Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


1 de julio de 2018

ARMONIA ENTRE OIR Y HACER


Virgilio Zaballos

Este es uno de los grandes desequilibrios de nuestra sociedad, tanto de creyentes como de inconversos. La desobediencia es -precisamente- oír el mensaje pero no actuar al respecto. En el cristiano oír y no hacer equivale a incredulidad y desobediencia; así que nos colocamos en una posición de gran peligro para la salud espiritual, cuando permitirnos que la exposición ungida de la verdad no nos mueva a la acción correspondiente. Este es el mensaje de la epístola de Santiago, 1:19-25. Meditemos brevemente en ello. Ser oidor y no hacedor nos coloca en un lugar de engaño. Cuando no actuamos en consonancia con la verdad que sabemos, los espíritus de engaño entran en acción con argumentos sutiles y nos conducen por sendas erradas. "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos (Stg. 1:22).

El que oye y no hace, atrofia (por la falta de ejercicio) sus sentidos espirituales y olvida rápidamente lo que ha escuchado. No puede retener la verdad, por lo tanto nunca experimenta una renovación verdadera de su manera de pensar; ni la palabra de Dios alcanza su hombre interior, dando lugar a la debilidad permanente del hombre nuevo. Ahora sabemos por que existe una debilidad tan desastrosa en muchas esferas de la iglesia de hoy. Una y otra vez encontramos en las iglesias a personas que olvidan inmediatamente lo que prometen hacer. Algunos tienen la enfermedad crónica de hablar y no hacer porque olvidan lo que dicen. Este es un síntoma claro de parálisis espiritual. Se han acostumbrados a oírse a si mismos diciendo cosas que luego no hacen. ¿Por qué? "Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ése es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a si mismo, y se va, y luego olvida como era” (Stg.1:22).

¿Cómo podemos hacer frente a este virus despiadado que neutraliza el fortalecimiento espiritual?. La respuesta nos la da el mismo apóstol Santiago en el siguiente versículo. Mirar atentamente (oír, meditar, asimilar, digerir, creer y establecer en el corazón la palabra de Dios); MAS perseverar (constancia y firmeza en cualquier circunstancia, sin fluctuar); MAS no ser oidor olvidadizo (retiene la palabra viva en su corazón por haberla asimilado), MAS hacedor de la obra (hace lo que dice la palabra en cada área de su vida, la obedece); ES IGUAL A: bienaventurado en lo que hace (experimenta la realización, satisfacción, felicidad y disfruta de la vida en cada faceta).

El Milagro de una Vida Equilibrada - Virgilio Zaballos

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry