Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


24 de julio de 2018

FALSA SEGURIDAD DE SALVACION



Charles E. Newbold Jr

Las personas egoístas que gobiernan las iglesias dispensan una falsa seguridad de salvación.
A pesar del hecho de que los cristianos posean a las iglesias, muchos de los que pertenecen a ellas, son cristianos nominales solamente. Solo tienen una relación religiosa con Dios. Esta relación es en realidad con su religión y con su iglesia. Dios está distante de ellos. Asisten a estas cosas que llamamos iglesia porque les hacen sentirse justos. Han cumplido con su deber religioso. Esto les da una seguridad de salvación falsa. Los líderes de las iglesias fomentan este sentido de falsa seguridad de salvación haciendo que la gente sienta que todo está bien porque asisten y apoyan a su iglesia. Se les hace sentir culpables cuando no lo son.

Dennis Loewn me escribió lo siguiente:
Hace años escuché un cassette de Leonard Ravenhill. Mencionaba que había almorzado con un pastor que era uno de los líderes nacionales de la iglesia americana. Él le hizo le preguntó: “¿Cuándo comenzará la iglesia a ministrar la salvación que hay en Jesucristo?” El pastor contestó, “¡Nosotros estamos ministrando salvación!” Ravenhill no estaba de acuerdo. “No, estáis ministrando la seguridad de la salvación.”

Ravehill estaba en lo cierto. La “seguridad” está siendo dispensada semanalmente a cambio de una asistencia de una hora de duración y unos pocos dólares en el cepillo de la colecta. Esto, con mucho, es el principal producto que está siendo vendido en la iglesia de hoy día. Este es su pan y su mantequilla, y lo mejor es que nadie se meta con ello.

Si Jesús hubiera limpiado el Templo de la venta de la mercadería (nuestros souvenirs, productos-basura de Jesús, es decir su equivalente hoy), los habría vuelto locos. Sin embargo, Su ministerio amenazaba con quitarles el producto principal y más rentable—que el pueblo tuviera que conseguir la justificación de Dios mediante la asistencia al Templo.

Jesús encapsuló este mensaje a la mujer del pozo. Juan 4:20-24. Él le dijo que llegaba la hora cuando los hombres ya no irían más a Jerusalén para adorar al Padre. Todos hemos visto la fea envidia de las iglesias modernas, por mantener su comisión auto-proclamada como el Templo Moderno al que asisten las personas para llegar a ser “justas”. Cuando los judíos vieron y oyeron a Jesús, supieron que su trama había llegado a su fin. De esta forma no les quedaba otra salida que matarle.

Lo mismo sucede con este mensaje. Si hablamos contra las implicaciones materialistas y físicas menores de la moderna mercadería descarada del evangelio, haremos algunos enemigos, y puede que incluso unos pocos amigos. Pero si hablamos a la raíz espiritual, ¡cuidado!, porque la mayoría de las iglesias están dispensando seguridad y enseñando que su organización es el lugar donde recibirla.

Jesús prometió que seríamos odiados y despreciados por causa del evangelio. Él sabía que el mundo no sería la principal amenaza más de lo que fue para Él, sino que nuestros enemigos nos matarían pensando que estarían rindiendo un servicio a Dios.

El Cristianismo americano no es menos apóstata que la mezcla babilónica (talmud) que Jesús encontró en Jerusalén. Esto es innegable. Las iglesias están haciendo un negocio de ladrillos con las almas de los hombres, dispensándoles la seguridad de la salvación y haciendo el proceso tan fácil que nadie tiene la oportunidad de hacerse pobre de espíritu o lamentar por sus pecados. Pablo dijo, “Es necesario que a través de muchas tribulaciones, entremos”. (Hechos 14:22), e “indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad.” 1ª Tim. 3:16.

Cuando nos enfrentemos a sus rostros y les digamos que no pueden por más tiempo seguir engañando al pueblo con esta falsa seguridad de la salvación, todas las promesas de Jesús referentes a ser discípulos perseguidos, se harán manifiestas.

De todas las formas en que se practica la brujería en las iglesias—auto-engrandecimiento, planes ocultos, reclamaciones de dinero, ira, adulación, posesividad, hiper-aceleración, espectáculo, y falsa seguridad de salvación—el legalismo es con mucho, el más astuto enemigo del cuerpo de Cristo.

El sistema de la iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry