Virgilio Zaballos
En
Lucas 8:4-15 Jesús enseña que hay cuatro formas diferentes de
recibir la semilla de la palabra de Dios. Los cuatro terrenos son
ejemplos de los cuatro tipos de personas que -en principio- han
decidido oír el mensaje, pero sólo en uno de ellos se arraigará
firmemente en el corazón, que es el núcleo del ser. Mentalmente las
cuatro personas quieren la semilla. Es decir, comprenden que la
necesitan, que es buena y necesaria para sus vidas; pero una sola
logrará su objetivo. ¿Cuál? ¿Por qué las otras tres no logran su
meta? ¿Que ocurre en el camino que va desde nuestra mente a nuestro
corazón? ¿Por qué no se arraiga la verdad en todos los corazones
que la quieren? ¿Que misterio esconde el hecho de que algunas
personas oyen la palabra de Dios y rápidamente crecen y dan fruto y
sin embargo otras nunca alcanzan la solidez necesaria'?. Escuchemos
la voz del experto labrador.
Los
de junto al camino
son aquellos que
oyen pero no entienden la palabra (Mt. 13:19). La voluntad de Dios es
que “todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”
(1 Tim .2:4). La verdad de los principios espirituales tiene que ser
implantada en el nuevo creyente. Puede haber un tiempo cuando no se
entiende mucho, pero es necesario pasar pronto a la fase de
comprender qué está pasando dentro de mí. Los nuevos convertidos
necesitan una atención especial. Son bebés. Y se requieren padres y
madres espirituales para darles el alimento que necesitan. Son
necesarios los “levitas” que ponen el sentido a la predicación y
los dones de enseñanza funcionando ampliamente. (Ver el ejemplo de
los días de Esdras en Nehemias 8:5-8; y la importancia que tenía en
la iglesia primitiva la dedicación a la enseñanza de los apóstoles
(Hch.2:42 y 5:42). Si el diablo nos roba la palabra no podemos creer
ni salvarnos. Se ha producido un aborto espiritual.
“
Y
los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y
quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven”
(Lc.8: 12).
Los
de sobre la piedra
oyen la palabra y la
reciben con gozo, pero sin echar raíces; creen por algún tiempo, y
en el tiempo de la prueba se apartan (Lc.8:13). Estas personas
experimentan rápidamente un cambió evidente en sus emociones. El
gozo verdadero que contiene el evangelio de Dios revoluciona sus
sentimientos y no quieren avanzar a terrenos mas estables -el arraigo
en las verdades sólidas. Por eso no tienen raíces y cuando cambian
las circunstancias y los sentimientos decaen, se encuentran sin
fuerzas para seguir adelante en medio de la prueba.
“Los
de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con
gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el
tiempo de la prueba se apartan”
La
semilla que cayó entre espinos
es los que oyen,
pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los
placeres de la vida... (Lc.8: 14) Estas personas quieren el reino de
Dios pero sin soltar “los reinos” de este mundo. “Afanes...
riquezas... y placeres” son pilares del sistema mundano. Es
interesante notar lo que dice el texto de Lucas: “Oyen y se van”.
¡Que curioso! Oyen con prisa para volver a “sus asuntos”.
Cumplen con la parte religiosa de la sociedad (cualquiera que sea la
religión) y siguen viviendo igual que siempre. ¡Que osadía! ¡Que
atrevimiento! El apóstol Pablo nos dice: "No
os engañéis (recordar
lo que vimos en el pasaje introductorio de Stg. 1:19-25 al respecto);
Dios no puede ser
burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará
(Gá.6: 7). Jesús
fue claro y cortante con este grupo también:
“La
que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son
ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida,
y no llevan fruto”
Mas
la que cayó en "buena tierra”
son los que oyen y
retienen la palabra oída con un corazón bueno y recto (Lc.8:1-5).
El objetivo de la palabra enviada del cielo es el corazón bueno y
recto. Cuando lo encuentra surge un manantial de vida que produce
fruto con perseverancia. En este caso la persona experimenta “la
normalidad sobrenatural” de la nueva vida en Cristo. En los tres
terrenos anteriores se experimenta una lucha continua -en los mejores
casos- para sostenerse en la fe. Se convierten en el lastre de la
iglesia; son los que requieren mas atenciones y desgastan la armonía
y el dinamismo que debe haber en el cuerpo de Cristo. Las
congregaciones tienen estos cuatro tipos de personas en su membresía:
Los que oyen y no entienden; los que oyen y reciben con mucho gozo
pero sin raíces; los que oyen y se van sin llevar fruto (a veces
regresan tratando que se adopte en la iglesia su estilo de vida
religioso y mundano); y los que oyen y retienen la palabra con un
corazón bueno y recto, llevando fruto con perseverancia. Que pastor
mas feliz el que tenga en sus filas mayoría de estos hermanos..
“Mas
la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y
recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”
(Lc.8:15).
El Milagro de una Vida Equilibrada - Virgilio Zaballos
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