Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


25 de julio de 2018

LEGALISMO


Charles E. Newbold Jr

Los que gobiernan las iglesias son típicamente legalistas.
Técnicamente, el legalismo es la excesiva conformidad estricta, literal a la ley a un sistema religioso. Bob Hughey dice, “El legalismo es el sistema por medio del cual hacemos cosas para tratar de llegar a Dios.” “Es poner la confianza en la carne, en un intento de encontrar aceptación por parte de Dios.”

Pablo escribió a los creyentes de Filipo en referencia a esto y les dijo que se guardaran de los de la circuncisión (también llamados judaizantes), que enseñaban que “a menos que os circundéis conforme a la ley de Moisés, no podéis ser salvos.” Hechos 15:1. Hicieron de la circuncisión una pre-condición para ser cristiano. Pablo clarificó el tema con los Gálatas diciéndoles, “Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Fil. 3:2-3. El grupo de la circuncisión ponía su confianza en la carne para encontrar aceptación de parte de Dios.

Podemos estar agradecidos por esta controversia que Pablo tuvo con los Judaizantes porque eso le inspiró a marcar una línea muy clara entre la gracia y el legalismo. Sin embargo, desafortunadamente, los que confían en la carne son todavía muchos entre nosotros. Casi siempre gobiernan las iglesias. Por tanto, esta línea divisoria entre la gracia y el legalismo tiene que seguir siendo trazada.

De todos los engaños perpetuados en el sistema de la iglesia, el legalismo es el más alarmante porque parece tan correcto, y sin embargo es tan erróneo. Las obras de la ley, o en términos más actuales, las leyes de la iglesia y de la obra de iglesia—se presentan como “el camino” a la salvación por encima de la obra de la gracia de Dios por medio de Jesucristo. Estas obras se convierten en sustitutos de Jesús.

El sistema de la iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry