Charles E. Newbold Jr
El
espíritu de Jezabel consulta a los profetas de Baal. Los profetas de
Baal dicen cosas que atraen y atrapan a los deseos de la carne.
El
Acab de Jezabel tenía sus propios profetas de Baal. Ella dejó que
los profetas de Baal comieran en su mesa. 1ª Reyes 18:19. Hacían
cosquillas en sus oídos diciéndole lo que ella quería oír. Quería
oír lo que pensaba que pudiera producir un aumento de poder, control
y grandeza hacia sí.
Ese
era el caso de Acab, cuando se unió a Josafat en guerra contra el
Rey de Siria sobre Ramot de Galaad. Josafát rogó a Acab que buscara
al Señor antes de ir a la batalla. Acab reunió unos cuatrocientos
hombres de los profetas de Baal, y le dijeron que procediera,
asegurándole que el Señor le libraría. Ya estaba en su corazón el
proceder de esta manera, y así, le dijeron lo que quería escuchar.
Josafat preguntó, “¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por
el que le consultemos?” Sin duda alguna, Acab se encolerizó con la
sugerencia. Acab conocía a Micaías pero le dijo a Josafat:
“Le
aborrezco porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal”. No
obstante, Micaías fue consultado y le dijo a Acab lo mismo que los
profetas mentirosos le habían dicho: “Sube y serás prosperado, y
Jehová la entregará en mano del rey.” Acab sabía que no estaba
hablando la palabra del Señor y le ordenó que hablara la verdad. Y
así, le dijo: “Vi a todo Israel esparcido
por los montes, como ovejas
que no tienen pastor.” 2ª Crónicas 18:22 añade, “Jehová ha
hablado el mal contra ti.” ¡Fascinante! Acab sabía que Micaías
no hablaba verdad, que no era la voluntad de Dios que saliera a la
batalla, pero lo hizo de cualquier modo, trayendo su propia
destrucción. 1ª Reyes 22.
Los
“Acabs” de las iglesias
de hoy se rodean de hombres del “Sí”. Seguirán arrodillándose
a sus propios Baales y consultarán a sus propios profetas de Baal
siempre que sean adictos a lo más Grande, lo mejor, y lo máximo.
Más
grande, mejor y más de todo. Edificios de iglesia
más grandes. Mejores salarios. Más miembros. Ofrendas mayores.
Honor, reconocimiento y reputación mayores. Incluso sabiendo que
esto les lleva a su propia destrucción, su insaciable apetito de
aumentos, les empuja hacia delante. Lo hacen, de cualquier forma.
El sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr
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