-32)
Veamos un resumen de las verdades que encierran
intercalando sus contenidos.
PERDIDOS Y
MUERTOS.
La oveja se perdió, la moneda también; y el hijo desperdicio sus bienes, vivió perdidamente, lo
malgasto todo y fue contado por muerto (Lc.15:4,8,13,14,24).
Todos nosotros nos perdimos y descarriamos por
el pecado (Is.53:6); fuimos apartados de la gloria de Dios (Ro.3:23); y morimos
espiritualmente en delitos y pecados (Ef.2:1-3).
HALLADOS,
ENCONTRADOS Y REVIVIDOS.
La oveja fue encontrada por la iniciativa del pastor de
ir a buscarla (Lc.15:4,5 y 19:10).
La moneda fue hallada por la mujer que encendió la
lámpara (figura de la palabra de Dios Sal.119:105), barrio su casa (figura del
perdón por la sangre) y buscó diligentemente (la obra del Espíritu Santo) hasta
encontrarla (Lc.15:8).
El hijo fue hallado y revivido (figura del nuevo nacimiento)
cuando volviendo en sí decidió arrepentirse y le puso obras al arrepentimiento.
“Y volviendo en sí, dijo... me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo;
hazme como a uno de tus jornaleros. Y
levantándose, vino a su padre”.
PERDONADOS Y
ACEPTADOS.
El hijo perdido fue visto por el Padre cuando aún
estaba lejos; y antes que expresara en palabras el arrepentimiento, el Padre
había conocido el corazón del hijo y el semblante de un hombre contrito y
humillado (Sal .51:1 7) (Lc. 15: 20). Luego fue movido a misericordia, corrió a
su encuentro, se echó sobre su cuello y le besó. ¡Que imagen mas conmovedora!.
El Padre nos perdona y acepta, con muestras inequívocas de su gran amor (Ef.
1:6).
RESTAURADOS EN
DIGNIDAD Y PRIVILEGIOS.
La oveja fue devuelta a la casa (Lc.15:6).
La moneda regresa de un rincón ignorado de la casa al
lugar donde puede ser usada cuando lo precise la dueña (Lc.15:8,9).
El hijo regresa a la dignidad y los privilegios de
heredero (Lc.15:22) (Ro.8:17).
Notemos las figuras que aparecen en la
restauración del hijo:
·
Vestido: Ropa nueva, nueva creación,
justificación, lavado.
·
Anillo: Señal de autoridad y
legitimidad para usar los bienes de la casa.
·
Calzado: Dignidad. Nuevos caminos. Las
obras preparadas de antemano
REGOCIJO Y
FIESTA.
Regresar al Dueño trae gozo en la tierra y en
el cielo. La restauración de un pecador arrepentido permite que el equilibrio y
la armonía vuelvan a la creación de Dios. De ahí que la fiesta y el regocijo
estén justificados -tanto en la tierra como en el cielo- puesto que Dios es un
Dios de orden y armonía. La reconciliación con Dios lleva consigo una
sensibilidad práctica con toda la creación divina: naturaleza, medio ambiente,
mundo animal y sobre todo con el ser humano; nuestro prójimo.
El pastor que encontró la oveja reunió a sus amigos y
vecinos y les dijo: “Gozaos conmigo” (Lc.15:6).
La mujer que encontró la moneda reunió a sus amigas y
vecinas y les dijo: Gozaos conmigo (Lc.15:9).
Y el
Padre que recuperó al hijo perdido, dijo: “Traed el becerro
gordo, comamos y hagamos fiesta... y comenzaron a regocijarse” (Lc.15:23-24).
Y Jesús dijo: Habrá mas gozo en el cielo
por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no
necesitan de arrepentimiento... Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un
pecador que se arrepiente (Lc.15:7,10). Cuando Felipe el evangelista predicó a
Cristo en la ciudad de Samaria muchos se arrepintieron de sus pecados y fueron
sanados y liberados de demonios; como resultado de todo ello, dice en Hechos
8:8:
“Así
que había gran gozo en aquella ciudad”. Este resultado se repite una y otra
vez donde hay verdadero arrepentimiento.
CONCLUSIONES
Estas tres parábolas de Jesús ponen de relieve
la importancia del retorno al punto de partida: DIOS. De Dios venimos y a Dios
debemos regresar. “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios
que lo dio” (Ecl.12:7). Jesús es el
punto de encuentro –como en muchos centros comerciales aparece este lugar en
caso de perdernos- para que todas las cosas, en el cielo y en la tierra, queden
reunidas.
En Cristo, todas las cosas fueron creadas,
reconciliadas y reunidas o recuperadas en él. Ver Col. 1:16.20 y Ef.1:10.
“Porque en él
fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio,
el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y
por medio de él reconciliar consigo
todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en
los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. “...de reunir todas las cosas en Cristo, en
la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los
cielos, como las que están en la tierra”.
Cuando esto ocurre, Dios
mismo experimenta el equilibrio y el orden de su propia creación; por tanto, de
una parte de Su propia naturaleza creativa. Así que, la salvación y restauración del hombre es una
prioridad en el Consejo de Dios.
“Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a
los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo
sea a vuestras conciencias... De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él. Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos,
os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque
dice: En tiempo aceptable te he
oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable;
he aquí ahora el día de salvación”. (2Co.5:11,17,18
y 6:1,2).
Pablo lo entendió muy
bien y dedicó su vida a persuadir a los hombres del plan de Dios para la salvación.
“Y discutía en la
sinagoga todos los días de reposo, y
persuadía a judíos y a griegos. Y
cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por
entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era
el Cristo”. “Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo
por espacio de tres meses, discutiendo
y persuadiendo acerca del reino de Dios”. “Y habiéndole señalado un día,
vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba
el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como
por los profetas” (Hch. 18:4,5; 19:8;
28:23).
El verdadero equilibrio del hombre comienza con
un encuentro real con Jesús. Veamos una lista de estos encuentros. Personas de
muy diferentes trasfondos y clases sociales, como prototipos de los mismos
grupos en nuestra sociedad actual.
El milagro de una Vida Equilibrada - Virgilio Zaballos
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