Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


20 de julio de 2018

POSESIVIDAD Y PROPIEDAD


Charles E. Newbold Jr

La gente egoísta que gobierna las iglesias es típicamente posesiva y reclama la propiedad sobre sus votantes. Si son tus dueños, pueden controlarte. Si no pueden controlarte, renegarán de ti.

La membresía en las iglesias es una reclamación de propiedad que las iglesias han establecido sobre un número de personas. Todas las iglesias y denominaciones lo hacen. Elige a cualquiera. En 1997, la convención bautista del sur informó de 15.891.514 miembros y 40.887 iglesias. {22}  ¿Por qué tenemos que saber cuántas personas nos pertenecen? ¿Por qué tenemos que saber cuántas personas asistieron a la escuela dominical y al culto de adoración? ¿Por qué es importante comparar esta cifra con “la misma fecha del año pasado? ¿Para quién estamos contando? Contamos porque medimos nuestro éxito con los números.

Me encontraba en una reunión de recién convertido y decidí contar la asistencia. Una voz suave y silenciosa en mi espíritu me interrumpió y me dijo, “No cuentes. Tú no sabes quién cuenta.” Descubrí a tiempo lo cierto que esto era, con el ir y venir de gente. Además, ¿No estamos contando a la cizaña junto con el trigo? Jesús nos dijo que la cizaña y el trigo crecen juntos. Mat. 13:24-30. No siempre sabemos quienes son. Si tenemos que contar narices y saber que estamos incluyendo a la cizaña en esa cifra, entonces tenemos que saber que no estamos contando como Dios cuenta. Estamos contando algo para el Yo.
Quizá, contamos para determinar lo fuertes que somos. La Biblia registra tres veces en las que se tomó un censo de Israel. Las primeras dos veces, Dios lo había ordenado. Dios había mandado a Moisés que censara a toda la congregación de los hijos de Israel a partir de los veinte años de edad, numerando a sus ejércitos. Num. 1. La segunda vez, el Señor le dijo a Moisés y a Eleazar que hicieran el censo de “toda la congregación de los hijos de Israel de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel.”
Num. 26

La tercera vez, cuando el Rey David ordenó tomar el censo por iniciativa propia. 1ª Cron. 21 nos dice como Satanás se levantó contra Israel y provocó a David a censar a Israel. 2ª Sam. 24:1 nos informa sobre esta historia diciendo, “volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: ‘Vé, haz un censo de Israel y de Judá’.” La clave de lo que acontece con todo esto la encontramos en el versículo dos de ambos pasajes. David ordenó el censo diciendo, “para que yo sepa el número de gente.” Dios se disgustó tremendamente con David y envió una plaga sobre Israel que mató a setenta mil hombres. El deseo de David de contar su incremento provocó una gran pérdida. Puso su confianza en la fortaleza de los números, en lugar de en Dios. Fue bueno que Dios contara a Israel. Israel era suyo. No fue bueno para David censar a Israel. Israel no le pertenecía. David buscó la propiedad de la ciudadanía para sí mismo. Fue algo que Satanás le incitó a hacer en su corazón.

Nos fascinan los números. Edificamos nuestra importancia sobre lo grande que percibimos que somos. El tamaño es un asunto de opinión. Para poder determinar lo grande que somos, tenemos que compararnos con otros. Compararnos con otros es un espíritu orgulloso y competitivo que no tiene lugar en el Reino de Dios. Los que gobiernan las iglesias se refieren a “sus” miembros de iglesia como extensiones de ellos mismos. Se valoran por sus estadísticas. Sienten que tienen que poseer a las personas para poder mantenerlas.

Sonny estaba en el campo de baseball con sus hijos una húmeda noche de verano y vio al pastor Gene. Sonny le preguntó, “¿Tienes a alguien aquí?”, “Todos los míos están aquí”, contestó. Sonny se quedó perplejo con su respuesta. Sonny sabía que el Pastor Gene no tenía a sus hijos jugando al baseball esa noche. El Pastor Gene le explicó, “Si son miembros de mi iglesia, son míos.” Sonny lamentó más tarde no haberle preguntado en ese instante, “¿Realmente quieres esa responsabilidad? No son tus ovejas. Pertenecen a Jesús.”

El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry