Virgilio Zaballos
Jesús
rompió las ataduras racistas del pueblo judío con su propio
ejemplo: Habló con la mujer samaritana (judíos y samaritanos no se
trataban por prejuicios raciales); golpeó la actitud monopolizadora
de la revelación en los fariseos, y deliberadamente escoge una
parábola con protagonista samaritano.
El
pasaje de Lucas 10:25-37 nos muestra a un intérprete de la ley
preguntando a Jesús cosas que el mismo debía saber, aunque lo hace
para probarle. "Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
Él le dijo: ¿Qué
está escrito en la ley? ¿(Cómo lees? Aquel respondiendo, dijo:
Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
todas tus fuerzas, y con toda la mente; y a tu prójimo como a ti
mismo. Y le dijo: Bien has respondido: haz esto y vivirás. Pero él,
queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús ¿Y
quién es mi prójimo?”. ¡Que
descaro tienen algunos! Cuando el hombre religioso no tiene la
misericordia activada en su corazón; no encuentra, o no sabe, o tal
vez no quiere saber quién debe ser la persona a la que mostrarle
ayuda. Quizá esté dispuesto a ser bueno y prestar ayuda a los que
le caen bien y son afines a sus exigencias. Por su parte, la persona
que vive con la misericordia activada, encuentra siempre las
oportunidades para hacerla efectiva.
Pero
vayamos al relato. Es sorprendente que Jesús aquí no se altera ante
la insolencia del religioso, y le responde con una agudeza finísima,
poniendo al descubierto el engaño de la religión. Precisamente los
protagonistas en negativo son un sacerdote y un levita; por su parte
el reconocimiento de Jesús es para un samaritano que, en aquellos
días, contaba con el desprecio de la sociedad judía por su
procedencia “inferior” (2 Reyes, 17:24-41) y su ignorancia de las
verdades de Dios (Jn.4:9,20-24).
Esta
respuesta del Maestro no significa tampoco que debemos pasarnos al
otro extremo, es decir, odiar a los judíos y hacernos todos
samaritanos. No significa que el conocimiento de la verdad de Dios
sea enemigo de la misericordia; o que tengamos que ser ignorantes y
venir de un trasfondo cultural o social bajo para poder acceder a una
vida alejada de la hipocresía. No. Las tendencias humanas son a los
extremos. Jesús dijo que los judíos adoraban lo que sabían y que
la salvación venía de ellos; pero que cuando ese conocimiento de
las Escrituras no tiene repercusión -obras- en la vida diaria, se
vuelve orgullo espiritual; un enemigo muy sutil de la sencillez de
corazón.
“Pero
él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es
mi prójimo?
Respondiendo
Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó
en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se
fueron, dejándole medio muerto.
Aconteció
que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de
largo.
Asimismo
un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de
largo.
Pero
un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue
movido a misericordia;
y
acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y
poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Otro
día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo:
Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando
regrese.
¿Quién,
pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en
manos de los ladrones?
Él
dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo:
Ve, y haz tú lo mismo”
Jesús
vuelve a la pregunta inicial, ¿quién es mi prójimo? , y responde
así a la suspicacia de su interlocutor: “¿Quién, pues, de estos
tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los
ladrones? Él dijo: El
que usó de misericordia con él.
Jesús le dijo: Ve, y
haz tú lo mismo. El
evangelio de Jesús libera nuestra sociedad de la plaga de xenofobia
y racismo. La palabra viviente de Dios transformará a todos aquellos
que la reciben en su corazón y la obedecen. Aquí tenemos un “botón”
de muestra para meditar: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y
humillarte ante tu Dios” (Miqueas,6:8). “Id, pues, y aprended lo
que significa: Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt.9: 13).
“Sed pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso” (Lc.6:36). “Porque juicio sin misericordia se
hará con aquel que no hiciere misericordia; y la
misericordia triunfa sobre el juicio” (Stg.2:
13).
Resumiendo:
Las Escrituras muestran claramente que Dios escogió al pueblo de
Israel con propósitos especiales, y que serian un pueblo apartado de
los demás (Lv.20:26); Sin embargo, les estableció leyes sobre el
trato con los extranjeros que habitaban en Israel (Ex.23:9). Incluso
debían recordar todos los años, durante la fiesta de la Pascua, que
habían sido extranjeros en Egipto y que debían depender de la
bondad de Dios. Israel abandonó los estatutos divinos y volvieron a
ser extranjeros en Babilonia. Eso mismo puede ocurrir a todos
aquellos que abandonan la misericordia hacia los extranjeros y entran
en xenofobia.
La
verdad sobre la creación del hombre, tal como aparece en la Biblia,
nos permite hacer frente a las doctrinas de demonios sobre el
racismo. No puede haber superioridad de razas, sino diversidad de
grupos étnicos; puesto que "de
una sangre ha hecho (Dios)
todo el linaje de
los hombres, para
que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el
orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que
busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle,
aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en
él vivimos, y nos movemos, y somos... Porque linaje suyo somos... y
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en
todo lugar, que se arrepientan; Por cuanto ha establecido un día en
el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón (Jesús) a
quién designó, dando fe a todos con haberle levantado de los
muertos (Hechos,
17:26-31). Todos los seres humanos procedemos de una misma sangre, de
un mismo linaje; descendemos del primer hombre y la primera mujer que
Dios creó en el principio. Por lo tanto, no hay acepción de
personas delante de Dios; lo que sí encontramos en las Escrituras
son diferentes llamados para realizar la diversidad de los planes del
Creador y Salvador.
El milagro de una vida Equilibrada - Virgilio Zaballos
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